La noticia es que el PNV compita

Con casi todos los medios de comunicación en contra, con todos los sindicatos en contra, con el partido con el que tiene pactos de gobierno desde Madrid al ayuntamiento más pequeño de la CAV, en contra, con cada sector social y laboral, público o privado, señalando a las instituciones como culpable de sus males, lo sorprendente no es que el Focus de EITB muestre un empate entre PNV y Bildu, lo sorprendente es que el PNV compita. En Bildu saben que el “mood” social que han logrado les hace la campaña, por eso Pello Otxandiano no se arriesga con nada. Hoy más que nunca, ser del PNV no está de moda.

Nunca han entendido nada

En Bildu han sido muy hábiles, y hay que reconocérselo, generando una opinión publicada que afirma estar en contra de quien manda y a favor de quien se plantea como alternativa sin que importe su pasado. Pero también es cierto que han recibido ayudas: la conclusión en Canal Red, el digital de Pablo Iglesias, de que es una buena noticia que Sumar pueda quedarse sin representación y que Podemos pueda conservar dos escaños que regalaría a Bildu, es la conclusión de que no tienen ni idea de política: la izquierda española se disuelve porque no ha sabido leer que debían empezar por ser alternativa a Bildu, no al PNV.

El sueño de la derecha

La derecha tiene un sueño: tener la llave del gobierno vasco. Para ello, el PSOE de Eneko Andueza tiene que seguir desnortado, y las y los de Andoni Ortuzar tiene que seguir sufriendo el desgaste del mantra: “Huelga, manifestación y ‘PNV, cabrón’”. Si estos dos partidos no llegan a la mayoría absoluta, los votos del PP son claves no tanto para obtener lehendakari como para aprobar presupuestos o leyes. Y con eso lo que buscan es que tiemblen los cimientos de Moncloa, como filtra Román Cendoya en The Objective, claro, porque al PP lo que pase en Euskadi solo le importa si puede beneficiarle en España.

El marido de la César

Pueden ponerse Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez tan estupendos como quieran, que lo de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la comunidad de Madrid, huele a chamusquina y eso, por contacto directo, afecta al olor que deprende también la varonesa. Para entenderlo, nada mejor que el viejo aforismo: no basta con que la mujer del César sea honesta, también debe parecerlo. Pues en este caso es perfectamente aplicable cambiando los géneros: “La empresa con la que la pareja de Ayuso facturó 3,7 millones: cero empleados, un ordenador, una impresora y un Porsche Panamera” (El Diario).

Cuando usted quiera, señorito Rubiales

A Luis Rubiales el registro de la sede de la RFEF y de su propio domicilio le ha pillado en la República Dominicana. Estoy seguro de que no ha sido un error: o quienes practicaron ese registro lo sabían y lo querían lejos o quien ha sido registrado lo sabía y prefería alejarse. Y parece que nadie va a correr a buscarle: “Prevé volver a España el 6 de abril y se pone a plena disposición de la jueza”, titulan en EPE, donde también explican: “Juristas apuntan que es más práctico esperar a que su llegada a España se produzca tal y como ha anunciado que ordenar su detención y una extradición que puede durar meses”. Solo nos falta pedirle perdón.

No es el modelo, es la seguridad

La izquierda abertzale quiere que hablemos de “un nuevo modelo policial”, y no duda en aprovechar los incidentes en los que esté implicada la Ertzaintza, para conseguirlo. Es un debate evidentemente de parte, interesado y falaz. ¿Qué es “un nuevo modelo policial”? ¿Piensan volver a ponernos de ejemplo a la policía canadiense o la británica, absolutamente mitificadas? ¿Cómo disuelven las manifestaciones estos cuerpos? El debate de verdad es sobre seguridad, y eso implica hablar sobre reforzar la Ertzaintza, o no, y de eso no quieren debatir.

