¡Qué Estado les está quedando!

Los agentes de la Policía Nacional que hacían bromas sobre una posible violación a Oriol Junqueras en la cárcel suponen una muestra representativa de lo mal que está el estado español. No volveré a entrar en cómo la jueza Lamela “compra” al fiscal lo que el ministerio necesite porque lo de la Policía Nacional, por medio de esta pareja, es suficientemente condenable. ¿Y si esas bromas y chistes las hubieran hecho sobre una mujer? Pues es igual de grave.

Que no canten más

La denuncia de Dani Álvarez en Twitter me parece un resumen estupendo de cómo funciona ese estado de connivencia fiscal-jueza, de policías nacionales bromeando sobre violaciones, y de un vengativo que echa para atrás: “Cantaban a por ellos, y fueron a por ellos. Cantaban a prisión, y los mandaron a prisión”. ¿Quién ordena esos cánticos? ¿Ante quién responden los poderes ejecutivo y judicial españoles? Es la realidad la que invita a hacernos estas preguntas.

Sí importa

Dani Mateo también consigue resumir en un tuit lo que muchos opinamos sobre este estado: “El problema es que la justicia es inmediata para unos mientras otros la esquivan descaradamente y eso enciende a la gente”. No nací ayer: sé que se está juzgando la Gürtel, sé que Urdangarín ha sido condenado. Pero el yerno y cuñado del Rey sigue en la calle, y en la Gürtel la figura de Mariano Rajoy ha pasado por alto. De Rodrigo Rato, ya, ni hablamos. ¡Cuánta indignación

Podemos reinventa la política

No podemos acusar a Podemos de hacer “vieja política” en base a lo que denuncia Albano Dante Fachin. Agárrense: hace público un documento, con un esquema parecido a otros que hemos visto, de actuación para los simpatizantes de Podemos en redes sociales. En este caso (como en aquel contra Errejón) el objetivo político era interno: el líder de Podemos en Catalunya. Esto no era viable en los partidos tradicionales, ¿es esta entonces la nueva política?

No lo entiendo

Nicolás Rivera no decía qué le parecía: solo mostraba en Twitter las cosas a las 7:15 de la mañana en Madrid para hacerse rápidamente con un iPhone X, mucho antes de que abrieran las tiendas. No lo entiendo: no es un producto de primera necesidad (y yo trabajo con estos cacharros), solo es un modelo nuevo que vende una empresa que ha vuelto a anunciar beneficios mayores basados en lo carísimo que es este aparato (más de mil euros) y en las colas vistas.