Lo suyo y lo nuestro

Sábado 4 de noviembre de 2017

En 1977, vascos y catalanes iniciaron caminos distintos hacia el autogobierno. Tan diferentes como algunos gestos. Así, por ejemplo, el lehendakari Leizaola se quedó en el exilio hasta que no fuese aprobado un nuevo Estatuto, mientras que Josep Tarradellas regresó para alborozo de los reformistas del franquismo. El “president” Tarradellas, militante de Esquerra Republicana de Catalunya, murió como “marqués de Tarradellas”.

El nacionalismo catalán optó, en aquellos años, por seguir a Cambo en lugar de a Companys o a Maciá (“Visca Maciá, mori Cambó” se gritaba en los años 1930). Cambó era un catalanista sui generis. Por ejemplo, cuando los bancos catalanes vivían en estado de decrepitud, Francesc Cambo propuso una gran fusión que diese lugar a un gran banco. Este debía abrir decenas de sucursales en toda España para captar fondos que ayudasen a financiar la economía de Catalunya.

Por seguir con la banca: la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona (la Caixa) compró a Carlos Ferrar Salat su Banco de Europa. En 2012, absorbió Banca Cívica (Caja Navarra, Caja Canarias y Caja de Burgos). Ese mismo año, se hizo con el Banco de Valencia y, luego, Barclays España. La dependencia de la Caixa del mercado español es tan abrumadora su conversión en banco valenciano se explica por si sola.

Con la mentalidad de Cambó (que era de Pujol, Roca y otros en 1977), un sistema de concierto (como el de los territorios forales) presentaba riesgos y responsabilidades y muy pocas ventajas. Catalunya contaba con el mercado español para lo que hiciese falta (“La Generalidad gozará del tratamiento fiscal que la Ley establezca para el Estado”, dice el Artículo 47 del Estatuto de Sau). Hoy el 36 % de la economía catalana depende de España. Es difícil llegar a la independencia política (aspiración compartida) sin independencia económica. Por otro lado, antes y ahora, la caja del dinero (que necesita Catalunya) y que sirve para mantener el autogobierno, no solo está en Madrid, sino que la llave de la misma la tiene el ministro de Hacienda de turno.

Euskadi ha logrado salvar en parte su banca propia que, además, no tiene una dependencia significativa del mercado español. Y en este punto, por ejemplo, se está dando la vuelta a la tortilla. Si en 2001, más de la mitad de las ventas que se hacían fuera de la CAPV (casi un 34 %) se dirigían al mercado español, hoy, ese porcentaje baja ya del 15 por ciento (y es demasiado). Por otro lado, hace años que empresas y bancos “vascos” ya habían trasladado sus sedes (y algo más) a Madrid en los años de plenitud de ETA militar.

En 1979, se aprobaron los dos Estatutos de Autonomía, el catalán y el vasco. El primero, en general, no se diferenciaba mucho de otros estatutos del 151 (Artículo 151 de la Constitución). Sin embargo, en el vasco, se incluye una Disposición Adicional que dice: “La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico”. Es decir, que, además de la matraca de los “constitucionalistas embudianos” y además de los derechos históricos de los territorios, hay un PUEBLO VASCO con derechos.

El espíritu de Cambó siguió a lo largo de los años y, en plena égida del felipismo, a CiU se le ocurrió aquello del Partido Reformista o “la operación Roca”. Eran los días, por cierto, en los que el PNV, se desangraba en una terrible escisión interna. “Los catalanes” iban a lo suyo (y hacían bien) y pasaban olímpicamente de lo ocurriera en Euskadi (primus vivere deinde philosophare). No habido grandes gestos solidarios del nacionalismo catalán hacia los vascos. Por ejemplo, cuando los vascos padecimos nuestro particular “155” (aquel gobierno de Patxi López con apoyo del PP de Rajoy y del PSOE), la Esquerra de Joan Tardá (y Josep Tarradellas) le aprobó los presupuestos a Zapatero. Por cierto, en aquel gobierno “del cambio”, estuvo Gemma Zabaleta que, hoy, ha abandonado el PSOE (¿por qué no lo hizo entonces?).

Hay algunos hechos incuestionables. En el castigo a Catalunya, se sigue el modelo franquista de “castigo a las provincias traidoras”. No se castiga a los “traidores” de las provincias. También a los “leales”. Se ha aplicado el 155 contra todos los catalanes, sin excepción. Claro que, a muchos, emborrachados por el nacionalismo joseantoniano, les importa un bledo la autonomía. Y esto sirve, tanto para el PP o los neofalangistas de Ciudadanos, como para el PSOE y los demás. El más rancio de los nacionalismos siempre ha necesitado un enemigo interior o exterior: desde la “pérfida Albión” a los “rojos-separatistas-judíos-masones”, pasando los inmigrantes. Envueltos en la bandera monárquica, eso sí, la misma bandera que sirve para tapar tantas otras cosas, de las que se olvidan u obvian otra vez. Este es otro “golpe institucional” como en el 2009. Por cierto, en estos momentos de unidad de destino en lo universal, el PSOE podría prestarle cinco o seis diputados a Rajoy para que le aprueben los presupuestos de 2018: tres de Susana y tres de Iceta.

