La maldad es indiscutible

Solo el levantamiento del secreto de sumario nos permitirá confirmar si en el asesinato de Samuel Luiz en A Coruña durante el fin de semana la homofobia es el desencadenante principal. Para confirmar la maldad de algunos no hace falta esperar, solo mirar hacia atrás: este entrecomillado de Espinosa de los Monteros en El Plural, “hemos pasado de pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley”, fue relanzado por varios usuarios de Twitter después de la agresión mortal a modo de recuerdo de que la homofobia, evidentemente fortalecida antes de lo sucedido, no tiene nada de casual y sí de causal.

¿Ignorante o tramposo?

Sin salir de Vox llegamos al tuit de su diputado por Badajoz, Víctor Sánchez del Real, después de que Pablo Díaz se llevara 1,8 millones en un concurso televisivo: “Enhorabuena a Hacienda, que acaba de ganar 800.000 euros en Pasapalabra de Antena3”. Un usuario de Twitter le preguntaba: “¿Cómo cree que se paga su (muy jugoso) sueldo?” junto al pantallazo en el que se muestra los más de 86.000 euros anuales que le abonamos entre todos. El Sánchez del Real no es el único tuit que se queja de los impuestos, pero sí uno de los más irresponsables porque es parte del órgano legislativo y tiene incidencia directa en el balance público.

Otro liberal

El pensamiento liberal ha encontrado en Twitter un espacio en el que engordar. ¿Quién está en contra de tener más libertad o de que sus ingresos rindan más? ¿Y quién está a favor de que se descomponga el estado de bienestar? Esa contradicción es habitual en los liberales de pacotilla, pero algunos, como Juan Pina (que dudo de que sea un nombre real pero tiene más de 10.000 seguidores), van más allá: “La izquierda ataca tanto el juego porque da esperanza de movilidad social, que odia, y porque pone en evidencia la miseria del igualitarismo inducido por el Estado. Hasta esa esperanza quiere quitarle a la gente”.

La ansiedad de contarlo

Los Pájaros Pican ha resumido en un interesante hilo de Twitter las conclusiones de un estudio de la universidad de Cambridge sobre cómo usamos los móviles y las redes sociales durante el verano: “Solo 1 de cada 10 fotos son vistas más de dos veces, pasado un año de ser tomadas” en el ingente archivo de Google Photos que posee quien tenga un Android. “230.000 fotos son almacenadas cada décima de segundo”. En resumen: “Sobre una muestra de 9.500 jóvenes entre 16 y 30 años, el 89% afirmaba necesitar taxativamente el compartir sus vacaciones en las redes”, y “el 83% de los jóvenes sentía cierta ansiedad al ver las stories y las fotos de amigos”.

Una locura

Después de leer un par de veces las cifras de fotos, datos y porcentajes del párrafo anterior para asimilarlas correctamente, tengo que meterme en más números: los que ofrece Marc Menchén en su breve hilo sobre la situación económica real del FC Barcelona. Cientos de millones de euros de agujero, otros más de doscientos comprometidos, jugadores regalados solo para ahorrarse los sueldos, fichas multimillonarias (empezando por la de Messi) y un crédito organizado por Goldman Sachs de más de 500 millones más para empezar a afrontarlo todo. Y el balón sigue rodando. ¿Por qué se permite esta sinrazón?

La agredida es hoy agresora

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Hace unas semanas hablábamos de las discusiones que había generado en las redes sociales el ataque a una chica, identificada como parte de una banda neonazi, por un grupo en Murcia. Hasta el ministro de Interior se significó, y muchos se preguntaban si incluso este ataque no hacía, en parte, justicia. Ayer leíamos que “la intocable”, Lucía García de la Calzada, ha sido identificada como participante en la agresión de hasta 30 neonazis a una pareja y su familia en Murcia.

Cuando las campañas hacen efecto

Cuando las campañas hacen efecto acabamos leyendo tuits como el que firma Pablo Díaz, al que mi admirado Egoitz Moreno rebautiza con bastante gracia como “Pablo el ‘sucnormal’”. Este mexicano afincado en Madrid tuiteaba: “Acojonante. Tener que aguantar a catalanes hablando en catalan en el metro de madrid. Acojonante” (sic). Es evidente que lo que Pablo afirma es una estupidez, pero es el resultado de todo lo que se señala al pueblo catalán en Madrid.

No solo lo hace Telefónica

Vaya por delante una certeza: no solo Telefónica está vendiendo los datos que puede comercializar de sus usuarios. Lo hacen todas las empresas que son capaces de hacerlo sin remordimientos. La casualidad ha hecho que la filtración de la venta de Telefónica haya coincidido con la presentación de un producto de esta empresa para gestionar, precisamente, la información que Telefónica posee de cada usuario, y tiene que servirnos de recordatorio.

Todos menos Trump tenemos la culpa

Soy consciente de que he recurrido en esta columna en otras ocasiones a la frase de Homer Simpson: “Todos menos yo tenéis la culpa”, pero una vez más podemos aplicarla, en esta ocasión, a Donald Trump, que acusa a Barack Obama de estar detrás de las filtraciones en la Casa Blanca que dejan en ridículo su gestión. Por supuesto, la culpa tiene que ser de alguien, y si es negro, progresista y está en contra del uso de las armas, tiene más papeletas para llevársela.

Esos juguetes “inteligentes”

Un peluche que se conecta al smartphone de los padres para que estos puedan hablar, por medio del muñeco, con sus hijos aunque estén en casas diferentes. ¿Podría ser una buena idea? Lo que sorprende es la desastrosa gestión, además, de la empresa, que ha dejado los datos de los usuarios de acceso a los muñecos y las aplicaciones en servidores sin seguridad: ya hay constancia de que están en posesión de unos hackers, y el mal uso de la voz de padres y niños, de contraseñas y conversaciones, es incalculable.