El premio al árbol con mejor sombra es para…

Algunos en verano van en busca del sol y están deseando que los rayos tuesten su piel, otros en cambio vamos buscando la mejor sombra donde cobijarnos, sobre todo esos días despejados cuando parece que el astro rey no da tregua. Un propósito que con los años se va consolidando, es como si el cuerpo tuviese un tope de sol y poco a poco nos lo va advirtiendo, por lo menos eso me pasa a mí. Los que vamos en busca de este bien tan preciado, sabemos que la mejor sombra es la de los árboles y si le acompaña debajo una buena mata de hierba mejor que mejor.

En un bosque de Bizkaia debajo de un frondoso roble

Buscando, buscando, nos surgen algunas dudas, muy importantes si es que nos vamos a echar un largo rato a los pies de uno. ¿Cuál es la mejor sombra? ¿Qué árbol será el que mejor nos proteja de los temibles rayos del sol? Todos hemos escuchado eso «de la higuera, la sombra no es buena; y la del nogal trae mucho mal». ¿Pero qué hay de cierto? La sabiduría popular en ocasiones es muy sensata. La higuera es un pequeño árbol de copa grande y frondosa que invita a tumbarse sobre sus raíces pero no es oro todo lo que reluce. Este arbusto originario de Asia despide un olor, casi asfixiante, debido a que contiene un jugo lechoso, un látex, también conocido como leche de higo que fluye en cuanto se corta. Se utiliza para eliminar verrugas pero en mucosas es irritante y puede producir alergias. A la higuera y su peculiar olor se le atribuyen incluso cualidades mágicas. En Donibane Lohitzune se cuenta que el que se pone debajo de su sombra en San Juan aprende a tocar el violín. (Pikondo baten azpian musika-tresna batekin jartzen denak berehala ikasiko du tresna hori jotzen.)

Con el nogal (Intxaurrondo en euskera) pasa algo por el estilo. Su sombra es muy apetitosa porque a simple vista tiene muy buena copa y esta es alta. Pero las hojas y las cáscaras de los frutos de este árbol caduco contienen mucha cantidad de taninos, lo que con el contacto puede producir toxicidad. Está claro que estar debajo de la higuera y el nogal no acarrea mucho peligro. Aunque una siesta no sabemos, ni cuanto puede durar, ni si acabaremos con una de sus cáscaras en la boca, sobre todo si eres de esos que duerme a pierna suelta. No obstante, dudo que también en este caso suceda nada grave.

Nosotros por si acaso nos decantamos por la sombra del roble. ¡Qué maravillosa que es! Este árbol, oriundo del hemisferio norte, es frondoso y de gran copa. Además deja entrar algo de luz a sus raíces por lo que es fácil encontrar hierba bajo su tronco. Además tiene mucha altura por lo que su sombra es alargada, puede llegar a medir más de 40 metros. Y aquí os podéis echar tranquilos a dormir, no es un árbol tóxico. Su corteza tiene una cantidad importante de taninos que se utilizan como remedio natural pero tenemos que ingerirla en grandes cantidades.

Descansado bajo un roble joven

El roble o aritza en euskera, es un árbol muy vinculado a nuestra cultura. No es casualidad que los fueros se hayan firmado durante siglos bajo su sombra. Se creía que tenía poderes mágicos y que poseía un espíritu propio. El roble ocupa un lugar de honor y es símbolo de resistencia y fiabilidad entre los vascos. Desde luego que a mí ¡me encanta su sombra! No obstante para los días de mucho calor este árbol ¡no es el adecuado! Según la tradición popular la mejor sombra para esos días asfixiantes de calor es,…. ¡¡el haya!! o como se le conoce por aquí, pagoa. Y si no mirar esta foto de hace unas semanas en Urkiola. Así que, The Oscar goes to,… El premio al árbol con mejor sombra va para el haya o como lo conocen los científicos el Fagus sylvatica.

En uno de los hayedos de Urkiola hace unos días

Son árboles que no dejan pasar casi los rayos de sol, a sus pies no crece apenas hierba y sobre todo, ¡¡tiene una sombra muy fresca!! Sus árboles desprenden una humedad que les hace ser el mejor sitio para esos días de olas de calor, quizás sea porque necesitan de terrenos con agua para crecer. Su olor además es una maravilla. Los hayedos tienen un no se qué, que qué se yo, que atrapan. Es uno de nuestros grandes tesoros, normalmente este árbol de la familia de las fagáceas, crece en grupo, así que es difícil verlo solo. Nuestra cordillera es uno de sus refugios junto a los Pirineos en la Península Ibérica. Si este verano no sabéis donde meteros por el calor, apuntad, un hayedo es el mejor sitio para resguardarse.

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