Carmen Vidal: la autentica formula de vivir la veterinaria

Hoy no hablaré de perros, hablaré de Carma Vidal, LA VETERINARIA.
Ya hace unos años, Roge Blasco la incluyó en su libro de bilbaínos excepcionales. Y  desde que le conocí, en la clínica a la que en su búsqueda de empleo, había llegado recientemente a trabajar, era evidente, que tenía luz propia. Me puse  bajo su tutela profesional,  esto hace casi 30 años.

El mes pasado le concedieron el ll Premio Jane Goodall, otorgada por la Universidad de Alicante. Esta Universidad, junto al instituto Jane Goodall, crearon la Cátedra del mismo nombre, cuyos objetivos son el análisis, la investigación, la formación y la divulgación para la conservación del medio ambiente, incluyendo (y esto me parece lo determinante) a las sociedades humanas locales como protagonistas del proceso. Este es el aspecto que hace que el premio cobre, en mi opinión, el doble de valor. La labor que desarrolla en una de las comunidades humanas más vulnerables del mundo, por la guerra, la fragilidad de sus infraestructuras, la falta de recursos (a ojos de nuestra sociedad) y el olvido por parte del resto del mundo.
Carma, es una persona tan cercana que hace que no te des cuenta de la excepcional oportunidad que tienes de hablar con ella, cuando está en Bilbao. La última vez, fue en la cena de Navidad de VAPAV (Veterinarios Asociados de Pequeños Animales de Vizcaya) en Abando.Los compañeros veterinarios la vemos como la clínica que dedica su vida a la supervivencia de los chimpancés  en el Congo. Que cada vez está más cerca de Kivu, en la selva, que de su trabajo en la clínica veterinaria del Ensanche.
Ella reúne en una única trayectoria profesional, la pasión por los amores perros, con la dedicación a los más olvidados, esquivando de forma contundente a aquellas voces que en ocasiones suelen acusar de frívolos a los amantes de los animales. Y además, Carma lo hace con alegría.