Nace la generación de los aititeflautas

Al hospital con la Visa entre los dientes

El estado del bienestar está más caducado que un yogur del año pasado. Entre tanto copago, repago o yonopago, pronto volveremos a la medicina alternativa, a tirar de curanderos, chamanes y brujos de la tribu. «Curo dolor de espalda invocando a Txomin el grande con la sangre fresca de un gallo. Precio muy asequible; 20 euros, los jubilados pagan solo el 50%». O «Soluciono el mal de estrés con magia negra y desollando pollos. Tarifa al alcance de cualquier trabajador mal pagado».

Las pócimas sanadoras y los elixiris mágicos se venderán en los mercados de abastos junto a las salchichas y los higadillos. «Inmejorable jarabe para solucionar la impotencia. Si no le funciona como el Viagra, le devuelvo su dinero. Abstenerse afectados por ERE».

Los problemas de corazón se tratarán con hechizos. Los conjuros sustituirán al dentista y un cordel hará las veces de sacamuelas. No nos lo están poniendo fácil para sobrevivir. En los ambulatorios instalarán una máquina para pasar la Visa que el enfermo llevará reglamentariamente en la boca o tatuada en la piel, si ya ha perdido los dientes.

Se está cociendo una nueva generación; los aititeflautas. Eso sí, cuando los antidisturbios vayan a disolverles que usen gominolas que la osteoporosis es muy traicionera. Porque los predicadores/tertulianos pronostican el Apocalipsis financiero, los periodistas escriben sobre el Armagedon económico, los expertos vaticinan la hecatombe del sistema y los ministros nos dan sepultura.

Sin Caganer en el belén

El Caganer de Rajoy, un clásico de estas Navidades
Los tijeretazos han llegado a todo, pero solo a un catalán se le ocurriría recortar a la hora de ir al baño. Lo digo porque la Generalitat ha decidido controlar el uso del papel higiénico en las escuelas con un límite de 25 metros al mes por alumno. A ver: Tres veces al día por veinte días lectivos hacen un total de 0, 41 centímetros de papel de wáter por niño. Si es de cuatro capas, sobra, pero si es de dos (cosa que sería lo normal), entonces tendrá un problema en caso de apretón. Y esperemos que no haya epidemia de diarrea.
La carta de la Generalitat también se cisca en algunos porque habla de consumos desmesurados en ciertos centros, quizá sugiriendo que alguien se lleva el rollo a casa y lo revende.  A los responsables de Educación ya solo les falta imponer este otro copago sanitario.
Pero ¿han tenido en cuenta los gestores de la operación limpiaculos todas las variables? Es decir: ¿Aplicarán un canon a aquellos niños con el trasero gordo que necesiten más cobertura? Si el txiki viene ya con la evacuación hecha de casa, ¿se le bonificará porque no gasta? Y si es una niña, ¿le asignarán más papel? Sin olvidar los peques con vena comerciante que subasten trozos de segunda mano. ¿Tendrán derecho a un extra?
El próximo paso será incorporar a la mochila escolar un kit de toallitas húmedas multiusos. O implementar el uso obligatorio del pañal –desde luego reciclable– hasta el final del Bachillerato. Y por supuesto, suprimir la figura del Caganer en el belén, que da muy mal ejemplo.