Todos a la cárcel

“Democracia de cuartel” lo llama Aitor Esteban y lo llama bien en su respuesta al también diputado Alberto Asarta, de Vox, que no tiene reparo en tuitear que quienes no piensan como él, independentistas vascos y catalanes, incluidos, por supuesto, “comenzarán a desfilar por los juzgados” “cuando los españoles nos den su confianza”. Así entiende la democracia este militar retirado: un “todos a la cárcel” de libro y sin separación de poderes. Golpismo puro y duro, a cara descubierta y para alborozo de sus seguidores, engorilados cada vez que algún nostálgico anuncia venganza sobre los demócratas.

Un conflicto nada nuevo

Ana Vega, que antes de la pandemia recibió un reconocimiento de DEIA por su labor en Twitter, ha elaborado un interesante hilo sobre cómo, ya en 1929, “la prensa recoge el malestar de productores y bodegueros contra el Consejo Regulador de Rioja y su intención de ‘erigirse en zona vitivinícola autónoma con la denominación de Rioja Alavesa’”. La periodista gastronómica ha escarbado en la documentación de la época para mostrar cómo desde sus primeros pasos, la D.O. Rioja (que ni siquiera se llamaba así) ha andado por el alambre territorial y ha tenido la insatisfacción como pilar.

Cada vez que habla Casado de corrupción…

Cada vez que Pablo Casado habla de corrupción nos acordamos de la del PP, un partido que ha sido condenado por lucrarse de prácticas corruptas. Cada vez que el presidente del PP intenta darnos lecciones al respecto (“tenemos un compromiso absoluto por la ejemplaridad y la transparencia”, tuitean en el Huffington Post), recordamos cómo se han ido de rositas la mayoría de sus dirigentes, incluido ese tal “M. Rajoy” que aparecía en los papeles de Bárcenas y a quien nadie investigar pese a aparecer junto a cantidades que se habría llevado al bolsillo. Así que, por el bien de la democracia, que Casado siga haciéndolo.

Merkel se va entre aplausos

Angela Merkel ha dejado definitivamente su cargo entre los aplausos de los representantes de todos los partidos salvo la extrema derecha en el parlamento alemán, y de toda la Europa política, en general. Y la historia solo endulzará el relato. Pero volvamos a ese minuto de ovación después de 16 años de presidencia porque ayuda a reconciliarnos con la política, ahora que es una práctica infravalorada y asaltada por cuatreros. Como tuitea Patrycia Centeno, que se negaran a hacerlo los nazis (su partido podía haber pactado con ellos para mantener el poder pero se negaron por principios) “aún eleva su prestigio”.

Y Scholz entra buscándolos

El nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz, que además fue ministro de finanzas en la última legislatura de Merkel, ya ha tomado su primera decisión al frente del país: “Subir un 25% el salario mínimo”, como recordaba Ion Antolín, hasta los 2.000 €. Una medida que en España encontraría el rechazo del Banco de España, los empresarios, partidos políticos y, por supuesto, los opinadores liberales de cabecera en cada medio que, en nombre del equilibrio, dan espacio a estos especímenes. No digo que en Alemania nadie esté en contra. Repito lo que han dicho y escrito en España, y resulta una auténtica vergüenza.

«Prefiero oler un plato, mirarlo y comerlo caliente que estar pendiente de sacarle una foto bonita»

Ana Vega. Tuitera vasca más influeyente con «@biscayenne«

Escribe sobre comida pero no responde al perfil de “foodie” que tan de moda se ha puesto. Ana Vega (Bilbao, 1981), conocida en Internet como Biscayenne, ha hecho de la historia de la comida su modo de vida gracias a lo que difunde en Internet o televisión (Robinfood, El Comidista) y encuentra en la red o curioseando libros antiguos.

En general, nos encanta hablar de comida pero tú lo haces desde otro punto de vista: la historia de tradiciones o platos. ¿Sabemos mantenerlas o los nuevos hábitos están desplazando a los de toda la vida?

– Yo creo que lamentablemente se está perdiendo la costumbre de preparar platos tradicionales. Los horarios de trabajo y el ritmo de vida actual impiden dedicar mucho tiempo a la cocina, y tiempo, mimo y cariño es precisamente lo que necesitan muchas recetas de toda la vida. Por pereza, por desconocimiento, pérdida de la transmisión oral o incluso porque ahora resultan más atractivas otro tipo de elaboraciones, hay cada vez más gente que simplemente no sabe cocinar platos sin los que nuestras abuelas no hubieran podido pasar.

¿Y sobre el mito: hablamos mucho pero, sabemos de lo que hablamos? Y en Internet, ¿el nivel de la conversación y los conocimientos es aún peor o solo el reflejo de lo que hay en cada mesa y cocina?

– Para todo lo que hablamos de comer y la avalancha de contenidos gastronómicos que aparecen diariamente, sabemos bastante poco. Incluso los que se califican de foodies están más preocupados por la última tendencia o el último local de moda que por la alimentación en sí, que es una rama amplísima del saber y de la que solemos quedarnos únicamente con el último proceso: el de jamar. No se suele prestar atención a cosas tan importantes como los métodos de producción, la nutrición o la historia

Tú misma cuentas que tu blog se convirtió en tu modo de vida. ¿“Gracias, Internet” o “Maldito seas, Internet”?

– Siempre gracias, con mayúsculas y negrita. Si no fuera por internet yo no podría llevar a cabo mi trabajo (documentar, investigar y escribir sobre la historia de la gastronomía) y seguramente tampoco habría tenido la oportunidad de dedicarme a ello. La era digital nos permite acceder fácilmente a conocimientos que antes no habríamos podido alcanzar sin movernos del sofá, conectar con personas que comparten nuestras mismas aficiones –por muy minoritarias que sean– y crear contactos y oportunidades laborales insospechadas. Internet es increíble y yo le estoy agradecida todos los días.

Sin embargo, no subes muchas fotos de comida a Twitter o Instagram, ¿eres de las que le molesta la moda de hacerlo o crees que forma parte de la experiencia de disfrute?

– Quizás porque yo lo veo como una fase propia de mi trabajo, me molesta un poco estar pendiente del móvil durante la comida. A veces da la impresión de que si haces algo o visitas un sitio y no lo compartes, es como si no hubieras estado. Yo prefiero oler un plato, mirarlo y comerlo caliente que estar pendiente de sacarle una foto bonita. Sobre todo porque me suelen salir fatal.

Solo por tu tuit en defensa de los macarrones con tomate y chorizo yo ya te habría dado el premio a tuitera vasca más influyente pero, ¿qué cocina Ana Vega?

– Por mi trabajo casi todas las semanas tengo que probar alguna nueva receta, así que solemos tener variedad. Quitando eso, en mi casa se comen platos sencillos y muchas recetas de Oriente Medio, que me encantan. Eso sí, los macarrones con chorizo no hay quien me los quite los viernes a mediodía.

¿Móvil u ordenador?

– A poder ser, ambos.

La App que más usas es…

– Twitter.

¿Cuál es la primera página que abres en el navegador?

– Google.

Recuerdas tu primer tuit.

– Sobre el pecado de la gula.

¿Qué haces cuando no tuiteas?

– Escribir y ganarme la vida.