La diplomacia sigue, la lucha vive

Puestos a decir chorradas como que hay que apostar únicamente por la “diplomacia de precisión” para terminar con la invasión de Putin sobre Ucrania, yo me anoto un juego de palabras simplón porque la diplomacia sigue (y la lucha, por desgracia y porque la ejerce Rusia, vive): Fernando Alarcón mencionaba al primer ministro israelí, el presidente francés y el dictador turco, que han intentado convencer al ruso para que deje de masacrar a la población ucraniana. Pero, por lanzar la precampaña para las Generales, Ione Belarra e Irene Montero omiten esto en sus mítines, que es lo que se cascaron con la excusa del “no a la guerra”.

Putin, el diplomático

Ante lo que vimos en Ucrania el pasado fin de semana solo puedo sumarme al calificativo que usó mi compañera Laura Buján en Twitter: “Terror”. Lo usaba para mostrar la portada de DEIA en la que se veía el cadáver de una persona junto a su maleta, que habría preparado con angustia y penas inmensas, dejando todo atrás. ¿Qué diplomacia podemos usar contra esta carnicería? ¿Cuánto tiempo podemos perder en llamadas de teléfono mientras el ejército ruso dispara contra población civil que huye? ¿De verdad es sostenible el buenismo, un buenismo expuesto en clave “local”, con un ojo puesto en las elecciones generales?

El peor argumentario del mundo

Podemos en España y Bildu en Euskadi van a tener muy difícil sostener su apuesta pacifista. Lo que oímos en Euskadi suena a sátira de quienes justificaron el asesinato selectivo. Lo que vemos en España nos lleva a una precampaña lanzada sobre el sufrimiento ajeno. A las evidencias se suman argumentarios pobrísimos, como el de Anita Botwin, influencer en la izquierda española: tuitear que el caso de la República Española es diferente porque podía haber ganado es una chorrada difícil de superar, pero lo logra: “Creo que son los ucranianos quienes deberían haber elegido en su conjunto si querían o no ser ayudados y cómo”.

Más cerca

La que vemos en Ucrania con pavor no es la única tragedia que nos rodea (pero sí la más importante por sus consecuencias): este fin de semana hemos asistido también al maltrato a personas en las fronteras españolas con Marruecos. Policías y Guardias Civiles se han empleado con saña ante inmigrantes ilegales indefensos y desarmados. Hemos visto con impotencia y cabreo cómo les esperaban, cómo les lanzaban contra el suelo y cómo les golpeaban. El ser humano a veces es desesperanzador: no aprendemos nada de lo que nos hace sufrir mucho. Ojalá los agresores aprendan con juicios y sentencias.

Trampas permitidas

Ya sé que resulta absolutamente extemporáneo hablar de fútbol con lo que estamos viviendo, pero si no comento esta noticia en 2Playbook no me quedo tranquilo: “El Barça negocia con La Liga y CVC para anotarse un ingreso de 270 millones y salvar 2021-2022. El club baraja distintas opciones jurídicas para que la inyección del fondo no compute como deuda”. Si se lo permiten (y lo harán) podremos seguir hablando de una Liga y una Copa adulteradas. Igual que podemos hacerlo ahora: la remontada del FC Barcelona solo tiene que ver con lo que ha podido fichar como si no tuviera la deuda que arrastra.

«Habla Casado, gritan ‘Ayuso'»

Para mí, este de Verónica Fumanal es el tuit de la noche electoral del pasado martes: “Habla Casado, gritan ‘Ayuso’”. Eso fue lo que sucedió a los pies del balcón de Génova 13: los afiliados y simpatizantes que se acercaron, pasando de las restricciones, a celebrar la incontestable victoria del PP, pasaron del presidente de su partido y clamaron por su nueva heroína: la que había convocado las elecciones pillando a todos desprevenidos, la que ha reinterpretado el trumpismo y lo ha sublimado a la castiza, la que ha resistido y la que ha vencido. Celebraban el triunfo pero también la batalla. Y ahí está la clave de bóveda de la estructura.

¿Cómo? ¿Por qué?

En la columna de ayer me aventuré a explicar la victoria de una Díaz Ayuso que había encontrado la palabra clave (“libertad”) y su significado (pasar de todas las tensiones, incluidas las que genera la pandemia). Pero Juan Ignacio Pérez lo ha hecho en su blog mucho mejor que yo: “Quienes han apoyado a Díaz Ayuso porque les ha prometido una vida normal no son personas egoístas, despiadadas, inmorales. Son personas como usted o como yo, que han visto en su discurso y su actitud una luz de esperanza ante un panorama que arruinaba su vida o la de los suyos”, lo que califica como “una enseñanza amarga”.

Ha perdido la burbuja

Anita Botwin se arriesgó a tuitear esto solo unos días antes del 4-M: “Creo que Unidas Podemos va a arrasar. Y no puedo estar más contenta, así os lo digo”. El tuit lo rescató la noche electoral una cuenta anónima pero muy conocida por ofrecer pantallazos fuera de contexto, y deja ver cómo una parte de la izquierda madrileña, española y vasca (¿hay alguna diferencia hoy?) vive en su burbuja: el resultado final fue anticipado por varias encuestas y la sensación general era de que la victoria de Ayuso estaba muy consolidada… salvo para quienes sufren hoy trágicamente la derrota porque estaban convencidos de lo contrario.

