TRASPARENCIA, el futuro de la seguridad alimentaria

En Nueva York, las autoridades sanitarias catalogan y hacen público el nivel sanitario de los restaurantes. La transparencia es la mejor forma de validar y acercar la seguridad alimentaria al consumidor de a pie.

TRASPARENCIA, el futuro de la seguridad alimentaria

 

 

Con la crisis económica y la desconfianza generalizada del gran público hacia los alimentos que consumimos, algunos creemos que es el momento de revisar muchas de las estructuras indiscutibles sobre las que se sustenta el sistema sanitario. Entre ellas el papel de las autoridades en los sistemas de autocontrol, y la utilidad real de estos Appcc`s en los pequeños y grandes productores.

Durante años hemos cometido el grave error de seguir “a ciegas” la política ortodoxa y endogámica (de despacho técnico a despacho técnico) del departamento de salud alimentaria, sin conseguir la implicación de empresarios, responsables de calidad, manipuladores de alimentos y otros agentes.

El resultado de todo esto en los últimos 10 años, ha sido el de crear sofisticados sistemas de vigilancia incomprensibles para los no “técnicos”, que se abandonan por desidia y aburrimiento. Y que por lo tanto no trascienden nunca al consumidor, que es en definitiva el acreedor final de las mejoras obtenidas.

Si no, pregunten en la calle si la gente de a pie sabe lo que es el appcc, o el número de visitas de inspección que recibe un restaurante al año, o de qué forma se controla que aquello que se publicita en el etiquetado es veraz.

Hace unos días, en un foro de seguridad alimentaria, se expuso el sistema de divulgación que tiene el departamento de salud de la ciudad de Nueva York, y me llamó poderosamente la atención.

Este departamento cuenta con un espacio en la página del ayuntamiento donde publican la catalogación de los restaurantes en función de los resultados obtenidos en las inspecciones sanitarias realizadas en los establecimientos de la ciudad.

Para ello, caminan por tres vías cuya estación final es una ventana abierta a través de la cual el consumidor se asoma al establecimiento con absoluta transparencia.

 

 

  • ¿Para qué? En una primera vía expone la importancia del proyecto para el gran público.

Mil millones de comidas son consumidas en un año en estos restaurantes. Son hospitalizados más de 6000 por intoxicaciones alimentarias y unos 20000 pasan por urgencias con cuadros relacionados con la comida. Para más del 80% de la población, es importante conocer las condiciones sanitarias que hay detrás de la puerta de la cocina. Como ejemplo podemos ver el éxito de realitys del tipo “Pesadilla en la cocina”. El 75% lo estima como un valor de elección del restaurante.

  • ¿Por qué o con qué? En el segundo camino, se explican los requerimientos básicos de higiene que se tienen en cuenta:
  1. La higiene general de los manipuladores, manos, vestuario, etc.
  2. Mantenimiento de las temperaturas frías o calientes hasta su consumo.
  3. Instalaciones y superficies adecuadas.
  4. Medidas para evitar las contaminaciones cruzadas.
  5. Planes de desratización, desinsectación y desinfección.
  6. Al menos un jefe de equipo con la formación adecuada en materia sanitaria.
  • ¿Cómo? Por último la tercera vía informa del sencillo sistema de valoración en base a inspecciones puntuables que sitúan al establecimiento en un grupo A, B, C, Excluido o sin auditar. Y propone el calendario de inspecciones, sus frecuencias, las visitas de seguimiento, etc.

Después de casi tres años de desarrollo del plan, los resultados son más que satisfactorios. Con una sustancial mejora de los locales, una reducción de las quejas e intoxicaciones, y sobre todo una mayor implicación de los operadores, manipuladores y el propio consumidor o comensal.

 

En mi opinión, la transparencia es la asignatura pendiente para acercar el trabajo de las instituciones públicas en materia sanitaria alimentaria, y ejemplos como este nos deben de servir como excusa para hacer una profunda autocritica a todos los que estamos implicados en esta vigilancia.

