El nieto del Chichero es una excepción

Domingo 23 de septiembre de 2018

La fotografía tiene aire tropical. Es lógico. Está sacada en el puerto de la entonces Ciudad Trujillo (Santo Domingo), capital de la República Dominicana en diciembre de 1939. Son dieciséis vascos que jamás hubieran pensado que su destino pasaría por América. De los dieciséis, el señor de la txapela, de más edad, era D. Luis Aranguren, un republicano de Bilbao. También podemos ver al Dr. Díaz de Rekarte de ANV, los demás son jelkides, gudaris, del PNV. En la parte derecha abajo, el primero con el sombrero en la mano, es mi aita, Comisario del Batallón Larrazabal y a su lado Juan Goikoetxea, gudari del Padura, protagonista de lo que voy a contar. Su cuñado Pedro Agirrezabal está asimismo en la fotografía así como Zarobe, Juan Martin Alegría, los hermanos Urkidi, y José Mari Barrenetxea. Llegaban a Venezuela con lo puesto, juventud y la idea clara que terminada la guerra mundial, ya iniciada, volverían pronto a casa. ¿Qué pintaban ellos en el trópico?. Desgraciadamente la mayoría están enterrados en aquella Tierra de Gracia.

Tuvieron que rehacer sus vidas en aquel país tan generoso y en el caso de Juan Goikoetxea, como en otros, triunfaron económica y socialmente. Goikoetxea se fijó cómo en las calles de Caracas, gentes del pueblo voceando vendían en la calle una bebida blanca a la que llamaban chicha. Un perol de aluminio lleno de aquel aparente brebaje con hielos flotando transportados en un carromato rústico era una de las bebidas del venezolano en la calle para saciar la sed y alimentarse ya que este producto estaba hecho a base de arroz, leche, a la que se le agrega leche condensada y canela al gusto, quedando una bebida espesa que se bebía fría, con hielo y es muy sabrosa. Yo siempre que podía la tomaba. La vendían los chicheros.

Viendo aquello, Juan Goikoetxea, seguramente la probó, le gustó, la pasteurizó, la envasó y la vendió comercialmente logrando un gran éxito con su Chicha A-1, cuyos anuncios publicábamos en la revista Euzko Gaztedi del Centro Vasco de Caracas ya que aquel antiguo gudari ayudaba a todas las iniciativas vascas y al Gobierno Vasco en el exilio, como por ejemplo cuando nos quitaron la Delegación de París en la Av. Marceau y en una semana, tras el llamamiento del Lehendakari Aguirre, hubo que comprar otra en la rue Singer.

Todo ésto para decir que hace dos meses fue noticia el que un joven venezolano, su nieto, había sido el único que se había enriquecido en España. Se trataba de Andoni Goikoetxea, un joven médico de treinta años que ante la caótica situación de Venezuela cogió el portante y se asentó en Madrid en 2012 donde ejerció la medicina pero su gusanillo empresarial le hizo comprar un local para dar un servicio de venta de hamburguesas y tequeños de forma distinta y ha sido tal el éxito de su iniciativa que hoy factura sesenta millones de euros al año, tiene 50 Goiko Grill abiertas en el estado español, una acaba de inaugurar en Bilbao y pronto en Donosti, los camareros y camareras son venezolanos a los que así ayuda y se va a expandir por toda Europa hasta el punto que un Fondo de Inversión le ha comprado el 80% de la empresa siguiendo él dirigiéndola y ampliando el negocio. Y no para.

Pero Andoni es la excepción y no la expresión de los miles y hasta millones de venezolanos que huyen del hambre, la inseguridad, las colas, la falta de alimentos, el impago de las pensiones (los pensionistas de Bilbao podrían solidarizarse con sus compatriotas en situación límite que no cobran nada tras una vida de cotización), la libertad de expresión racionada, el encarcelamiento de quien disiente, la inmensa corrupción, un ejército que ha convertido el país en un cuartel, el asentamiento del narcotráfico, la dirección cubana, la hipermillonaria inflación, y sobre todo del venezolano de a pie que ha de soportar una dictadura bolivariana monitoreada desde La Habana y tras haber recibido en tiempos de Chávez los “sabios” consejos de varios dirigentes de Podemos que lloraron a lágrima viva cuando murió aquel militar golpista contra un régimen democrático presidido por Carlos Andrés Pérez.

No es casualidad que los venezolanos no se van a Cuba ni a Corea sino a Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Argentina, Chile, Panamá, Miami, España y Euzkadi. Ya saben cómo es el paraíso socialista de las propuestas de Podemos y en Euzkadi hay ya más venezolanos que exiliados fueron a Venezuela en 1939. Y cada semana vienen en inmenso y sobrecogedor goteo huyendo de aquel marasmo hasta el punto que el Lehendakari Urkullu, el 8 de Septiembre, primer Día de la Diáspora, tuvo el generoso impulso de recordarles y comprometerse con ellos de esta manera: ”Envío un afectuoso saludo a la colectividad vasca de Venezuela y a los venezolanos ante la preocupante situación en que se encuentran. Mantenemos una comunicación fluida y, desde nuestras posibilidades, intentaremos seguir ayudándoles. No os vamos a abandonar, como tampoco vosotras y vosotros abandonasteis a quienes llegaron a Venezuela desde Euzkadi”.

El Alderdi Eguna nació en 1977 en Aralar trayendo importada la idea de lo que hacían Acción Democrática y Copei dos partidos venezolanos en el Parque Los Caobos de Caracas en su fiesta anual. Y aquello tocó la fibra de tal manera que sigue celebrándose cada año, éste con la novedad que la ONG Tierra de Gracia, va a tener txozna y el resultado de la venta de sus arepas y tequeños lo empleará en medicamentos para los vascos que sufren la situación de ausencia de medicinas porque Maduro se niega a declarar a Venezuela en situación de crisis humanitaria.

Y acordémonos de los niños. Este ha sido uno de los inicios de año escolar más triste que nadie puede imaginar. Algunas escuelas han sido tomadas como refugios, el resto de escuelas están abandonadas, sin agua, sin electricidad y muchas de ellas con los maestros emigrados. Los padres no tienen para comprar útiles escolares, ni para el uniforme, zapatos, libros y comida. Una catástrofe total. Por eso el “no os vamos a abandonar” del Lehendakari también va a estar presente, tiene que estar presente el domingo 30 en Foronda.

Un comentario en «El nieto del Chichero es una excepción»

  1. Tus comentarios me hacen recordar que tanto Juan Goikoetxea, a quien le llamaban Goiko, Pedro Aguirrezabal, como los padres del Dr. Aranguren vivieron en nuestra casa durante algún tiempo. Los primeros hasta que contrajeron matrimonio. Fueron años en que la mesa de nuestro comedor escuchábamos los relatos de todos ellos y que aún recuerdo que tanto Goiko como Aguirrezabal habían sido pilotos.
    Goiko tenía una voz increíble y practicaba con una profesora en su habitación.

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