¿Desaparece la izquierda vasca?

Si algo ha puesto de manifiesto el 4-M es la asimilación de la izquierda vasca a la española. Sus argumentos contra “la derecha” no se diferenciaban en nada, tampoco su rechazo a los resultados, como si compartieran burbuja, y por supuesto, como tuiteaba Igor Recio: “No podía faltar la típica comparación entre PNV y PP hoy. No se han enterado de nada”. La izquierda se ha convertido en una especie de ente elevado y parece que en las alturas las fronteras se difuminan y, sobre todo, lo hace su capacidad para cerca de la realidad y darse cuenta de que no se trata de llamar fascismo a todo y declarar la guerra al sentido común.

Pablo Iglesias también inventó llevarse los palos

De esa izquierda me sorprende también la poca autocrítica y la poca memoria. Después de tomar una serie de malas decisiones y de regalar la más dulce de las victorias a Ayuso, a la que también ha responsabilizado por su salida de la política, llueven reconocimientos sobre Pablo Iglesias y sobre todo lo que tuvo que aguantar… Como si no hubiera sido especialmente belicoso contra “la casta”, las y los “pesebereros” o “las cloacas mediáticas”… Y como si no hubiese habido palos de políticos, medios y opinadores a otros representantes antes que a él. Ahí están Ibarretxe o Puigdemont para hablarle de ello.

El Santander siempre gana

Aquella frase de “la banca siempre gana” en España tiene una nueva escritura: “El Santander siempre gana”. El banco de Ana Botín, esa que asegura que a ella nadie la ha regalado nada (¿una entidad su padre?) se ha llevado por un euro el Popular… Con su deuda, sí, lo sabemos, pero también con unas exenciones fiscales de casi 5.000 millones de euros. ¡Y nos enteramos al mismo tiempo de que no recuperaremos los 60.000 millones invertidos en el rescate bancario!

La extraña política exterior de Trump

El titular más acertado sobre la enésima contradicción del presidente estadounidense (sus desbarres ya no son casi ni noticia) lo he encontrado en Capital Radio: “Catar calma a EEUU al comprarle 36 cazas F-15”. Hasta 12.000 millones de dólares para que el rubio de la Casa Blanca cambie su opinión respecto a un país al que acusaba de colaborar con el terrorismo internacional. Sospecho que dentro de poco nos tocará hablar de Corea (eso sí que da más miedo) y de Cuba (que sobre todo da pena).

Capitalismo de tuit

Miren, a mí todo me parece bien. De verdad. Mientras respete la integridad del prójimo, lo que piense, vote o defienda cualquiera me parece estupendo. Pero si luego se contradicen más que Trump tendremos derecho a señalarlo, ¿no? Anita Botwin es una estrella de Twitter para los de izquierdas, un modelo a seguir por sus reivindicaciones… Que luego vende su cuenta de Twitter a Cruzcampo y ni siquiera avisa de que se trata de publicidad pagada (aunque sea con cerveza).

Uber, sin conductor

Sí, me permito la licencia del chiste malo en el titular y hasta de cuestionar que el fallecimiento de su madre en un accidente de navegación haya sido la causa por la que Travis Kalanick ha decidido apartarse temporalmente de la dirección de Uber, la empresa de transporte de personas que se cisca en los derechos y obligaciones laborales de los taxistas. Kalanick ha creado un monstruo éticamente dudoso, con acusaciones de acoso sexual y laboral entre sus propios colaboradores. Y ahora, simplemente, huye.

Armas de saldo

Mientras escribo esta columna solo deseo que cuando la estén leyendo lo puedan hacer en la calle, felizmente, con un café o un txakoli al sol, o en la sombra después de comer. Por lo que la lectura que les recomiendo cada domingo tendrá que esperar a la noche. Entonces, busquen la pieza de Mikel Segovia en El Independiente sobre la subasta de armas de segunda mano en un cuartel, y hallarán un dato sorprendente: “Sólo en España circulan más de 2,9 millones de armas, a razón de una por cada 16 habitantes”.

Indecente

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Confieso que tenía pensado ser más ofensivo con Mariano Planells por su tuit contra la usuaria Anita Botwin, sobre la que decía: “Déjela, a esta pobre ya le ha afectado el cerebro su esclerosis múltiple”. La tuitera, por su parte, había hecho el enésimo chiste en esta red social con las palabras “cocaína” y “Albert Rivera”. Pero paso. Cada uno se califica solo y Planells es un indecente, como poco. Sin embargo, eso no justifica las decenas de respuestas de usuarios que se ponen exactamente a la misma altura.

