La semana magnífica de Juan Carlos I

Sigo pensando que se trata de una voladura controlada que aprovecha la pandemia para tapar una serie de escándalos que ya no podían ocultarse por más tiempo, pero pese al velo habitual y el manto excepcional, Juan Carlos I habrá vivido su semana más increíble (para él) de su vida: hemos sabido que la dictadura saudí le regaló 100 millones cuando era jefe de Estado; que donó 65 a una mujer sin que conozcamos (aunque algunos lo intuyen) por qué; que dio la dirección de Zaruzela para la cuenta en Suiza, que recibía 100.000 € mensuales en mano y que acumulaba millones en metálico que traía en maletines.

Esto es Vox

Lo más grave es que Vox es un partido ultra que representa sin complejos a la extrema derecha y que se relaciona con formaciones similares sin tapujos. También es grave su programa económico, liberal hasta el extremo. Y no son menos graves sus planteamientos negacionistas en consensos sociales como la igualdad real entre personas o la violencia contra la mujer. Además de todo esto, es un partido ridículo que cuenta con diputadas como Mireia Borrás que no tiene problema en subir al estrado y poner en duda el cambio climático y el calentamiento global. Y algunos, todavía, le hacen el caldo gordo.

Todo ha cambiado para que siga igual

Podemos, en caída libre; Ciudadanos, reducido a cenizas; y Vox solo inició el camino de la nueva política más tarde y por eso llegará más tarde su debacle (aunque sus votantes ultras, ahora también espoleados, seguirán ahí). Ante esta realidad, el bipartidismo en España se recupera, como señala César Calderón en Twitter. Al final, todo cambió (legislaturas cortísimas, repeticiones electorales, política-espectáculo, vicepresidentes pidiendo que les recomienden series mientras sus partidos se estrellan electoralmente…) para que todo siga igual. ¿De verdad alguien se creyó que “vinieron para quedarse”?

Yo, tampoco

Dice el ministro español de Sanidad que “no veo la Liga con público el 12 de septiembre, pero vamos a esperar”. Yo, tampoco, por desgracia. Ya nos han enseñado cómo es el fútbol en estadios vacíos… Y ha funcionado porque la industria ha seguido produciendo churros en forma de derechos de televisión, camisetas de mierda a 100 € la unidad, comisiones millonarias por traspasos… Y también nos hemos probado a nosotros mismos y, visto lo visto, si nos dejan acceder a nuestros asientos por turnos y con cupos, ¿vamos a ser capaces de estar en ellos, manteniendo la distancia? Como Illa, lo dudo mucho.

Hacemos lo que podemos

Conozco a autónomos que van a mantener sus negocios abiertos en verano para recuperar algo de lo no ingresado. Y conozco a otros que han decidido parar pese a haber tenido su negocio cerrado durante tres meses. ¿Dónde podremos ir todos? ¿Y cómo? ¿Hoteles sin piscina ni buffet? Pisos alquilados en Airbnb… ¿Y correctamente higienizados por los “anfitriones”? Tenemos muchas dudas, pero haremos lo que podamos: trabajar o descansar pero sin el estrés del confinamiento. Hagan lo que hagan, de corazón: disfruten, bésense (en sus unidades convivenciales) y ríanse. Ojalá las mascarillas tapen solo sonrisas.

No son ellos, somos nosotros

Me sorprendió leer este titular en Vozpópuli: “CC.OO. prepara protestas en Andalucía y costas españolas porque la hostelería ‘no cumple los protocolos’”, porque sigo pensando que, aunque haya hosteleros que se pasen todo por el arco del triunfo, en Andalucía como en Euskadi, creo que la culpa de la expansión del coronavirus en espacios de ocio es, sobre todo, de los clientes. Es fácil echar la culpa a las instituciones (les va en el sueldo), “la patronal” o hasta “las cloacas”, pero el virus se propaga flotando en la insolidaridad de la sociedad, el egoísmo individual y entre quienes piensan que las normas son siempre para los demás.