 

IAS

 

Eroski frente a la OCU,¿ estaba o no la carne de caballo en las hamburguesas?

Desconfianza, es el estado de ánimo general,  y posiblemente la mecha que prenda finalmente el polvorín alojado en los cimientos de la estructura del sistema.

No obstante, voy a romper una lanza en favor  del sistema  de vigilancia de los alimentos. Si la democracia, teóricamente, debe sustentarse sobre la independencia de los tres pilares, legislativa, ejecutiva y judicial, el entramado de competencias permite designar a la autoridad de un pilar desde la potestad de otro, enmarañando finalmente esta división.

En cambio, en Seguridad Alimentaria, contamos con los productores por un lado, los distribuidores por el otro y la autoridad sanitaria por el otro, frente a un consumidor cada vez más informado. Estos últimos cuentan con una herramienta llamada O.C.U. que vigila a los dos primeros, investiga, saca conclusiones e informa a los usuarios de las mismas. Además de esta organización institucional, contamos con otras herramientas como CONSUMER, ligada al grupo Eroski, que también efectúa sus valoraciones sobre los diferentes alimentos. Tanto unos como otros, suelen provocar enfurecidas reacciones por parte de los peor valorados e incluso de las asociaciones que los representan. No obstante, debo decir que en la mayoría de ocasiones solo quedan en altisonantes amenazas.

Por citar los últimos titulares, al respecto de informes de valoración emitidos por la OCU:

 

  • Nueve marcas de aceite cometen fraude en su etiquetado de aceite de oliva virgen.
  • Bebemos peor leche que hace 10 años.
  • Detectada carne de caballo en hamburguesas.
  • Conservante en 6 de las 20 muestras realizadas.

Desde mediados de Enero, salta a los medios la presencia de ADN de caballo en hamburguesas en Inglaterra. Posteriormente, la OCU publica un estudio sobre diferentes marcas de “burguer meat” , donde incluye la detección de carne de caballo, entre sus pruebas.

Una de las hamburguesas muestreadas es la “basic” , marca blanca de Eroski, y producida por el grupo Campofrío en su línea de “carnes Selectas”. Esta da positivo al ensayo de ADN equino. Esto provoca una respuesta por parte de Eroski, que retira su producto e inicia una investigación al respecto. Resultado, presenta un comunicado en el que con el aval de un laboratorio independiente ratifica que no se ha detectado presencia de carne de caballo en sus hamburguesas.

Contrarréplica por parte de La OCU, que señala que son diferentes lotes los ensayados y por lo tanto pueden ser no coincidentes en los resultados. Pero se felicita por la retirada del producto y la preocupación con medidas correctoras que ha suscitado su estudio.

¿Pero quién tiene razón?¿Y quién miente?¿Cual es la verdad?

En mi opinión la verdad absoluta no existe. Es el mundo intermedio entre lo REAL y la percepción moldeada que hacemos o tenemos de ella. Me temo que sí se detectó técnicamente el ADN de caballo, pero la responsabilidad por parte de Eroski, le obliga a dar una respuesta. Y esta, en definitiva es la revisión y prueba de las medidas correctoras, hasta la verificación de que “ya” no hay carne de caballo en las hamburguesas Eroski.

En conclusión, si en todos los ámbitos del sistema pudiéramos contar con elementos independientes, que se vigilan mutuamente y cuyas actuaciones redundan siempre en la mejora del alimento, tendríamos un sistema casi satisfactorio. Solo una pregunta:

¿Dónde está Sanidad?

Ellos no vigilan sino la INOCUIDAD  de las hamburguesas, y estas son todas aptas para el consumo. En otros aspectos, el fraude es algo más complejo de perseguir.

 

IAS

P.D.  Los medios no descansan,si el año pasado estaba de moda el champú de caballo, ahora volvemos a tener de moda al caballo, pero en los alimentos.Se ha detectado que en la lasana findus del Reino Unido tambien contiene carne de caballo.

