Desvergonzados

 

La batalla científica por explicar racionalmente las emociones más íntimas no tiene límite y el penúltimo hallazgo ha sido la ubicación de la vergüenza en un área concreta del cerebro. En un paso más en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas, analizando la sudoración, ritmo cardiaco y las expresiones faciales, Virginia Sturm de la Universidad de California ha comprobado la vergüenza que sentían las personas y mediante resonancias magnéticas mostrar el área del cerebro que se activa durante el proceso vergonzoso o vergonzante, según.

El rubor como emoción localizada ya tiene su dirección de correo postal neuronal en el cerebro. Sabiendo esta ubicación cerebral, es probable que a los dirigentes de Telefónica se la extirparan antes para que pudieran anunciar con desvergüenza total un ERE (anhelado, cierto, por la mayoría de los beneficiarios) para 6.400 trabajadores (20% de la plantilla), mientras la empresa presenta unos beneficios de 10.167 millones de euros y propone incentivos millonarios para sus directivos.

Aclaremos, el ERE dichoso lo pagaremos a escote todos los ciudadanos. ¡Vergüenza? Como pagamos a escote los viajes del señor Aznar a Libia a recoger su rayo del líder al tiempo que firmaba contratos de suministros de material bélico, torpedos, minas, misiles y bombas de racimo, todos ellos confirmados por el señor Rodriguez Zapatero, y que como ahora puede comprobarse el amigo libio Gadafi emplea en fuego a discreción contra su propio pueblo.

Así que el señor del sí a la guerra en Irak ahora es el del no a intervenir en Libia, y el de no a Irak es el del sí contra Libia. ¡Vergüenza? No sé si les quedará lóbulo alguno de la vergüenza. Pero tampoco mucha neurona para ruborizarse les puede quedar a los muchimillonetis españoles, mucho españolismo y vivas a la patria, pero en 2010, desde que pintan duras, han reducido a la mitad su inversión en deuda española (de 10.000 millones a cinco mil) y se han ido con sus Sicav (sociedades de inversión capital) a otras patrias más saneadas y rentables para sus patrióticos bolsillos. ¡Vergüenza?

Otro tanto han hecho los bancos en Europa con los fondos de rescate recibidos, embolsillados con desvergüenza y sin retorno social, ante cuyo expolio solo los islandeses parecen presentar síntomas de vergüenza-insumisión. Ante tanta atrofia del lóbulo de la vergüenza solo nos queda el ¡Indignados! de Hessel y Sampedro y las gotitas de insumisión islandesa. Poca cosa para tanto desvergonzado.

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