El “procés”, legítimo por otro lado, no es un buen ejemplo para los vascos. Ni en su diseño, ni en su desarrollo, ni en su culminación. ¿Todo para acabar en unas elecciones autonómicas, que, encima podían haberse convocado desde Cataluña? ¿Merecía la pena montar un frente de mencheviques y bolcheviques que solo arrastró al 50 por ciento de los votantes? ¿Se puede dar un salto, como el que se pretendía, en la Cataluña de Cambó? ¿Con el Estatuto de Sau? Ni siquiera con el Estatuto reformado (y tumbado por el PP y sus magistrados afines).

El nacionalismo vasco mayoritario no puede obnubilarse con el “proces”. Este país (el vasco) tiene otras prioridades y otros ritmos. La primera prioridad está en el cumplimiento urgente e inmediato de la totalidad del Estatuto de Gernika tal y como se aprobó el 1979 (y no otra cosa) y en el desarrollo de la Disposición Adicional Primera de la Constitución vigente, incluida la bilateralidad. Son la base para avanzar en el autogobierno y, según parece, en plena efervescencia “legalitataria”, contaría sin duda con el respaldo decidido del PP y del PSOE, incluidos Albiol y Borrell, ¿no? Hablamos de legalidad (quizá esté euivocado y se trate de “embudidad”). La segunda prioridad, en paralelo con la primera, tiene que ver con la economía. La economía vasca debe alejarse todo lo que pueda de aquellas especialmente vulnerables, caso de la española. Pero, además, se necesita anclar en el país el tejido empresarial y acceso a recursos financieros no hipotecados por la prima de riesgo española.

Las plataformas ciudadanas merecen una mención aparte. En Cataluña, la Asamblea Nacional y Omnium Cultural terminaron convirtiéndose en vanguardia-dirección que acabó condicionando la actividad de los representantes populares. Esto no es justificación, ni siquiera remota, para el encarcelamiento de sus dirigentes. Los Jordis son los primeros presos políticos desde 1977 no vinculados a dinámicas violentas. Yo entiendo que, en Euskadi, Gure esku dago es “es una dinámica ciudadana. Una iniciativa plural y participativa, que trabaja por el derecho a decidir del pueblo vasco, ofreciendo su apoyo a diversas iniciativas locales”. Ni marca el paso a los partidos ni es marco de frentes. Si fuese así, GED perdería todo su sentido. La participación o apoyo de muchos de nosotros en dicha plataforma se hace (la hago) como ciudadano individual. En modo alguno puede pretender condicionar la estrategia de partidos u otras organizaciones, que es lo que está intentando hacer de nuevo la Asamblea Nacional Catalana ante los comicios del día de Santo Tomás.

La “IA” ha sacado estos días a pasear a José Antonio de Agirre y la cuestión catalana. En fin, lo de siempre: Irujo (PNV) dimitió del Gobierno central en solidaridad con Cataluña (hueco que, claro, fue llenado rápidamente por la Izquierda Abertzale). Pero, Aguirre (PNV), además que las muestras de cariño hacia Companys, no solo mantuvo relaciones con ese Gobierno central, sino que votó la confianza al mismo en la sesión de las Cortes de Figueras y un representante (el diputado Julio Jauregui) ingresó en el SERE, organización de ayuda a refugiados, porque “antes estaba Euzkadi y subvenir las necesidades del pueblo (el vasco) en desgracia”. Y eso es lo que toca ahora: la primera y principal preocupación de los dirigentes vascos debe ser su pueblo.

Koldo San Sebastián

 

 

 

3 comentarios en «Lo suyo y lo nuestro»

  1. Desde Catalunya, cuanta razon tiene! I otro detalle sobre lo suyo y lo nuestro: mientras ustedes desarrollaban una política industrial tan activa como exitosa, aquí el Govern hacia suyas las palabras de Solchaga (cito de memòria): «La mejor política industrial es la que no existe». Asi nos ha ido con la crisis: en plenacrisis una tasa de desempleo el doble que ustedes. Salut!

  2. Señor Anasagasti que se ponga en los momentos en los que estamos a hablar mal del proces catalán es vergonzoso.
    LLevo 39 años afiliado al PNV y durante el último año viendo las actuaciones del «maestrillo de Alonsotegi», como le llamaba Arzalluz, he estado a punto de entregar el carné, pero confio que el camino de Ibarretxe vuelva.
    Ayer como muchos afiliados estuve en la manifestación de Gure Esku Dago, y estoy muy orgulloso de haber ido.

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