Crisis, qué crisis? Euskal Esnea II

 

 

 

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El tiempo suele poner a  cada uno en su sitio, pero esto no quiere decir que sea justo, ni si llegarà a tiempo. Hace unos meses, dediqué un post a la realidad IRRESPIRABLE que viven los “baserris”, y en concreto, a los pocos productores de leche que quedan en nuestro territorio.

La explosión mediática que  ha supuesto la presentación de la Euskal Esnea, por parte de un puñado de productores Karrantzanos, y la denuncia por parte de kaiku hacia estos, no hace sino reflejar una situación de desesperación. Y esta te obliga a recurrir  a cualquier fórmula para salir adelante. En esencia, creo que esta última línea resume el trasfondo de todo el conflicto.

Es increíble la cantidad de comentarios que ha suscitado el tema en los medios. Y eso sin utilizar en ningún momento términos como sexo o gratis. Pero es que es un tema muy pasional, que mezcla, tradición, sostenibilidad, economía liberal, multinacionales, y raíces, identidad propia y lengua, transparencia y sobretodo supervivencia.

Por una parte está Kaiku, que no debemos olvidar que nació con ideas similares a la kooperativa Karrantzana, para afrontar una época difícil de cambios en el sector. Ellos alegan que no todo el proceso se realiza en Euskalherria, la leche se envasa en Soria, y que por tanto, no puede etiquetarse en euskera. Esto es cierto, pero es que aquí no hay posibilidad de hacerlo. Y además, dudan de la procedencia de la leche.La trazabilidad es un sistema para conocer la procedencia y el camino que sigue un alimento, pero no sé si es tan eficaz como para evitar trampas eventuales. No obstante, la excepcionalidad corrobora la norma o la intención inicial. Es decir, en un envase de leche, tenemos:

  • Un cumplimiento irregular del R.D. 1334/99, que es la normativa para el  etiquetado alimentario, por el uso único del Euskera. Pero podríamos hacer uso del posterior R.D.1169/ 2011, sobre la información facilitada al consumidor, en cuanto a que se trata de leche de pequeños productores de aquí que envasan en una planta española. No creo que haya ánimo de engañar en este sentido.
  • El uso de una denominación geográfica, EH, que aprovecha el valor añadido, que para muchas personas tiene el hecho de ser elaborada por personas de aquí. El uso de de este valor se realiza por parte de todos, danone, gurelesa, beyena, kaiku, bizkaia, etc.
  • La dificultad de identificar a través de la trazabilidad la procedencia real de la leche (EH, Navarra, Iparralde).
  • La reivindicación de un producto indispensable, sometido a convertirse en el cebo de la venta en grandes y medias superficies. Por la tanto, sumido en la necesidad de cumplir con los [Enlace roto.] en una economía de libre mercado, disponibilidad (grandes superficies), durabilidad (que me permita almacenarlo en tiempo) y economía (barato).

Pero lo que más hecho en falta es que casi no se habla de calidad.

  • Una leche fresca, no es una leche UHT o en tetrabrik, pero sin embargo es objeto de la polémica, pues es la que más se vende. Así somos de cómodos. La leche fresca es pasterizada
  • Entre las leches pasterizadas, hay grandes diferencias entre las de alta y baja pasterización. Pero cualquiera de ellas son un rotundo fracaso de ventas. Incluso en los dispensadores refrigerados a granel que se posicionaron en puntos estratégicos. Pasada la euforia de su presentación en sociedad, las ventas fueron disminuyendo.
  • Los pequeños productores solo tienen localizaciones concretas para mantener su labor, en los mercados rurales, en fiestas o monográficos. La cruda realidad es que en la selva del mercado neoliberal, la industria alimentaria sufre como la que más y acaba concentrándose en media docena de marcas internacionales que nos proporcionan más de la mitad de lo que consumimos. En EH solo contamos con dos denominaciones de origen reconocidas en la UE. Todos los demás productos cuentan con el Eusko Label y todo el esfuerzo realizado, ímprobo, tiene sobre todo, solo repercusiones en el mercado interior. Tenemos una gastronomía 5 estrellas, pero no vendemos nuestras materias primas para desarrollar esta virtud culinaria.

