Conectar con la naturaleza

En este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, Naciones Unidas nos invita a «conectar» con la naturaleza, a mirarla y a disfrutar con ella. Los que me seguís, tanto por este blog como por redes sociales y vídeos, bien sabéis que hacer precisamente eso, conectar con ella, es lo que más me gusta y siempre que puedo os animo a que lo hagáis. Para ello, no hay que irse muy lejos, sobre todo en Euskadi. Tenemos la gran suerte de poder pisar verde en muy pocos minutos. Más que poder, sobre todo para los que vivimos por aquí, es cuestión de querer. Y no hace falta pegarse grandes pechadas, ni ser super deportistas. Tenemos recorridos para todas las edades y niveles.

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Este fin de semana en Gorliz, de tanto observar, al final acabé siendo yo observada por este curioso nuevo amigo.

Para saber valorar la naturaleza en nuestras vidas, nos animan a andar por el aire libre y descubrir su belleza e interactuar alegremente con ella. En definitiva, nos alientan a explorarla y pasárnoslos genial en este medio. Quizás porque saben que cuanto más se conoce el mundo natural, más se le quiere y se le aprecia. Y a las cosas que se quieren, se las cuida y se las protege. Sobre todo si lo hacemos desde la infancia. Si desde pequeños hemos considerado la naturaleza como un bien preciado, es más complicado que en la edad adulta promovamos acciones dañinas contra ella.

Desde el año 1973, todos los 5 de junio, nos vienen recordando la importancia de saber convivir con la naturaleza y la necesidad de preservar el Medio Ambiente. Incluso el buscador más usado de la red, Google, se ha sumado este año a esta iniciativa y ha coloreado sus letras de verde y ha transformado su «l» en un pequeño árbol verde con dos hojas. Todo para llamar nuestra atención sobre el medio natural. Un mensaje que quizás se haya vuelto más relevante en los últimos días, debido a la última decisión de Donald Trump de retirar a su país del Acuerdo Climático de París, escudándose en la defensa del empleo en EEUU y sosteniendo que no somos responsables del cambio climático.

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Aquí de cuando estuvimos con los apicultores de La Alcarria aprendiendo todo sobre las abejas, unas grandes trabajadoras.

Desde Naciones Unidas, nos recuerdan que existen miles de millones de habitantes de zonas rurales en todo el mundo que pasan su jornada diaria «en conexión con la naturaleza». Ellos, nos cuentan, son muy conscientes de que dependen de que la naturaleza les provea de su modo de subsistencia. Por eso, en mi opinión, es importante y muy ilustrativo conocer la labor de los trabajadores del mundo rural de primera mano con visitas a granjas y caseríos. No solo les ayudas a promover su negocio, también favoreces un modo de vida sostenible y que ayuda a preservar nuestros paisajes. Además, muchas veces es así como nos damos cuenta de la dependencia que tenemos respecto a la naturaleza y lo vulnerables que somos sin ella. Sobre todo es increíble la dependencia de la vida en el planeta respeto a la abeja y su situación es muy muy alarmante. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) nos alerta de que el declive de las abejas está ocurriendo en todo el mundo y que el resto de polinizadores están en la misma situación.

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En el Caserío de Maider Unda y con el asturiano Manuel Niembro aprendiendo a segar.

Naciones Unidas también nos menciona que son estas personas precisamente las que sufren primero las amenazas que los ecosistemas afrontan, ya se trate de la contaminación, del cambio climático o de la sobreexplotación. Por eso, nos adelantan que los economistas están desarrollando las maneras de medir el valor multimillonario de los denominados «servicios de los ecosistemas», que abarcan desde la actividad de los insectos cuando polinizan los árboles frutales, hasta los beneficios espirituales, para la salud o recreativos que aporta practicar senderismo. Cabe destacar en nuestra tierra la labor del pastoreo. No solo ayuda a preservar un ecosistema único, sino que además controla los incendios y preserva este paisaje verde tan nuestro y característico.

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