Una joya postal

Durante mucho tiempo, la modalidad postal posibilitó el placer de jugar al ajedrez a personas que por distintas razones tenian dificultades para competir, como podía ser su profesión de farero, vivir en una población pequeña, o padecer alguna enfermedad. Lo peculiar de su disputa ha dejado para la posteridad no pocas joyas escondidas de personajes desconocidos como el caso que reflejamos a continuación.

Imbaud – Strumilo
Correspondencia 1922
1.e4 d5 2.exd5 Cf6 3.Cc3 Cxd5 4.Ac4 Cb6 5.Ab3 Cc6 6.Cf3 e5 7.d3 Ag4 8.h3 Ah5 9.Cxe5 Axd1 10.Axf7+ Re7 11.Ag5+ Rd6 12.Ce4+ Rxe5 13.f4+ Rd4 14.Txd1 Re3 15.0–0 Cd4 16.Tde1+ Ce2+ 17.Txe2+ Rxe2 18.Ah5+ Re3 19.Tf3+ Rd4 20.Af7 Cd5 21.c3+ Cxc3 22.bxc3++

La Inmortal Postal

La modalidad del Ajedrez Postal, dada su naturaleza paciente ha proporcionado al juego numerosas joyas a manos de ajedrecistas que en la competición viva nunca destacaron. Entre dichas joyas, sobresale la que se ha dado en denominar “La Inmortal Postal”, partida a la que no le falta de nada: jugadas extrañas; sacrificios de dama; coronaciones; y mate in extremis.
Su visionado puede aprovecharse para explicar cómo se jugaba a esta modalidad antes de la llegada de Internet.

Sundin, Karl Arvid – Andersson, Erik
Correspondencia 1964
1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Ab4 4.e5 Dd7 5.Ad2 b6 6.f4 Ce7 7.Dg4 g6 8.Ab5 c6 9.Ad3 Aa6 10.Axa6 Cxa6 11.De2 Db7 12.Cf3 Tb8 13.Rf2 Axc3 14.bxc3 c5 15.Db5+ Cc6 16.Tab1 0–0 17.g4 Ca5 18.f5 Cc4 19.f6 Cc7 20.Db3 Dc6 21.Ah6 Tfc8 22.h4 a5 23.h5 a4 24.hxg6 fxg6 25.Cg5 axb3 26.f7+ Rh8 27.Cxh7 bxc2 28.Cf6 cxb1=D 29.f8=D+ 1–0