Pregunto al Gobierno sobre la Celebración del 80 Aniversario de la República.

En la sesión de control al gobierno, las preguntas orales en el pleno, le pregunté al gobierno español que pensaba hacer para recordar aquella efemérides. Me contestó el ministro de la presidencia Ramón Jauregui. Este fue el trámite que tiene su interés.

 El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente.

Señor ministro, Usted, del que  pienso que es más sensible  a este tipo de cuestiones, sabe que hay una Memoria colectiva que está alimentada sobre todo por  cuatro  componentes: una Memoria borrada, es decir, cosas que para muchos  no existieron, por ejemplo, la República que aparentemente no existió; una Memoria manipulada, Es decir que hubo y hay  vencedores y vencidos y, sobre todo, unos  vencidos que se creen la historia de los vencedores; una Memoria olvidada,  que no es más que el dolor que producen los recuerdos en muchas ocasiones; y hay una Memoria reprimida, la más abundante, que no ha terminado de asumir las responsabilidades de lo que se hizo e hicieron. Todo eso va configurando una Memoria colectiva  pero  han pasado 80 años y esa Memoria sigue ahí, fresca y activa. Yo creo que ha llegado el tiempo de empezar de una vez por todas y en serio  a tratar estos temas con una cierta normalidad. Se aprobó la Ley de la Memoria Histórica.

 Y como si nada. Por eso mi pregunta  hoy en el pleno va dirigida  a usted como ministro de la presidencia y sabiendo que me hablará en nombre del gobierno  para conocer: si piensa el Gobierno promover el recuerdo de manera especial sobre aquel hecho histórico del 14 de abril de 1931 y por tanto  del ochenta aniversario de la llegada de la República.

Muchas gracias, señor presidente.

 El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.

Tiene la palabra el señor ministro.

El señor MINISTRO DE LA PRESIDENCIA (Jáuregui Atondo): Muchas gracias, señor presidente.

El Gobierno no tiene, digamos, ningún programa, ningún calendario de celebración oficial sobre el ochenta aniversario de la República. No es un año particularmente significativo o diferente del setenta y nueve o del ochenta y uno, pero, con todo, el Gobierno, claro, está en favor de todo lo que usted ha llamado esa Memoria colectiva que en gran parte articula nuestro pensamiento, nuestros sentimientos, nuestra realidad, y nos consideramos muy orgullosos de haber favorecido esa memoria con la Ley de Memoria Histórica que, ciertamente, ha irrumpido en nuestra realidad dando opción a que nuestro país pueda mirar hacia atrás con una memoria que reivindica el pasado sin ira, sin abrir heridas.

En todo caso, yo le contesto a su pregunta diciendo que efectivamente el Gobierno apoya aquellas iniciativas que estén destinadas a recuperar, a poner en valor la memoria de un régimen democrático que lamentable, dramática y trágicamente fue frustrado, como todos sabemos, por un golpe contra la legalidad vigente en aquel momento. Todo lo que favorezca esa realidad, esa memoria recibe el apoyo de este Gobierno, señor senador.

 El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.

Tiene la palabra el senador Anasagasti.

 El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente.

Dice usted que el ochenta aniversario no es una fecha muy redonda, pero pasaron otras y tampoco se hizo nada, lo fue el cincuenta y no se hizo nada; lo fue el setenta y cinco y no se hizo nada; lo va a ser el ochenta y tampoco se va a hacer nada. ¿No? Y hay que recordar que el 14 de abril de 1931 llegó la República de manos del voto popular, y algo tuvo que ver el ciudadano cuando apostó por aquel sistema que trajo el voto a la mujer, que abordó la reforma agraria, que abordó el tema autonómico, que abordó la separación  entre  la Iglesia y el Estado, que trató de combatir a los caciques aunque cayó en excesos, productos del contexto histórico que vivió y de la ausencia de una poderosa clase media en la que asentar las reformas. Pero existió, Es decir, hay una serie de conquistas políticas, sociales, históricas que están ahí, y conviene de alguna manera ponerlas en perspectiva y  en su sitio, recordarlas, sobre todo porque ahora se está recordando los bicentenarios de  las independencias americanas; se va a conmemorar el bicentenario de la Constitución de Cádiz; hace una semana hemos recordado el treinta aniversario del 23 F con un acto solemne en el Congreso. Me dirá usted que ese  fue  un acto de las Cortes Generales, pero, ¡hombre!, el Gobierno algo ha tenido que ver ahí. Y ahí ha estado.

