Igualdad e indiferencia

La igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo un desiderátum, tal vez algo más cerca de alcanzar que ayer, pero aún muy lejana.

EL viernes en Canal Sur un presentador protagonizó en directo un lamentable desprecio “machista” al recortar con unas tijeras la falda a la copresentadora a pesar de las protestas y reproches de esta. Risas de fondo, como si fuera un chiste.

Podría ocurrir que con tantos-tantos eventos transcendentes que acontecen ante nuestros ojos (Corea, Catalunya, Siria, paro, corrupción popular generalizada…), olvidáramos que otros de fondo no menos importantes, pero que por ser más continuados y menos estridentes pasan cuasiinvisibles por no noticiable. Entre ellos la igualdad real de oportunidades mujeres-hombre.

Normal ver la desigualdad cuando son noticia 70 mujeres asesinadas/año por compañeros o ex, tanto como los acosos/sevicias/maltratos y los miles de denuncias y sentencias. Pero es más difícil apreciar que existe desigualdad en otros ámbitos sociales, por ejemplo en las fiestas. Personalmente no desfilaría en un alarde militar ni de soldaditos de plomo; sin embargo, desde hace veinte años asisto a los festivo-militares de Irun y Hondarribia, porque cuando la tradición se empecina en cabalgar a lomos de la desigualdad es necesario que transformemos la historia para todos/as. Simplemente porque hay mujeres que sí desean ser copartícipes activas de la fiesta como escopeteras,… y no les dejan. Así que privatizaron el alarde para no tener que cumplir normas de igualdad ni requerimientos de Emakunde o del Ararteko: mi fiesta “betikoa” es privativa y que las escopeteras que se lo monten por su cuenta, dijeron. Cuando así lo hicieron los/las de la compañía Jaizkibel les levantaron plásticos negros para enchiquerar el desfile mixto. Cierto, frente al negro rechazo inicial la relación este año se ha suavizado, ya no ocultan sus rostros tras los plásticos, ni se escuchan insultos despectivos hacia las escopeteras, tan solo algunos silbidos, pero sin necesitar como otros años la protección policial. Al final tristeza con constatación de continuidad en la desigualdad, lamentos de emakunde /ararteko por no ser escuchados… y aquí paz y después gloria, porque el interés social por la igualdad es escaso: predomina la indiferencia o ¿se da por conseguida?

Igual ocurre, y es más grave, en el trabajo. Esta misma semana han despedido a una joven al quedar embarazada: ¡es injusto e ilegal! Sí, pero aunque justificaron de otro modo el despido, ocurrió justo al enterarse del embarazo.

También en la red; como le ha sucedido a Inés Arrimadas, a quien le han deseado una violación en grupo. Será mi antípoda ideológica, pero la defenderé siempre ante tales ultrajes machistas, aunque provengan de una mujer. Lo malo, solo ha trascendido porque es conocida.

También en la administración pública, teóricamente defensora de la igualdad; vean la foto oficial de la apertura del año judicial: el rey con doce magistrados, todos hombres, aunque el 52% de la judicatura sean mujeres. Resumen: la justicia-femenino; el poder judicial-masculino.

Sin exagerar un ápice puede concluirse que la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo un desiderátum, tal vez algo más cerca de alcanzar que ayer, pero aún muy lejana. Con tantos asuntos de los que ocuparse ¿podrá ser el XXI el siglo de la igualdad? Difícil mientras el umbral de indiferencia ante la desigualdad sigue elevándose. ¡Quién fuera epiceno!

Epicúreos y obesos

 

LOS epicúreos buscan los placeres de la vida; algo parecido a la tabla de los siete pecados capitales en versión humana original, es decir, invertida a la propuesta cristiana, para que donde sermoneaban pecado leamos placer, trasmutando la gula, por ejemplo, de vicio a versión tres estrellas Michelin. No es mala idea este cambio sociomental, pero en el tránsito de vicio a placer bien pudiera ser que nos estemos pasando de frenada.

