Los réditos del retorno

En esta vertiginosa y variopinta evolución social es poco probable que salvo algún ángel ingenuo reencarnado alguien piense que las potencias involucradas en la guerra civil libia lo hagan por altruismo democrático. Ni que antes el mantenimiento del dictador y ahora su derrocamiento hayan sido hechos sin réditos de retorno.

Primero aplaudieron al libertador panarabista, luego defenestraron al terrorista para después volver a saludarlo como apreciado petroleador para llegar hoy a su liquidación política y física. Recogidos los réditos de la incertidumbre —le vendían armas y al tiempo le llamaban terrorista—, ha llegado la hora de reclamar petróleo y contratos de reconstrucción como rédito de guerra y paz por los favores militares prestados.  No es que los “chicos del verdugo blanco” bajo la txapela hayan sido gadafis irredentos, pero es ilustrativo que cesen definitivamente el mismo día. Aunque no nos veamos entre las fotos de la alegría y satisfacción de la primera de DEIA el sábado, les aseguro que miles de ciudadanos vascos y de toda latitud con buena voluntad estamos allí “in pectore”.

 Pero entre esta explosión de alegría de la mayoría que no aceptamos amenaza alguna de ETA ni de sus múltiples contrarios, gal o batallones variopintos, resuena disonante la compunción de muchos otros ante el comunicado del finiquito terrorista, como si no fuera bueno para todos.

Por esto recuerdo las palabras premonitorias en 1984 de un miembro notable de las fuerzas de seguridad, vaticinando conflicto para largo plazo,  primero por ser de baja intensidad (¡un solo muerto es demasiado!) y en segundo lugar por sus beneficios colaterales sustanciosos para ambas partes; no para víctimas ni presos, me imagino.

Es el paradigma metafórico de la úlcera que sangra pero no mata. Me pregunto qué hará la izquierda recién civilizada cuando no hablen de ellos a diario en todas las teles y no puedan amenazarnos con sombras traseras; también nos preguntamos qué harán los asesores de la Administración para el asunto de terrorismo (bastantes de ellos otrora entusiastas del tiro en la pierna ahora están apalancados en el gabinete López); si los guardaespaldas tendrán que engrosar el paro o si las diferentes policías seguirán cobrando los sustanciosos pluses destino-Euskalherria, y si se seguirá pagando a la pléyade de servicios secretos de vigilancia/contra-vigilancia (solo anti-ETA); ¿Qué se hará con los tertulianos monotemáticos? ¿Cómo inflamarán los medios al espectador cuando no haya vascosasesinosdeoficio? Hasta los zulos serán simples agujeros. ¿Acaso impedirán los espurios réditos y prebendas personales el gozo final y la alegría inicial del resto? Porque a lo peor, a Gadafi muerto Gadafi puesto.

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