Vamos dopados

El fracaso de Sánchez es su ronda diplomática no es un fracaso político, es económico. Si Europa no apuesta por un Plan Marshall superlativo el dopaje financiero se acabará antes y, entonces, sí, vamos a pasarlo mal. Esto en El Confidencial no puede ser más elocuente, hasta la última palabra tiene mensaje, y en todo caso, negativo y pesimista: “La banca endurecerá el crédito a pymes y familias cuando acabe el efecto ICO. La ‘nueva normalidad’ de los bancos pasa por endurecer el crédito a empresas y familias. En el primer caso esperan una caída de la demanda y en el segundo una recuperación”.

Vox, contra los periodistas

Da la casualidad de que Antonio Papell es uno de los que, para mí, suman en Los Desayunos, pero aunque fuera uno de los que no me gustan denunciaría de igual manera el señalamiento que está sufriendo por parte de Vox. Él mismo le resta importancia en Twitter: “Era previsible que los medios afines a Vox, que veta e insulta a periodistas, empezarían una campaña mendaz y distorsionadora. No les valdrá de nada: acabarán aislados cuando los partidos decentes les den la espalda, como procede en democracia”. Pero es grave, porque Vox es un partido de ultras que no duda en marcar objetivos. Y eso es intolerable.

La vieja normalidad

El conocido como “caso Dina” me parece una filfa. Es, sobre todo, un autorretrato: el del político que señala cloacas para tapar miserias, paternalista aunque va de feminista, y que vendía nuevas formas, nueva política y transparencia absoluta… Y se acoge a pactos de partidos en el gobierno para no dar explicaciones. Pablo Iglesias se está sacando un selfie que va guardado en la famosa tarjeta SD que parece que sí tuvo y retuvo, que alguien intento destruir, que llevaba fotos personales (no necesariamente íntimas) y que sirvió para denunciar persecuciones que, por lo menos en ese caso, no lo fueron.

Airbnb nos toma por tontos y tontas

Pocas empresas más dañinas que Airbnb. Para empezar, por su venta falsa (ceder habitaciones que no usas a viajeros). Para seguir, porque nos enfrenta entre personas: dueños que se vuelven locos con su propiedad y que pierden el respeto a quienes fueron sus vecinos. Y para terminar, porque ha acabado siendo un business para inversores que montan un negocio de hostelería con varios pisos saltándose las obligaciones, generando molestias en comunidades y trabajos no siempre declarados para arreglar y abrir casas. Y ahora va Airbnb, y lanza la iniciativa de dejar propina extra (¿con comisión?) al “anfitrión”.

Qué desbarre

No me gusta Arnaldo Otegi, no me gustan esos políticos con sonrisilla, con mochila pero como si no la tuviera, que aviva la rabia entre los suyos y la desmovilización en la ciudadanía… Por eso no lo votaré. En esto consiste la democracia. Pero lo que ha tuiteado Carlos García, concejal del PP en Bilbao, es un auténtico despropósito y un desbarre, al comparar a Otegi con Hitler y la ciudadanía vasca con la Alemania que impulsó a los nazis. Así, no. Otegi ni siquiera se ha presentado a las elecciones, pero no es la única falsedad del tuit: es el PP el que gobierna gracias a los acuerdos con el partido que representa a los que simpatizan con Hitler.

Blanqueando con víctimas

Apoyarse en las víctimas para levantar al líder forma parte de la historia de la democracia desde los griegos. En esencia, poco cambiado desde entonces. Las formas, sí, claro: completamente. En esencia, por eso ayer Felipe VI lideraba el homenaje a las víctimas de la pandemia. En Madrid, por cierto, donde no trasladan las cifras pese a haber sido uno de los focos más graves. En cualquier caso, la foto en muchos medios era la suya pese a que como jefe de Estado hizo mucho menos que sus homólogos y a que solo su padre, el mismo que cada día encabeza un titular escandaloso, le ha elegido para representar a la ciudadanía.

Un lince

Después de toda la semana leyendo cosas malas sobre Juan Carlos I, por fin encontramos en El Independiente una buena noticia: “El rey emérito logró una rentabilidad del 7% anual con su cuenta suiza mientras la bolsa caía un 46%”. Un lince. Qué ojo. Un crack. Un fenómeno. Un artista. Talentazo. Un sabueso. Qué olfato. Y si es cierto lo que dice un amigo suyo, se ha follado a más de 1.500 mujeres mientras Sofía hacía lo que fuera que estuviese haciendo en la Cruz Roja. Así que, los que decían que a Juan Carlos I solo le regalan el dinero, mentían: él lo multiplica porque está muy bien asesorado. El que mejor.

