Ojalá en el sur de Euskadi, también

Cuando viajamos al norte de Euskadi y entramos en un restaurante, es obligatorio que nos pongan una jarra de agua gratis. Esta costumbre, que se basa en el cumplimiento de una ley francesa, debería de ser importada al sur: espero que el Parlamento vasco se ponga al lío y convierta en obligación lo que hasta ahora han sido tímidos intentos, por ejemplo, en Bilbao. Y que los parlamentarios y las parlamentarias no hagan caso de los ridículos argumentos que han recopilado en Magnet que esgrime el sector del embotellado para negar lo más básico: el agua del grifo.

No sois el Che

La justicia española ha convertido en héroes a personajes como Pablo Hasel o Valtònyc, que no pasan de raperos con ansias de provocación y de notoriedad. Las condenas que les han caído son injustas e innecesarias porque el mal gusto y la actitud chulesca no son delito, son motivo de chiste. Con ambos condenados y ascendidos a víctimas del estado, sus pasos son seguidos, como la carta que Hasel ha enviado a Valtònyc (publicándola en una web, no vayan a ser discretos), asegurándole que habrá gente luchando en las calles por ellos y recomendándole fortaleza ante el reto heroico que les ha tocado compartir.

Menos lecciones

Más peligrosos que Pablo Hasel o Valtònyc, que consideran que quemar papeleras es un modo de revolución, son los asesores económicos que cuelgan de su misma cuerda ideológica y que, en Gurusblog, definen como economistas “que prometen el paraíso económico de riquezas ilimitadas para todos en la cual la ‘impresión’ de papel moneda puede ser ilimitada sin tener consecuencias negativas y en donde el límite de la deuda de un país es el cielo”, antes de mostrar qué es la inflación, qué países han impreso billetes para empobrecer a su ciudadanía, y qué pasa después.

Hooligans sin cerebro

Hace unos días les hablaba de cómo el equipo de comunicación de jugador del Real Madrid, Vinicius Júnior, había robado y manipulado una foto de Pablo García Sacristán para usarla en las redes sociales del futbolista. Hoy les hablo atónito de las reacciones a la denuncia del fotógrafo: forofos del Madrid sin dos dedos de frente que acusan a García de aprovecharse del jugador o de no pagarle derechos por fotografiarle. El fútbol y Twitter son los factores comunes de los más idiotas. Se lo digo así, sin rodeos, porque mi estupefacción no me permite inventarme circunloquios.

¿“La vecina rubia” plagia?

Entre los aficionados a las redes sociales, especialmente entre las aficionadas, hay un personaje conocido como “la vecina rubia” que ha destacado en los últimos dos años por sus ocurrencias en forma de tuit. Ocurrencias que ha acabado plasmando en diferente merchandising y que ha alimentado de diferentes maneras, copiando, por lo que parece, a escritores y escritoras o tuiteros y tuiteras. Si la pillan, como esta semana, se disculpa por el “error”, y a seguir vendiendo y acumulando followers. Porque el talento para comercializar no es el mismo que para crear.

La fortuna de un dictador

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Parece que estamos ante la enésima polémica sobre la dictadura cubana y el oscurantismo de los Castro, esta vez, generada por un libro que ha escrito uno de los escoltas de Fidel, que acusa al iniciador del régimen “de llevar una vida de millonario y de poseer más de 20 mansiones, una isla o tres yates”. Pero va más allá: tráfico de drogas y diamantes cuyos beneficios podrían ir directamente a sus cuentas en el extranjero. Todo ello tapado por la opacidad del régimen y justificado por la doctrina socialista obligatoria en la isla.

Pero los pobres son los españoles

Pero no miremos mal a Cuba, donde al final, lo poco que tienen lo reparten… a menos que seas de los Castro. En España las desigualdades sociales van camino de agrandarse: solo ese puede ser el resultado de abaratar los costes de producción (según ‘Libremercado’), el objetivo que el gobierno español lleva persiguiendo desde que Rajoy rozó con la punta del zapato la moqueta de su despacho en Moncloa. Este objetivo, dicen, buscaba atraer la inversión, pero también contenta a la clase alta española, que disfruta de más márgenes pese a la crisis.

El nuevo circo

Con este sistema de abaratar costes por la vía de la mano de obra, y ampliar los márgenes por la vía de mantener los precios pese a la reducción, algunos podrán comprarse las Google Glass con más alegría mientras otros solo podrán soñar con ellas. Aún así, este es el menor de sus problemas, porque el invento de Google, de momento, solo sirve para hablar de él. Para hablar de él y para invertir dinero, como el que va a soltar RTVE para hacer visibles sus canales en una pantalla tan minúscula que carece de sentido, como anuncian en ‘Vertele’. Ahora, podremos ver la tele mientras andamos por la calle o conducimos. La tontería con la tecnología parece no tener límites.

Twitter dice que Twitter es bueno

Y vamos todos y nos lo creemos. Pero no se rían, que es verdad: cuando Twitter, o Facebook, o Google, o Apple, o Amazon, o cualquiera de estas tecnológicas dice algo bueno de sí mismo, la tendencia natural del periodista es repetirlo y confirmarlo. Y nos quedamos tan anchos. Pero vamos a hacer algo excepcional y a poner en tela de juicio lo que leemos en ‘TICbeat’: “Las marcas que se anuncian en TV y en Twitter aumentan sus ventas, asegura la red social”. Hablan de un 7%, un porcentaje muy bien calculado que roza lo exiguo e incluso lo anecdótico.

Un millón para la burbuja

Pero si creen que ya saben de qué va esto de la burbuja tecnológica después de leer que en unas gafas carísimas se podrá ver la televisión mientras camina, o que una red social habla bien de sí misma, esperen, que ahora viene la traca final: en ‘Gurusblog’ nos cuentan que una App que consiste en enviar la palabra “yo” a tus contactos ha recibido un millón de euros de financiación por parte de inversores que esperan que su dinero se multiplique. Como lo oyen. Aseguran que es tan “adictivo” enviar “yo” a tus amigos por medio de tu móvil, que tiene que haber negocio en ello. No se puede ser más tonto.