En tromba

Los sindicatos de la Ertzaintza dicen que han adivinado un patrón de provocación y algaradas. A eso podemos sumar otro patrón: manifestación posterior y salida coordinación de Bildu en X con su falso debate sobre el modelo policial. Unos tuits que leen y responden algunos agentes, por lo que vemos, y así el balón se queda colgado en la ya famosa “unidad sindical” y, especialmente, en el movimiento asindical, que también en redes sociales no dejan de presionar al departamento: “Se acaba el tiempo”. ¿Para qué? ¿De verdad creen que un lehendakari de Bildu velaría mejor por la institución? Mejor, ¿para quién?

Respeto a las instituciones

Las instituciones se respetan. Y punto. Me refiero, por supuesto, a instituciones de las que nos hemos dotado en democracia, eligiendo a nuestros representantes para que las pongan en marcha. Así que, por supuesto, considero que están fuera de lugar los insultos, empezando por los más machistas, a María Chivite. Y también creo que hace bien la presidenta de Nafarroa en poner en valor precisamente la institución que personifica: “Por respeto al cargo que represento, por respeto a mí misma y, sobre todo por respeto a todas las mujeres, los insultos machistas no van a quedar impunes”. No hay peor pérdida de respeto que la propia.

Por ejemplo

Isabel Díaz Ayuso no muestra ningún respeto por la institución a la que representa ni por sí misma: la ignorancia que demuestra, o lo que es peor, lo consciente que es de que miente, lía y embarra, es incompatible con la vida política digna. Sus declaraciones sobre que los gobiernos vascos han “euskaldunizado” Euskadi, su denuncia del “afán expansionista hacia otras regiones limítrofes” o de que las instituciones están “promoviendo identidades que garantizan una subvención” (El Diario) deben ser respondidas, sí, pero por Javier de Andrés, que estaba junto a ella cuando hablaba: ¿qué está dispuesto a oír, acatar o imitar?

Correcto

A Yolanda Díaz le gusta mucho hablar de conciliación y derechos laborales. Hace bien, es su área. Pero estaría bien que la ministra ejerciese esos mismos derechos en su entorno laboral. Lourdes Pérez lo escribía en X mucho mejor que yo: “Que digo yo que cada uno podría poner de lo suyo si la cosa es conciliar. Por ejemplo, que el Gobierno y el Congreso no se pongan a decidir, contar y votar asuntos relevantes para la ciudadanía con nocturnidad”. En efecto: quienes nos vemos obligados a seguir la actualidad política de Madrid estamos acostumbrados, también, a tener que hacerlo con horarios poco compatibles con nada.

Van a necesitar mucho, mucho más

Antes de la noche electoral gallega escribí que Podemos iba a necesitar mucho más que el digital de Pablo Iglesias para que Irene Montero sea eurodiputada. Vistos los resultados y lo que provoca la división que genera la presencia de Sumar (el nombre y la situación entran de lleno en el humor negro), es evidente que van a necesitar mucho, pero mucho más que vídeos mirando a cámara y el apoyo de un canal en YouTube y una web con un tamaño de letra gigante. Y no, la reunión de partidos de izquierda en Copenhague y el uso de claims “Europa necesita feminismo y una apuesta decidida por la paz”, tampoco serán suficientes.

Línea dura (y torcida)

El de Vox tampoco es un buen panorama, y esta es una noticia que debería de alegrarnos a todas y todos: el PP ha sabido aprovechar la oportunidad de demostrar que la concentración de voto en torno a sus siglas es práctica, y en las fintas la extrema derecha, que solo sabe girar hacia el miso lado siempre, muestra su debilidad. Así que, mano dura y recetario rancio: “Vox vuelve a pedir en el Congreso la ilegalización de partidos” (El Plural). También se han quejado de que los medios no les hacen caso (el mismo partido que veta el acceso a algunos medios, qué curioso). Y la culpa, por supuesto, siempre es de las y los demás.

Por fin hace buen tiempo

La llegada del invierno, tarde y mal, no debe de engañarnos ni a dar pie al autoengaño: la emergencia climática sigue existiendo y nuestro futuro como civilización está en peligro. Esta noticia en El Diario es solo de la semana pasada: “El Mar Mediterráneo lleva dos meses soportando una ola de calor”. Esto titularon en febrero. Insisto: en febrero “las temperaturas del agua del mar encadenan casi 60 días con registros mucho más altos de lo normal”. ¿Cómo va a ser nuestro verano? ¿Qué va a pasar con nuestra biodiversidad? ¿Cómo afecta todo esto a la producción de alimentos y su encarecimiento? Esas son las preguntas importantes.