Polémicas que duran 20 años

La polémica sobre la canción “Puto” de Molotov, que contiene frases homófobas expresas (siempre habíamos creído que a modo de denuncia), y que fue pinchada un DJ contratado por el ayuntamiento de Madrid, no me parece menor: ¿éramos más insensibles en 1997? Son muchos las que descubren ahora la canción, y el concejal de distrito la ha “prohibido” (como lo oyen). ¿Qué va a pasar cuando estos jóvenes aparentemente fascinados por Podemos descubran que en el mismo disco está “Gimme the Power”, que adelanta el argumentario de los de Iglesias 20 años?

Sí, es emocionante

Miren, la vida es difícil y este mundo está lleno de chalados que nos pueden mandar al otro barrio de repente. Que se lo digan a las víctimas del 14 de julio en Niza, a miles de kilómetros de una guerra. Así que, si alguien quiere emocionarse con el éxito de Mireia Belmonte, que lo haga. En España, en Catalunya y en Euskadi. Porque eso es lo mejor de los Juegos Olímpicos: emocionarse en Bilbao porque un marroquí gana una carrera después de años de entrenamiento, una kosovar escucha su himno por primera vez después de ganar un oro, o un estadounidense se lesiona en la recta final.

Esa manchita verde…

La imagen lleva moviéndose por Facebook y Twitter todo el mes, y por fin, ayer, di con la fuente: nada menos que The Whasington Post es el que se fija en esa pequeña mancha verde en el mapa de innovación en Europa, entre todo el amarillo del desierto español en esta materia: “The Basque country —an autonomous region in Spain— is the country’s only area that is more innovative than the E.U. average. European politicians may be well-advised to take a closer look at where Europe is most and least innovative, to understand what lessons can be learned”.

Las cosas se ponen feas en Belfast

Me temo que la noticia de hoy no es un “hecho aislado”, de esos que suceden cada cierto tiempo en Irlanda del Norte, de disparos en las rodillas, ataques a viviendas, viejas venganzas y mensajes sangrientos entre enemigos. El asesinato a tiros del destacado unionista John Boreland puede ser una nueva vuelta de la tuerca de la violencia, en esta ocasión, dentro del propio unionismo, donde la policía habría detectado fuertes tensiones. Casi está descartado que el asesinato haya sido obra de los republicanos, pero la sangre siempre salpica.

No quedará «caja única»

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Si algo diferencia a los partidos españoles (a todos) de los vascos (los dos) es que los primeros buscan el interés de España, tomando a Euskadi como otra comunidad autónoma pequeña (y minimizando intencionadamente que es uno de los motores económicos), y que los segundos buscan, primero, el interés de los vascos. Así, desde PP hasta Podemos pasando por Ciudadanos y PSOE, quieren mantener la caja de las pensiones… para vaciarla, y que la llenemos los vascos, por supuesto. Otros 8.700 millones menos después de las elecciones.

Ni nada que negociar

En el PP son muy hábiles, eso es innegable: con la lluvia constante de casos de corrupción que les caen, los hachazos que nos pegan, y sus líderes entre la indolencia de Rajoy y la soberbia de Alonso, ganan las elecciones y suben en votos. Pero la estrategia para conseguir que el PNV negocie aunque no quiera, lejos de ser hábil parece un despropósito: el interlocutor de los “populares” en Madrid, Aitor Esteban, denunciaba en Twitter: “El gobierno español ha anunciado hoy su intención de recurrir la ley municipal y la ley de adicciones. ¿De verdad quieren negociar?”.

¿Gobierno sin Rajoy o Rajoy sin gobierno?

Un gobierno del PP solo puede ser malo. A los hechos me remito. Que no haya gobierno también lo es porque la única solución serán unas terceras elecciones… Que volvería a ganar el propio PP, claro. Pero parece que Pedro Sánchez está dispuesto a obtener, por tercera vez consecutiva, los peores resultados del PSOE en unas generales, llevándonos a una nueva repetición: en República.com y Vozpópuli plantean que el plan de Sánchez es forzar que el PP prescinda de Rajoy, algo que no parece una posibilidad hoy.

Una encuesta como solución

La situación me parecía absolutamente ridícula, así que celebro que Esteban Hernández sea contundente en El Confidencial ante la solución de Podemos, de hacer una encuesta entre sus votantes para saber cuál ha sido el motivo del fracaso. ¿Un montón de tipos listos que se ganan sus buenos sueldos como profesores e investigadores en Ciencia Política van a recurrir al comodín del público de un modo tan simplista? ¿No tratan a los suyos y a todos como a analfabetos intentando colarnos la supuesta utilidad de esa encuesta?

Las vacaciones no se negocian

La activista de izquierdas Anita Botwin (evidentemente, es un pseudónimo) lanzó un tuit que, se ponga como se ponga, da pie al comentario: pedía que la izquierda se volviese a movilizar… Eso sí, después del verano. Las chanzas fueron muchas ante la evidente metedura de pata de anteponer las vacaciones al activismo, y sus respuestas en Twitter (donde tiene más de 30.000 seguidores) llamando “caverna” a todos los que le criticaban, sonaban huecas: si tan segura está de que no tiene que avergonzarse de este tuit, ¿por qué lo ha borrado?