Bitcoin era el futuro… De la estafa

Ya sé que cuando escribo sobre las bitcoin lo hago como un ignorante o un viejo que no entiende los cambios a su alrededor y sigue aferrado a su libreta de papel en la cola de la máquina que la actualiza. Pero, vaya, cada uno tiene sus vicios. Así que cuando leo que Twitter ha sufrido un hackeo y desde las cuentas de sus principales prescriptores, como Obama o Bill Gates, han pedido aportaciones en forma de Bitcoin, pienso: “Vaya, al final las criptomonedas eran útiles para esto”. Para esto o para transacciones opacas, mientras los medianos ahorradores perdían sus ahorros entre cantos de sirena y blogs “especializados”.

¿Qué sorpresa?

No negaré que el digital que ha montado una exasesora de Pablo Iglesias y que ha promovido Podemos entre sus afiliados en sus canales oficiales, a veces, tiene noticias interesantes como esta: “Los hijos de las familias más ricas ganan hasta 16.000 euros (al año) más que los nacidos en hogares más pobres”. Sí, todos lo intuíamos, como todos intuimos que lo de la cultura del esfuerzo es una boludez: las y los grandes emprendedores tienen colchón, los de cerca y los de lejos. La pobreza se hereda, la clase media se hereda y ganar más de mil pavos más al mes, se hereda. Así es el sistema de castas occidental y usurero.

Nos esperan

Nos esperan, sí: el coronavirus, las camas de la UCI, los respiradores, las sondas y las y los sanitarios que, con doble mascarilla, EPI, pantallas y guantes, cuidarán de nosotros… Porque está quedando claro que nosotros solos no sabemos hacerlo. Los niveles de contagio en Euskadi empiezan a ser alarmantes y, ya pueden ponerse estupendos algunos, la mayoría vienen de entornos de ocio. Esto no es Murcia, aquí no hay temporeros. Así que, si la juerga nos puede, si llevar mascarilla nos agobia, si somos más chulos que un ocho los de Bilbao… Nos encontraremos todos donde no querremos estar.

A la política se llega con el partido hecho en casa

No, Podemos no es ese movimiento social que supera las viejas estructuras y abandera la nueva política: Podemos es una organización especialmente vertical que, en pocos años, recorrió lo que otras formaciones han caminado en décadas, y ha acabado fiando todo su futuro al poder. Daniel Bernabé reflexionaba en Twitter sobre la debacle de los de Iglesias que, según este periodista, se explica por la imposibilidad de haber fortalecido un partido. Tiene razón, pero la culpa no es de todos los agentes externos, como sugiere, sino de los principales internos: el modo en el que Iglesias y su equipo han gestionado Podemos.

El PP pierde y vuelve a perder en la CAV

La debacle del PP en la CAV es completa: no solo la candidatura por Carlos Iturgaiz ha perdido y bien, sino que por su pacto con Ciudadanos, los representantes elegidos se reparten entre ambos partidos. Una derrota doble porque, realmente, Ciudadanos partía sin opciones y si el PP se hubiera presentado en solitario habría obtenido los mismos resultados, seguramente. Así que pocas veces podremos aplicar mejor el juego de palabras que dice que, en esta ocasión, “la suma resta”. Porque con ese parlamentario de Ciudadanos vendrá un equipo: puestos de trabajo directos que el PP cede y, por lo tanto, vuelve a perder.

Sí, va en serio

La entrada de Vox en el parlamento vasco a pesar de que la formación perdió miles de votos respecto a 2019 no es una anécdota: están ahí, llaman a la puerta. El auge de la extrema derecha en todo el mundo, de Trump a Duda, en Polonia, pasando por Bolsonaro, no es una exageración. La protección que han tenido durante décadas familias como los Espinosa de los Monteros no es una excepción. La entrada de ultras en fuerzas armadas, con sueldos de funcionarios y armas al alcance, no es una película: en The New York Times han publicado un reportajazo sobre cómo se han infiltrado neonazis en el ejército alemán.