Pero, ¿de qué colapso hablan?

Solo es el segundo subtítulo de una noticia que debería de ser buena: “Los problemas de tener cada vez más electricidad en España mientras se hunde su consumo” (EPE). Pero, vaya, qué subtítulo más elocuente: “Las energéticas alertan el riesgo de colapso si no se acelera de una vez la electrificación de la economía frente al consumo de combustibles fósiles”. ¿Qué “colapso”? ¿El de sus intereses? Así que como ahora hay más electricidad de la que necesitamos y, por la ley de la oferta y la demanda, pueden bajar los precios, necesitamos electrificarlo todo. ¡Qué casualidad! ¡Qué maravilla de engaño diario!

El espejo

Ponerse delante del espejo es duro: ver nuestros defectos y cómo envejecemos es difícil pero necesario. Y de la misma manera, necesitamos leer tuits, como este de Jorge Flores, que nos reflejan: “¿Cuántos padres contrarios a que otras personas adultas hablen de sexo a sus hijos proporcionan un móvil con muy poco control a edad demasiado temprana? Un poco contradictorio ¿no?”. Soy un usuario muy activo de pantallas (móvil, tableta, ordenador, televisión, consola…) y, al mismo tiempo, muy crítico con ellas, especialmente cuando las usan las y los menores. Por eso traigo a contenidos que pongan en duda su conveniencia.

Primera contradicción

Una de las cosas que más me gusta de X (antes, Twitter) es que suelo encontrar formulaciones muy precisas de pensamientos que yo barruntaba. Por ejemplo, Xabier Larrañaga se ha fijado en que en la presentación de su web que Pello Otxandiando hace en esa red social, asegura que quiere hablar con todo el mundo… Y lo hace con un tuit al que solo pueden responder quien siga o mencione el propio Otxandiano. Una práctica habitual en él y en Bildu, de un tiempo a esta parte. Así que, ¿podemos pensar que esa invitación a hablar es, básicamente, otro elemento de marketing? ¿Si lo pregunto en X, recibiré de nuevo a su legión de trolls?

Segunda contradicción

Otra usuaria u otro usuario de X, Hexis, ha visto una nueva contradicción, por decirlo de una manera amable, en la izquierda abertzale: “No son pocas las veces en las que hemos escuchado a EH Bildu criticar el turismo, apoyar las asociaciones o grupos de presión contra el turismo, demonizar el turismo y hablar sobre procesos de desturistización, etc., pero, ¿qué está pasando en el Fitur?”. Pues en Fitur lo que está pasando es que alcaldes y concejales de Turismo de municipios gobernados por Bildu se han dejado caer para promocionar sus municipios. ¿No hay turistifación en ellos? ¿En serio?

Tercera contradicción

Otra contradicción gorda de estos últimos días ha sido la que hemos cazado en Castilla y León: “‘Pido que acaben con su fanatismo climático’, dijo en chaqueta y sin abrigo, en Soria en pleno mes de enero”, tuitea Emmett Brown. El entrecomillado y la situación no es una exageración o una recreación: Juan García-Gallardo acudió a una fábrica de piensos e hizo unas declaraciones en el exterior para pedir el fin de ese supuesto “fanatismo climático” sin darse cuenta de que lo hacía en pleno invierno, en Soria, y sin abrigo sobre el traje. Una cosa es no ver las evidencias, mirar hacia otro lado en las contradicciones, y otra, hacer el tonto.

¿Quién aviva este fuego?

No es una estrofa de Manuel Alejandro, aunque podría serlo perfectamente. De hecho, no hablo de una canción de amor, ojalá lo fuera. Hablo de la irresponsabilidad de Núñez Feijóo, que llena las calles pero no sabe exactamente con quién ni cómo (o eso quiero pensar): “Mantean muñecos de Sánchez y Puigdemont en Ferraz al grito de ‘1, 2, 3, colgado de los pies’” (El Diario). Está muy bien eso de contar miles de personas y de encender los ánimos, pero casualmente cuando pasan cosas como la que acabamos de leer todos los responsables de esas movilizaciones desaparecen y acuden los de la segunda fila a justificar lo injustificable.

