La legión de idiotas

Quienes niegan la masacre de Bucha, la destrucción de Mariupol y la invasión por el morro del ejército ruso sobre Ucrania, forman esa “legión de idiotas” de la que nos avisó Umberto Eco, que en las redes sociales de Internet eran capaces de negar la opinión de personas expertas o, en este caso, de periodistas sobre el terreno. Profesionales como Mikel Ayestaran, que hablan con las víctimas que han perdido a hijos, hermanos, maridos y padres (lo escribo así porque, según las crónicas, el ejército ruso se ensañó con los hombres), y que, por supuesto, “no tienen tiempo para montajes” después de seis semanas de horror absoluto.

Algunos, ilustrados. O eso creen ellos

Así que, sí, voy a tratarles como lo que son, idiotas, y no pienso perder ni un segundo en discutir con quienes forman esa legión capaz de negar, desde sus casas, el relato de decenas de periodistas de medios de comunicación de todo el mundo que se juegan la vida en Ucrania. Y me da igual que se llamen Bea Talegón, que no es más que una friki, o Pascual Serrano, que no se ha cortado durante décadas en darnos lecciones de comunicación y ética, para el que la revolución de la comunicación es, atención, contrastar la información de todos esos periodistas en el lugar de los hechos con fuentes gubernamentales, en este caso, rusas.

Las preguntas

Me voy a 5W porque Santi Palacios, que sí ha estado en Bucha, ha visto con sus ojos qué paso y ha hablado con quién lo sufrió, creo que expresa muy bien lo que tiene que suceder, y porque es un medio de comunicación de esos alternativos que tanto gustan a los Serrano y las Talegón, y les pintan la cara: “Las caras de shock no mienten. Por eso es necesaria una investigación. No para poner los testimonios en tela de juicio, sino para lo contrario: para saber, de forma pormenorizada, qué pasó en Bucha. Quiénes dieron la orden en la cadena militar rusa si la dieron, cuáles son los motivos, quiénes son las víctimas”.

La respuesta

Es tiempo de periodismo y del mismo modo que durante la pandemia me llevé un chasco con mi propio oficio, la mayoría de los trabajos que estamos viendo durante la invasión rusa dignifican la profesión. Ane Irazabal ha estado en otro punto caliente este fin de semana en esta tercera guerra mundial latente que vivimos: Hungría. Y desde allí ha informado del resultado de las elecciones, también vía Twitter: “En su discurso del vencedor, Orban ha dicho que sus enemigos son: burócratas de Bruselas, la izquierda liberal húngara, George Soros, ONG, medios de comunicación, Zelenski”.

Los colaboradores

Orban abandona su pose de neutralidad y, una vez ganadas las elecciones, vuelve a abrazar virtualmente a Putin, que le ha felicitado. Pero según cuenta Steven Forti en Twitter, el ruso no es el único que se alegra por el húngaro: “Tertsch se ha desplazado a Budapest y celebra la victoria de Fidesz encantado de la vida, cargando contra Von der Leyen y la UE, además de Soros (…) Buxadé ha pillado un avión, se ha plantado en Budapest y lleva doce horas celebrando como si no hubiese un mañana la victoria del autócrata húngaro, además de contar lo que ve ahí como si estuviese hablando del paraíso terrenal”.

Gobernar con críticas es inevitable

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Espero que Ada Colau, por lo menos, se haya sorprendido cuando haya recibido el tuit de @Txell, una catalana que le ha enviado una imagen de su factura del agua en Barcelona: 0,91 € de consumo que suponen un pago de 59,54 €. ¿Por qué? Por el abono de diferentes tasas e impuestos. Ese abono de impuestos es necesario, por supuesto, pero sirve para recrudecer una realidad. ¿Qué puede hacer Colau? Exactamente lo mismo que todos sus predecesores y el resto de alcaldes: administrar y olvidar cierta demagogia.

¡Que me borren el rastro!

Algo parecido habrá exclamado la Infanta Cristina en este plazo que se está dando para pensar qué va a hacer, una vez absuelta del “Caso Nóos”. Primero, estaría pensando en cómo lograr que le reconozcan la injusticia de haber sido encausada. Y después, querría ejercer su “derecho al olvido” haciendo que Google borre su rastro relacionado con esta causa. ¿Puede hacerlo? Con tiempo y dinero, seguramente sí. Así que la memoria y todo lo que podamos escribir al respecto, son importantes.

Sí, es Europa

La frase de Santi Palacios, convertida en tuit, es de las que te deja helado: “Ninguna persona de mi generación podía imaginar que en 2017 íbamos a estar tomando imágenes así en Europa”. Pero más frío pasan las miles de personas que se amontonan en campos de refugiados de Europa a las que Palacios ha fotografiado. En la revista 5W nos enseñan imágenes de esta Europa (Europa, sí, Europa) que no acoge y sí encoge corazones, hombros y modelos solidarios.

Lo importante no va en un “meme”

Leyendo a Luis Arroyo (siempre imprescindible) uno se entera de que los “memes” no nacieron con Internet: el término lo inventó Richard Dawkins en 1977 para referirse a la mínima expresión de la cultura. Y ha sido subvertido, claro, en este tiempo de Internet en el que todo es banalizado. Y eso es precisamente lo que denuncia Arroyo, que tenemos la herramienta más increíble para transmitir información valiosa y la llenamos de tonterías… Y mentiras, añado yo.

Euskadi, en tecnología 3D de hace 80 años

La historia que hemos encontrado en El Confidencial no tiene desperdicio: el investigador Josu Martínez había oído hablar de una película, “Euskadi”, estrenada en 1937 (año de los bombardeos sobre nuestro país) pero en 3D, que llegó a considerar un rumor porque no lograba dar con ella… Hasta que encontró una carta de 1983 de su director, René Le Hénaff, en la que confirmaba la existencia de la cinta en la que grabó tradiciones folclóricas y culturales de Iparralde con una tecnología excepcional. La veremos en Loraldia, en Bilbao.