«A quien corresponda»

No negaré la gravedad de un fraude electoral en Catalunya para dejar sin efecto votos independentistas aumentando el censo en circunscripciones concretas. Pero la suma de los que lideran la denuncia vía Twitter me tira para atrás: Anonymous y Beatriz Talegón, que a su vez llama la atención a Rufián, Colau, Cotarelo, Albano Dante, la CUP… ¡Uf! El independentismo está cargando con personajes que ponen peso en la mochila en vez de ayudar a llevarla.

Anda que los “amigos” de dentro…

Me ha sorprendido la cantidad de estrellas en Twitter que ha generado este procés: líderes de opinión que lanzan mensajes a favor de la república catalana que sus miles de seguidores retuitean. Pero generar ese ecosistema tiene sus riesgos, porque te aparecen tipos como Jordi Borrell. Este profesor universitario ha acabado borrando su cuenta en Twitter después de arremeter contra Miquel Iceta con “gracietas” homófobas. Por supuesto, el unionismo lo ha aprovechado, pero el pecado es de Borrell.

La munición no se regala

La campaña en Catalunya ha arrancado mal desde el independentismo: mensajes homófobos, los que quieren meter con calzador a las víctimas de los atentados en Barcelona y, ahora, la banda que hace un “escrache” a Andrea Levy como si esta no fuera a usarlo a favor del PP en Catalunya… Y España. Si el primer mandamiento es que en campaña no vale todo, el segundo es que la munición al enemigo no se regala. Las energías tienen que concentrarse en empujar lo propio.

Que ya se la regalan otros…

Ada Colau acudió a un programa de máxima audiencia en Telecinco un sábado lluvioso por la noche pero seguro, seguro, que no tuvo nada que ver con la campaña catalana porque, claro, ella es la alcaldesa de Barcelona y estas elecciones no van con los municipios. Y todos nos lo tenemos que creer. Si el nacionalismo español tiene a favor a medios y palmeros (oigan, que la Colau tuvo una novia, ¡qué moderna, qué cercana!, aseguran algunos), el catalán tiene que cuidarse especialmente.

Guardiola lució un lazo amarillo… Y ganó

Pep Guardiola es un ejemplo de comportamiento, valores, compromiso y profesionalidad. También es un ejemplo, para su desgracia, de cómo se las gasta el nacionalismo catalán: el entrenador del City lució un lazo amarillo en solidaridad con los presos catalanes que no pasan por el aro (¡qué vergüenza, España!), y también ganó al United de Mourinho. Lo primero ha sido noticia en mayor medida que su temporada extraordinaria, que está siendo silenciada en la prensa española.