Mi voto entre Nostradamus y Wikipedia

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Si con las caras de todos los humanos actuales metamorfoseáramos la Tierra en rostro humano, la figura que obtendríamos luciría rasgos orientales, probablemente chinos. No hace falta llamarse Michel de Nostre-Dame ni Baba Vanga para extrapolar ciertas evidencias. Pero esto de adivinar el futuro parece ser euforizante e inducir la producción de mucha endorfina, enganchando a casi todos a vaticinar un futuro mejor que el presente, aunque sólo sea imaginándonos conocer el número del próximo sorteo de lotería de navidad o cuándo subirá la bolsa.

En este juego de espejos cóncavos futuros ha entrado hasta Wikipedia, que a pesar de su mala fama se ha convertido en referente de conocimiento del pasado-presente, atreviéndose a vaticinar el futuro. De verdad que con algunos augurios realistas y preocupantes, como que en la Tierra seremos 8000mil millones en 2024 y 9mil en el 2037, o que en 2029 recibiremos mensajes de vida en otro planeta, o que el 2038 sucederá un apocalipsis informático; pero otros más halagüeños como que la capa de ozono estará recuperada para 2075, o que en 2095 se habrá logrado la igualdad entre hombres y mujeres, aunque para esto se base en la falsa-esperanza del Foro Económico Mundial, lo que lo aproxima a distopía interesada más que a ilusionante utopía.

Aunque hubo quien fue en su día mucho más allá. «Créanme, es la verdad. Sadam dispone de armas de destrucción masiva», repetía el sr. Aznar y ya sabemos de su fiabilidad como adivino, casi tanta como la de su amigo de puerta giratoria Felipe G. augurando un futuro con ochocientos mil puestos de trabajo más, convertidos en espejismo de futura melancolía. Con tan aventajados profesores es normal que desde el viernes hasta el día 20D tengamos en cartelera una pléyade de adivinos invasores de nuestra intimidad prometiéndonos el futuro, aunque no tengan ni idea de que sucederá, quizá porque sepan con certeza que la mayoría de parados seguirán sin trabajo, que los científicos que se fueron no volverán, que los pobres continuarán necesitados mientras los ricos seguirán forrándose… vamos, que prometerán el paraíso celestial a sabiendas de que no existe ni el terrenal.

Pero si el boticario Nostradamus, una clarividente como Baba Vanga o una enciclopedia repleta de errores/aciertos como Wikipedia, además de unos embaucadores como Aznar/González se permiten predecir el futuro, por qué no lo van a poder hacer sus sucesores políticos naturales. Además, queda la secreta esperanza de que tengan mayor acierto en sus vaticinios, porque incluso a algunos les ha tocado repetidamente la lotería como si supieran el número de antemano.

Ingenua, me dicen mientras me ven yendo a votarles.

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