Le veo  al gobierno socialista poca voluntad política para recordar esta fecha redonda  y me duele que lo diga usted porque en su tiempo le recuerdo  moviendo el asunto de los Niños de la Guerra, y la propia Ley de Memoria Histórica y a pesar de eso seguimos teniendo el Valle de los Caídos con el dictador dentro y le recuerdo que es  que es una competencia que tiene usted para resolver  y que todavía está atascada ahí y que no sabemos al final si van a hacer algo, en qué va a consistir  lo que vayan a hacer ni qué se va a hacer.

 No pedimos nada extraordinario, desde el punto de vista democrático sino simplemente que ese hecho histórico se recuerde solemnemente de la manera cómo se tiene que recordar algo que aconteció  y que dejó muchísimas secuelas y que a pesar de todo se sigue borrando  como si no hubiera acontecido y todavía hay gente que vive e incluso protagonizó algo de aquel periodo o sufrió sus evidentes consecuencias. Le invito a que  usted pregunte a cualquier chaval, a cualquier joven sobre el 14 de abril, y le contestará  que no tiene ni idea; o piensa que es el cumpleaños de un cantante o que alguien de su familia  ha cumplido ochenta años sin más.     Yo creo que uno de los dramas que tenemos como sociedad es que seguimos sin asumir nuestra propia historia reciente, y siguen faltando referencias claras para una adecuada Memoria colectiva.

 Muchas gracias, señor presidente.

 El señor PRESIDENTE: Gracias, señor presidente.

Tiene la palabra el señor ministro.

 El señor MINISTRO DE LA PRESIDENCIA (Jáuregui Atondo): Gracias, señor presidente.

Gracias, señor Anasagasti.

Yo sí soy partidario de hacer ese tipo de recordatorios. Yo insisto mucho en todo lo que hemos hecho −usted lo comentaba−, con los Niños de la Guerra y con la Memoria Histórica o con el Valle de los Caídos; yo estoy trabajando en esto; yo estoy absolutamente  convencido en que este país tiene que construirse sobre una memoria efectivamente que reivindique su pasado en parte para no repetir errores del pasado y en parte también para construir, digamos, una convivencia reconciliada.

 Permítame que le corrija en el sentido de que el setenta y cinco aniversario de la República sí fue celebrado. Yo le recuerdo que en ese caso, por ejemplo, el Gobierno hizo una exposición sobre las misiones pedagógicas, lo que fue la apuesta republicana por la educación, que usted sabe que fue un elemento vertebrador de aquella experiencia democrática, porque hubo −y no es casualidad que la represión franquista tuviera a los maestros como objeto principal de esa represión− en la República un embrión de que la educación era efectivamente un camino de libertad.

 Por ejemplo, se puso en marcha un concurso de premios sobre mujer y parlamento, el Clara Campoamor; Televisión Española y Radio Nacional de España emitieron programas en este sentido, etcétera. Con esto quiero decirle que sí se celebró el 75 aniversario pero también celebraremos el 80, porque habrá más cosas.

El Centro de Estudios Políticos y Constitucionales va a editar distintos libros que exploran diferentes ámbitos de la etapa republicana; el Ministerio de Cultura ha recuperado archivos del exilio para varias obras de construcción sobre ese periodo; en el teatro se ha puesto en escena la obra El café de Negrín este mismo año; el ayuntamiento de Eibar, que usted y yo tan bien conocemos, celebrará en el 80 aniversario aquella acción premonitoria de aquel ayuntamiento eibarrés que dio lugar a llamar la república de Eibar…

El señor PRESIDENTE: Señoría, concluya, por favor.

 El señor MINISTRO DE LA PRESIDENCIA (Jáuregui Atondo): Termino, señor presidente.

