SE NOS FUE EDUARDO VALLEJO

Viernes 10 de noviembre de2017

Fue un formidable compañero de fatigas en Madrid. Y digo fue porque acaba de fallecer en una semana en la que sus compañeros del Congreso pensábamos ir a visitarle a su casa de Natxitua donde vivía retirado. Una llamada a su hijo Edu nos persuadió de hacerlo. «Está muy mal» nos dijo.

Eduardo era un torbellino. Ingeniero, ingenioso, amigo, educado, político, buen conversador, trabajador, pincho, hablador, riguroso, fue alcalde de Gernika y con él hicimos las mil y una iniciativas para lograr que el «Guernica» estuviera en Gernika. Fue simultáneamente  alcalde de la Villa y diputado y gracias a una visita que le hicimos al entonces ministro de Cultura, Javier Solana, hoy Gernika tiene la gran escultura de Henry Moore. Quisimos, y yo le ayudé, para que en Gernika residiera el gran Monumento al Gudari y teniendo la ubicación y el diseño, un envidioso lo malogró. Pero logró colocar una réplica en azulejos, muy contestada por  algunos, pero hoy, junto al Árbol es el lugar más fotografiado. Y eso lo hizo Eduardo. Hizo muchísimas más cosas, como mover el vetusto Movimiento Europeo o la Asociación de Ex Diputados y coleccionar remos y llenar su despacho de fotografías con líderes mundiales y mover todo lo que él podía mover con mucho orden y dedicación.

Le encantaba el protocolo y la venta de su Villa en el exterior, así como todo lo que tuviera que ver con la ingeniería, la defensa del Medio Ambiente y el Transporte. Fue Gerente del Consorcio de Transportes de Bizkaia cuando dejó el ayuntamiento y con Kepa Bordegaray hizo un buen tándem.

Solíamos reunirnos varias veces al año y últimamente vimos su progresiva enfermedad y era fácil deducirlo pues en una comida quien más hablaba y  más nos hacía reír era él.

El tiempo pasa y la vida se va. Gentes con las que has vivido tan intensamente, desaparecen y hoy algunos ni saben quien fue Vallejo y lo que hizo por su pueblo y por Euzkadi. Ley de vida pero, como compatriota y amigo siento el dolor de la pérdida de persona tan entrañable que nos deja el sendero de su bonhomía y entrega a los demás.

GB Eduardo y como él decía, cuando se despedía al teléfono: ¡Agradecido!.

 

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