Me representa

El pesimismo avanza. Ya no distingo si solo en mí o es una sensación que sentimos todos después de una primavera tan dura y un verano tan angustioso. Sí, ya sé que hay muchos a los que todo les importa nada, que hacen vida normal pese a la pandemia y que creen que el confinamiento ha sido una tomadura de pelo. Pero la mayoría nos sentimos abatidos. Lalibretilla, un tuitero muy conocido, se expresaba de un modo que me hizo identificarme con él, también en su error al escribir el tuit: “Ni un ámbito de mi vida en el que no piense que soy retrasado y que no sé cómo he llegado ‘tan lejos’”.

En lo peor de la crisis

Si después de saber que el jefe de Estado español, en el ejercicio de su cargo, tenía dos correos reales que le llevaban a Zarzuela 100.000 € en metálico cada semana desde un banco en Suiza, sin declarar al fisco y en lo peor de la crisis, España no estalla, es que es cierto que Franco lo dejó todo atado y bien atado, y que su heredero político y, por extensión, el chiringuito monárquico que montó, es absolutamente intocable. Ya sé que son décadas de velo y masaje mediático, pero con la que está cayendo y con lo que caía mientras el Rey necesitaba tanto “cash”, no entiendo que Felipe VI no esté temiendo por su puesto.

“Ya no podremos”

Llevo años escribiendo que Podemos va a acabar muy mal como partido, y que los Iglesias, Echenique, Errejón, pero también los Maura, los Uriarte y los Martínez, van a ser como fueron los de Euskadiko Ezkerra: habituales tetulianos sobrevalorados. Monedero marca el camino con fuerza. Esta intuición la confirma Elsa Pamparacuatro en Twitter cuando cuenta cómo se formó y, sobre todo, cómo se deshizo Podemos Euskadi: cambiando personas al dictado de acuerdos lejanos. “El trabajo ya no importa, sino tener amigos y aplaudir”, cuenta. Y concluye: “Poder no sé si pudimos, lo que sí sé es que ya no podremos”.

¿Empieza la autocrítica?

El afilado lápiz de Miquel Roig dibujó ayer la caricatura del día: “Empieza la autocrítica”, después de que en COPE publicasen que “Podemos defiende que Pablo Iglesias no es el responsable del desplome en Galicia”. Tamiroff tampoco anduvo desacertado sobre el líder de Podemos, que tuitea recurrentemente sobre lo que consume en la televisión de pago: “Pablo Iglesias no puede haber sido el responsable de la caída electoral de Podemos en Galicia, él estaba viendo series”. En un ámbito político más cercano LaBitter concluía: “Parece que el vídeo de los Power Rangers no se ha entendido”.

¿Y qué?

La política es un sector muy poco agradecido. Los que nos dedicamos a su comunicación lo sabemos bien: se trabajan muchas horas y, salvo a los que trincan (que por desgracia los ha habido), a casi nadie le compensa lo que gana. Así que, cuando he leído en El Confidencial que “Alfonso Alonso, ha fichado por la consultora de asuntos públicos que hace unos meses crearon Pepe Blanco y Antonio Hernando”, he pensado: ¿y qué? Pues que ahora será señalado y hablarán de puertas giratorias o chiringuito, pero, ¿dónde quieren los que tanto se quejan que vayan los expolíticos? Hay que contar la verdad. También sobre esto.

La anormalidad de siempre

Rebrotes, mascarillas, miedo… Y aerolíneas abiertas para que viajemos a destinos tan baratos como podamos a bebernos todo lo que seamos capaces y hacer el cafre. Porque no voy a sacar tampoco el dedo acusador para señalar a los británicos en Magaluf, aunque no me identifique en absoluto con ese modelo de veraneo, ni ahora, con familia, ni antes. Pero es evidente que todos nos vamos a relajar proporcionalmente: los que somos sosos seguiremos siéndolo, pero más relajados (iremos a comer una paella, a lo loco), y los que desfasan lo harán igualmente. Pero todos haremos mal: la disciplina es lo que nos puede salvar la vida.