Respaldar y promover en todo momento esas iniciativas que nos lleguen en este terreno y que aporten valor al legado de la Segunda República es un objetivo que compartimos con ustedes.

Muchas gracias.

 El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

El camelo de las relaciones de Jauregui con el PNV

Esta semana, a raíz del cambio de gobierno en Madrid, ha habido interés, por parte de algunos comentaristas, en hacer mucho hincapié en la estrecha  relación de Ramón Jauregui con el PNV. «Tiene una excelente relación con el PNV» dice el Mundo. También y curiosamente  informaba  este periódico, al hablar de su biografía, algo terrible: «La mancha del GAL también le salpicó: Damborenea denunció una reunión en un chalé de la sierra madrileña, auspiciada por Barrionuevo, en la que estuvieron presentes  Rafael Vera, los tres Delegados del Gobierno en el País Vasco -Jauregui entre ellos-Sancristóbal y Benegas, entre otros». Lo escribió Mikel Otegi en El Mundo el jueves 21 de octubre.

A raíz de estos comentarios, que me han extrañado, le he preguntado a Urkullu sobre el particular: » relación respetuosa», sin más. Y a Erkoreka: «correcta», sin más.

¿Seguramente sí la tiene con Ardanza, ya que fue su vicelehendakari, pero nunca la tuvo con Arzalluz. Es más. Fue a su despacho en su día a quejarse de ello. Ni con Retolaza, ni con Egibar, ni con los Diputados Generales. Mucho  menos  tras su postnacionalismo con Onaindia, Markiegui y compañía. Izaskun Bilbao, me ha comentado que esta semana le fue a saludar a Ibarretxe antes de su conferencia en Bruselas. Pero la cortesía no fue más allá. No se quedó. Al Lehendakari Ibarretxe siempre le ha criticado durísimamente. Y al PNV a cuenta de la violencia. Ha dicho cosas terribles de nosotros. Un día me harté de sus críticas y le pregunté  como era posible que habiendo sido Delegado del Gobierno central en Euzkadi  jamás se  enterara de la existencia del GAL y si no sabía lo que pasaba, ¿por qué no preguntó?. Desde entonces no me saluda. Y eso que coincidimos en el Parlamento Vasco, en el Congreso, en un viaje a Moscú y en la boda de la hija de Rojo, Natalia y en actos varios. Desde entonces no duermo. Estoy desolado.

Es más. Le he criticado que habiendo sido Vice-lendakari y habiendo hecho una buena labor, jamás la haya reivindicado. Escribió el libro «EI País que yo quiero», y aprendió un euskera decente. Parecía que su apuesta por Euzkadi iba en serio. De haber sido así y vistas las cosas sucedidas, hoy sería Lehendakari. Pero esto se le quedó pequeño. Perdió las elecciones y ya su única obsesión fue irse a Madrid y querer ser ministro. De lo que fuera, pero ministro. Y lo ha conseguido. No lo hará mal, porque es hombre de gestión aseada, pero sin más.

Mi mujer, nieta del primer Consejero de Industria de la historia del Gobierno Vasco, el Consejero que propuso la ikurriña como bandera de los vascos, le regaló una fotografía, de José Antonio Aguirre regalada por el Lehendakari a Santiago Aznar. Se la llevó a su despacho de Lakua. La recibió con mucho entusiasmo pero cuando abandonó  dicho  despacho, la dejó allí. No le interesó lo más mínimo. Y eso que había sido un regalo personal. Eso me dio la talla del personaje. Pura apariencia ciclotímica.

Y con sus compañeros, salvo con Rojo, sus relaciones no son buenas. En una entrevista  hecha por  EI Correo se explicaba así: «No debo nada a mis compañeros del PSE, que en ningún momento han reivindicado a su viejo secretario general». Ahí queda. Los arrumakos de estos días de Patxi López y compañeros varios, pura hipocresía. Nada con sifón.

Pero hay que reconocer que por carambola y por apoyo del PNV, ha logrado lo que quería. Ser ministro de España. Pues muy bien, pero  destacar esa falsedad de sus excelentes relaciones con el PNV, menos lobos. Superficiales. Sin más.

Un vasco que triunfa en Madrid. La fascinación del pesebre es arrolladora.