SALIMOS COMO UN COHETE

Domingo 19 de marzo de 2017

Asamblea 24 d marzo de 1977Franco en su testamento nos dijo que había dejado la cosa atada y bien atada por lo que tras su muerte había que desatar aquel tinglado que seguía manteniendo una apolillada estructura dictatorial sin libertad. Y para eso el año 1976 y 77 fueron cruciales. Años de abrir ventanas e ir limpiando la porquería. Lo impidió casi todo ETA que, para sorpresa general, decidió seguir matando, extorsionando, secuestrando, robando y haciendo lo posible para imponer su modelo totalitario por la vía armada. No consiguió nada más que impedir el Aberri Eguna en Iruña en el 76, asesinar a policías, guardias civiles y empresarios como lo hizo con Aingeru Berazadi. Puestos a matar se dedicó a hacerlo con guardias civiles que quitaban ikurriñas-trampa de los postes y, desgraciadamente, a esa locura se le opuso una igual pero en sentido contrario que surgía de las cloacas policiales, de una extrema derecha que tomaba el nombre de Cristo Rey, de gentuza como el capitán Hidalgo que disfrutaba con la tortura, de los llamados “Incontrolados” y de todo un bunker que quería la continuidad de un franquismo sin Franco o de una policía franquista que mataba, como el caso de los cinco obreros en Gasteiz.

Pero la sociedad bullía y tras el nombramiento de Suárez, se abrió algo la mano y la ikurriña, a pesar de Fraga, salió en Anoeta de las manos de Kortabarria e Iribar, pero también pudimos recordar en Bergara el centenario de la abolición foral, mientras la palabra Amnistía lo llenaba todo, Uzturre volvía del exilio en septiembre y Amparo Bengoa era cruelmente torturada. Y con un indulto escaso salían de Carabanchel Antón Landa, Carlos Zarraga y Joseba Goikoetxea, últimos presos del EAJ -PNV, encarcelados por “propaganda Ilegal”. El Euzkadi era el órgano interno que daba noticias y, en su reparto, creaba organización. Habíamos tenido una caída el 1 de abril, pero ya sin cárcel.

Desde el punto de vista político, y no fiándose mucho de las Platajuntas existentes, el PNV sacaba la cabeza debajo del agua y decidimos prepararnos para la pelea política y para ello pusimos en marcha nuestra experiencia democrática y decidimos renovar su ideario y hacerlo de abajo-arriba. Se encargaron cuatro ponencias (organización, política, socioeconómica y cultural) que fueron analizadas en incipientes organizaciones municipales que suplían en entusiasmo y en ganas de discutir, todas las lagunas que había en una situación donde los batzokis seguían incautados y el debate político era desconocido. Pero se hizo de forma ejemplar y concienzudamente   de tal manera que para diciembre del 76, todo aquel tinglado estaba preparado para el empuje final y para salir del horno, como un cohete. El “viejo y anquilosado” partido combinaba en ese momento experiencia, olfato político y juventud y sobre todo unas ganas inmensas de comerse el mundo, frente a la sopa de siglas que creían que el PNV era solo un recuerdo del pasado. Pero nosotros, con la película “Los hijos de Gernika”, las charlas, el boca a oído, el reparto del Euzkadi, los mil contactos, íbamos afiliando gentes que querían comprometerse en aquella situación de incertidumbre, en la que Julio Jauregui era el portavoz de una plataforma de partidos vascos y manteníamos nuestra presencia en el Equipo Democristiano del estado español porque ,tras la experiencia republicana, sabíamos que teníamos que tener interlocutores en Madrid. De hecho en febrero de 1977 se celebró en Madrid el “Encuentro con Europa”, gran concentración europea socialcristiana donde Ajuriaguerra se presentó con sesenta militantes y donde Luis Arredondo hizo sentarse a Aldo Moro, primer ministro italiano, que entró en la sala cuando hablaba el PNV.

Y tras las asambleas regionales y la elección de ejecutivas y asambleas territoriales el 24 de marzo, de 1977 Iruña fue el norte y faro de todos los vascos que se dirigían a esa ciudad, para participar en la Asamblea Nacional del Partido Nacionalista Vasco. A las 6 del 25 los salones donde se celebraba aparecían ya llenos. Una hora después Juan de Ajuriaguerra abría el acontecimiento pidiendo a los participantes «que Dios os ilumine en esta Asamblea en la decisión y nos dé a nosotros: empuje y prudencia, corazón ardiente y mente fría, fortaleza en nuestras decisiones y respeto a los demás en las suyas».

