Euskadi, el otro triángulo de las bermudas

Modelo de Barcelona Fashion Week

El triángulo de las bermudas es una zona comprendida entre las tres capitales vascas que cada verano se llena de tíos en pantalón corto, canillas al aire y pelos al viento que exhiben sus piernas con más pundonor que gallardía. Esta semana el 080 Barcelona Fashion Week ha apostado, en sus colecciones masculinas, por las bermudas con americanas ligeras como alternativa al traje clásico. Aunque no creo que los que se plantan los shorts y las chancletas sean muy fashion victim, contemplar este striptease parcial me produce una mezcla de zozobra y desasosiego que ya tengo diagnosticada como patología fetiche.

Algunas pantorrillas me suben el ánimo: fornidas, peludas, atléticas… con aspecto de jugar varios Wimbledon después de nadar diez kilómetros. Pero la mayoría me bajan la tensión: son paliduchas, enclenques, con aspecto malhumorado y pinta de sufrir maltrato doméstico. Me pongo mala cuando el becario –que parecía de buen ver– desnuda las zancas y se descubre como un gallináceo con patas de palo. No hay nada más antilibidinoso.

Y lo peor es si se presenta el jefe en shorts. ¿Hay algo que le reste más credibilidad y cree mayor malestar entre sus subordinadas después de marcar paquete? Lo siento. Soy consciente de que cada verano me descuelgo con una columna de canillas masculinas. Pero les juro que no hago un corta y pega porque el tema de sus piernas me daría para un tratado. Imagínense si despuntaran con otra extremidad.

El día que una pija revolucionó Bilbao

 

Hilton, de profesión; sus escándalos

La llegada de Paris Hilton a Bilbao nos ha vuelto un poco más pueblerinos y bastante más papanatas. A mí me la trae al pairo que venga Hilton, que se quede sin bragas como en aquel exclusivo local de Los Ángeles con Cristiano Ronaldo, que traiga a su cerdita de mascota (si eres pija y rica es lo que toca), pero hay que ser bastante tontainas para darle tanto bombo, ir al hotel y pegar la nariz a unos cristales tintados, esperando el autógrafo de una celebrity analfabeta.

Con sus aires de vip, alojada en la suite imperial del Carlton, mejor que hubiera ido a San Mamés, que con lo petarda que es, igual nos montaba unos fuegos artificiales. Hay que ver lo que podemos hacer la pelota a una rica heredera que no sabe cantar, que ha tratado de actuar y le dieron el título de la peor actriz, que no escribe, (también lo intentó con su biografía), y que no defiende ninguna causa, porque solamente se exhibe. En ninguna ocupación ha encontrado su sitio, aunque sigue acaparando portadas por sus escándalos, sus desnudos, sus detenciones, sus consumos de drogas y sus decenas de novios.

No en vano cumple a rajatabla todos los requisitos para ser una pija; salir con otros de su estirpe, estrellar un coche caro, que la policía te pille conduciendo bajo los efectos del alcohol u otras sustancias, ir a una clínica carísima de rehabilitación y tener ficha policial. Y lo más importante, no trabajar o que los demás lo hagan para ti. No sé porqué me da que venir a Bilbao no está en ese listado.

La ladrona de Ubrique

El trío La-la-la

El pasado miércoles caía un campanario en Lorca y el jueves se derrumbaba otro en un juicio en Cádiz. Soy consciente de que en pleno caos sísmico y electoral, hablar del juicio a la mujer de Jesulín por intentar comprar una pensión para su madre estafando a la Seguridad Social, es friki. Pero Marijose, la ladrona de Ubrique, tiene mucho tirón y además, la cabra siempre tira al monte.

Porque el juicio goza de todos los componentes de un culebrón: Mafiosos de poca monta como un empresario apodado El Turronero, un ex policía con un Porsche llamado Carretero y un inspector médico de apellido Casto, que diseñan un gran timo en la mansión de Ambiciones. El reparto se completa con señoras de mediana edad que gritan e insultan a la Campanario como si fuesen el Anticristo. En el proceso, la prota femenina se desmorona y echa a llorar como una macarena, asegurando que se ha sentido “estafada, humillada, juzgada y condenada” y que estos han sido “los cinco años más duros” de su vida. ¡Va a resultar que la Campa pagó 18.000 euros al golfo que conseguía incapacidades fraudulentas creyendo que era una ONG que se dedicaba a atender a incapacitados!

Cuando trapicheaba se creía muy lista, pero cuando le pillan, se hace la tonta. El problema es que se ha creado un doble bando y si se criticas a la presunta, es que estás a favor de la cateta de la Esteban. No sé que es peor si ser una belenista descerebrada o una choriza redomada.