Al final, como resorte publicitario habrá tenido efecto. Pero debemos abordar el tema en profundidad o nuestros productores primarios desaparecerán.

IAS

Crisis , Qué crisis?.Soy baserritarra!

 

No he podido evitarlo, en esta ocasión no hablaré de animales de compañía .La coincidencia de informes en publicaciones especializadas y noticias en los medios, sobre la situación de los productores primarios agropecuarios, me obliga a hacer un esfuerzo por  empatizar con ellos.

Dos sendos estudios encargados por la UE y ELIKA (fundación vasca para la seguridad alimentaria) realizados  euro y euskobarometro ponen de manifiesto que

  • Tres de cada cuatro europeos muestran su preocupación por la disponibilidad de alimentos en el mundo.
  •  Además, la mayoría refleja que es indispensable la labor de los pequeños productores, baserritarras, para mantener el ecosistema y proteger las zonas rurales.
  • En Euskadi, más del 80% de la población tiene seguridad en los alimentos que consume, el 67%  estaría dispuesto a pagar más, por productos que respeten el medio ambiente y el bienestar animal.
  •  El 70% de los vascos considera claro que los productos ecológicos son más seguros,  pero solo la mitad los ha consumido en alguna ocasión.

Sin embargo, la actual situación del caserío vasco es INSOSTENIBLE. Incluso en áreas donde hasta hace pocos años, aún se mantenían como núcleos de pequeña producción en leche, carne, y hortalizas, como Karrantza o Arratia, el acoso desde varios frentes es mayor que nunca.

Veamos los frentes que sitian al baserri que produce leche:

  • Desde hace más de dos años, el cambio en la política empresarial de Kaiku, obligó a Iparlat a desligarse de Kaiku, presionado por su mayor cliente Mercadona. Esto hace  que uno de los motores, nacidos de la convergencia cooperativa vasca para hacer frente a la nueva situación de mercado de los años 90, cambiara de carburante y este se refleje en precios y en los mapas de recogida de leche.
  • Recientemente, Emmy, la multinacional Suiza se hace con la mayoría de Kaiku, con la consiguiente pérdida de identidad. Y una nueva política de inversión, expansión y crecimiento en el ya colonizado mercado africano.

 

  •  Se intenta, por fin, introducir un plan de control de higiene de la producción primaria, el llamado cuaderno rojo de explotación. Esto es, la implantación (que no implementación como anglicismo) de los sistemas de calidad que toda empresa alimentaria debe de cumplir. Eso sí, pese a los intentos iniciales, desde la base más simple, es decir desde los planes de apoyo o prerrequisitos. En estos, si el pequeño productor quiere entrar con sus productos, en la cadena alimentaria, debe tener un control de seguimiento sobre la limpieza y desinfección que realiza, sobre la vigilancia en los piensos y medicamentos que dispensa, sobre la gestión de los residuos y el plan sanitario global. Esperamos no cometer los mismos errores que se han dado para la implantación de estos sistemas en el sector secundario.

 

  • Si [Enlace roto.] acusa a Kaiku de dar la espalda al ganadero vasco, es porque la distancia entre el esfuerzo realizado hace 20 años para aunar esfuerzos a través de una sola productora y  la situación de hoy, es tan evidente que la competencia (Danone) entra a saco     para ganarse esta pérdida de IDENTIDAD.

 

  • Se importan cantidades ingentes de leche de Francia a precios fuera del mercado de nuestro entorno.

 

Qué leche debemos comprar?, de Soria?

En definitiva, que hemos evolucionado tanto que estamos de regreso a los inicios.

 

IAS