El éxodo del éxodo

Ni una temporada completa: los jugadores que ya están abandonando la liga saudí de fútbol o intentándolo no han aguantado ni una temporada completa en la cárcel de oro que supone ser el entretenimiento de un puñado de jeques. Campos vacíos, una calidad de vida mucho peor que en Europa y un nivel futbolístico poco competitivo, cuando menos, han hecho que Henderson huya y Benzema busque equipo en el mercado de invierno. Y eso que han firmado contratos estratosféricos que contienen, según las y los cronistas, retenciones importantes en el caso de no completar dos años en el país. A veces sí damos buenas noticias.

Qué escándalo

“El precio del aceite de oliva ronda ya los 15 euros por litro”, leo escandalizado en Bizkaia Gaur. La base de la cocina vasca se está convirtiendo en un producto de lujo y parece que no podemos evitarlo: “El coste en origen ha subido más de un 150%”, leemos también. Y una recomendación: que evitemos “hacer acopio, ya que tampoco ayudaría porque sería como una huida hacia delante, provocaría una mayor subida de precios porque haría mayor tensión en los mercados”. Pero seguimos sin entrar en el fondo: por qué, hasta cuándo y hasta cuánto, y qué cambio va a producir en nuestros usos y costumbres, y en nuestra salud.

Como siempre

Me sorprende la reacción de los socialistas navarros que leo en El Independiente: “El PSN estalla contra el PP: ‘Hace una utilización maliciosa y sucia de las víctimas de ETA’”. ¿Lo descubren ahora o les ha empezado a molestar ahora que no están a su lado? Porque durante años el PSE y el PSN apretaban filas con el PP, que ya hacía esa utilización, y hasta se contagiaba de ella. De Nicolás Redondo Terreros a Patxi López, vimos los nombres de las víctimas usados como excusa para su desprestigio hacia al nacionalismo. El mismo nacionalismo que después salvó de la inanición a los socialistas vascos.

“La izquierda” y “el centro”

El hecho de que en 2024 sigamos hablando de izquierda y derecha deja claro, para empezar, que la mayoría de políticas y políticos prefieren simplificar sus discursos para no hablar sobre una realidad compleja. Que en 2024 nos hablen de “las derechas” para evitar reconocer un pacto del PP con el fascismo, o que Edmundo Bal diga “que Izquierda Española está ‘entre el PSOE y Sumar’ y su nuevo partido ‘entre el PP y el PSOE’” (Canal Red), o que Bildu y PP, al alimón, se empeñen en repetir que el PNV es un partido de derechas, con las políticas sociales que promueve y activa, demuestra que esa simplificación es útil, principalmente, para mentir.

Lo que Madrid debe a España

Madrid actúa como una fuerza centrípeta que vacía España no ya de empresas (las grandes firmas fuera trasladan su sede social o parte de ella a la capital de España atraídas por una fiscalidad más favorable), también de talentos, y condena a la pobreza a regiones enteras. Así que será correcta cualquier medida que lleve a la capital del reino a retornar parte de lo robado con un círculo vicioso tan artificial como beneficioso para la comunidad y la ciudad. En la noticia de El Diario también mencionan en varias ocasiones que “2 de cada 3 salarios de más de 4.000 euros están en Madrid, Catalunya o Euskadi”.

Hablemos de Arabia Saudí

Hoy juega Osasuna su primer partido (esperemos) de la Supercopa en Arabia Saudí, el país al que se llevaron la competición Luis Rubiales y Gerard Piqué. No sé cuál de los dos me parece más recomendable, la verdad. Y el país del que se quieren ir algunos de los jugadores que acudieron atraídos por ofertas millonarias: Según Sport, Jordan Henderson (33 años, 40 millones al año) es el que más alto lo ha dicho, pero también querrían huir de la cárcel dorada (y la liga de mierda) Roberto Firmino (32 años, 20 millones) y hasta Karim Benzema (36 años, 200 millones al año, y no, no sobra ningún cero).