Quedaban trazadas, por así decirlo, las normas de juego. Se procedió a continuación a la discusión del reglamento interno de la Asamblea propuesto por el EBB y se aprobó tras dos horas de discusión. Allí, como tiene que ser, todo se discutía. Se procedió después a designar por elección la Mesa de la Asamblea. Ajuriaguerra, que la presidía, propuso un representante de cada territorio y un presidente navarro, por ser Navarra la anfitriona de la Asamblea de 1977. Fueron elegidos por aclamación: Carlos Garaikoetxea, Presidente; Pello Irujo, vocal por Navarra; Periko Arrizabalaga, por Áraba; Txomin Saratxaga, por Bizkaia y Jesús Mari Alkain, por Gipúzkoa. Se imprimió un ritmo rápido y ágil a las discusiones y para la una de la madrugada estaba ya concluido el estudio de la ponencia de Organización. Ajuriaguerra y Bergara, la habían pulido ya en Frankfurt en el hotel Holliday Inn,ya que estaban en una gran feria de electrodomésticos y ferretería, ya que los dos trabajaban en ese gremio. Hubo un intento de quitar el Jel del nombre, sustituyéndolo por Abertzale, EAA en lugar de EAJ que tras ardiente discusión, no prosperó. El PNV dejó de ser confesional, pero admitió la inspiración cristiana de sus postulados.

Al día siguiente, 26, Xabier Arzalluz se encargó de la defensa de la ponencia política, flanqueado por sus colegas de la citada ponencia en las otras tres regiones de Euzkadi. Es de destacar que fuimos el único partido en 1977 que puso a Europa como referente de futuro, recogiendo la experiencia de nuestros mayores.

Después de comer, se estudió la ponencia cultural, liderada por Iñigo Aguirre, siendo, como se esperaba el punto más debatido, el euskera. La mesa de la ponencia socio-económica estaba presidida por Kepa Sodupe. Ese mismo día, a propuesta de Bujanda, se aprobó por unanimidad la designación de Jesús de Solaun, como Presidente del Tribunal Supremo del Partido y cuando salió la noticia, el Presidente del Tribunal supremo español salió diciendo que ese nombre solo lo podía utilizar él.

El último día, 27, se hizo la revisión política y rendición de cuentas interviniendo Arzalluz y Ajuriaguerra. A petición de Antón Ormaza se designó a Iruña capital de Euzkadi y la independencia como el norte de nuestra política. Luego siguieron las resoluciones que el partido editó en otros folletos. Ajuriaguerra hizo una exposición general de la labor realizada por el Partido desde la Asamblea anterior hacía 43 años. Luego hablaron Garai­koetxea, Julio Jauregui, Joseba Azkarraga, Arzalluz, Gerardo Bujanda y Pedro Basaldua, y terminó el acto, en medio de gran entusiasmo, con el «Gora ta Gora Euzkadi», el himno nacional vasco, que no es el Agur Jaunak..

El Lehendakari Leizaola estaba en el exilio y no quisimos jugaran con él, como lo hizo Tarradellas y propiciamos el regreso de aquel magnífico navarro llamado Manuel de Irujo, al que trajimos en una avioneta, con escala en Hondarribi. Al llegar a Noain, levantando los brazos dijo aquello de “¡Cuarenta años de exilio os contemplan!”. Don Manuel fue uno de los referentes de aquella asamblea donde rendimos tributo de agradecimiento a los burukides que habían aguantado una dictadura de cuarenta años, a los sindicalistas y a sus familias. Allí estuvieron las viudas del Lehendakari Aguirre, de J.M. Lasarte, la presidenta de Emakume Abertzale Batza Dña Concha Azaola, Pedro de Basaldua, Manu Robles Arangiz, Joseba Elosegui, Jean Etcheverry Ainchart que había sido diputado francés en 1946 proponiendo un estatuto para Iparralde y participando en la Asamblea de Iruña hablando en nombre de la sexta merindad. El polideportivo Anaitasuna vibraba como en un terremoto con cada intervención.

Salimos pues como un cohete. Revitalizados, entusiasmados, unidos, con el lema “Batasuna ta Indarra” a tope, reconociendo el trabajo hecho por nuestros mayores y con ejecutivas equilibradas y con liderazgos asumidos por todos. Aquello nos hizo invencibles, de tal forma que en las primeras elecciones, junio de 1977, ganamos de calle. El ”viejo y obsoleto partido” resulta que era el más joven, el más fuerte, el más potente y el que mejor interpretaba la Euzkadi de aquel momento, por una razón muy sencilla: sabía escuchar.

De eso hace ahora, cuarenta años.

 

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