Resulta difícil encontrar en nuestro entorno a quien no sepa que la obesidad es una pandemia global y que, además de enfermedad en sí misma, es también inductora de patologías cardíacas, diabetes y potenciadora del riesgo de cánceres. Aun sabiéndolo, según un artículo publicado enFrontiers In Public Health, la obesidad oculta afecta en los países desarrollados al 80% de la población, que tiene más grasa de la conveniente para la salud. Tampoco hacía falta mucho análisis profundo, basta pasear por nuestras calles y plazas con los ojos abiertos. Ingestas excesivas, alimentos inadecuados e insuficiente actividad física escalonan el ascenso a la mortífera obesidad. Pero también los modelos sociales que nos imponen y aceptamos sin rechistar jalonan este insano camino.

Cuando en las pasarelas de moda en Milán, París, Berlín o Madrid ya casi se había conseguido que las tallas 34-36 con IMC inferiores a 18 no desfilaran y creíamos que todo estaba solucionado porque las modelos del dúo anoxeria-bulimia estaban erradicadas, resulta que el problema de salud salta por la otra orilla.

Ashley Graham, 28 años, medidas 96-96-116, utiliza la talla 50; primera modelo de talla grande portada en la revista Sports Illustrated. Candice Huffine, 29 años, noventa kilos, talla 48; primera modelo Plus Size luciendo palmito en el calendario Pirelli, esos donde aparecen las mujeres más guapas y sexis decorando todos los garajes del mundo. Chloe Marshall, 24 años, talla 48, fue la primera modelo de talla grande finalista de Miss Inglaterra.

Me encanta Donostia

 


CLARO, ¡a quién no!, me dirán. Porque su inigualable atractivo me empuja a visitar con frecuencia la perla del Cantábrico. Pero esta atracción generalizada e irresistible bien podría resultar fatal, preludio y epifanía de la propia muerte por fuego amigo. Siguiendo la misma vereda del éxito de gentes que Ámsterdam, Venecia, Mallorca o Barcelona, nuestra encantadora Donostia, especialmente su Casco Viejo, puede estar tocada del ala por la gentrificación y la sobreexplotación turística. No creo que pintarrajear muros con el “tourists go home” sea buena solución, pero sus seis mil vecinos residentes merecen ser escuchados, porque se ven desbordados por un crecimiento descontrolado de la actividad hotelera/hostelera, ahogados en el ruido de calles repletas a toda hora, por una oferta de pisos turísticos carísima y frecuentemente ilegal. Al enfocar el desarrollo del barrio casi exclusivamente al turismo, la parte vieja/Alde zaharra de Donostia puede terminar siendo un parque temático donde los vecinos tradicionales se sientan ahogados por la turbamulta, sin poder hacer frente a los precios disparados, sin saber si se mantendrá su cohesión social, su identidad cultural e histórica, ni si a la larga no sufrirá su calidad de vida hasta el punto de tener que abandonar el barrio para dejar hueco al turismo rampante. Porque por ahora su exceso explosivo solo produce pingües beneficios a unos pocos y malestar a muchos, a una gran mayoría.

La central nuclear de Garoña echa el cerrojo. A regañadientes y entre pucheritos lastimeros el Gobierno Rajoy ha dado carta de naturaleza legal a lo que algunos temían y otros muchos deseábamos. Dejando aparte lo indiscutible, que hoy por hoy los residuos radioactivos son intratables, dirán los unos que cierran por razones de falta de valentía y apoyo político para mantenerla; otros que por falta de acuerdo económico entre los propietarios, mientras los contentos aducirán el equilibrio medioambiental, el riesgo y la contaminación. Lo cierto es que cierra porque es más peligrosa por vieja que por nuclear, porque realmente era vieja y obsoleta, y porque ponerla en marcha tras cinco años de un nisínino era misión financiera de costo casi imposible y dudosos beneficios energéticos. Y todo porque cuando sí producía beneficios nadie se acordaba de adecuar su tecnología, pretendiendo que siguiera funcionando sine die con la de los sesenta. Los beneficios se los quedaban unos pocos, los perjuicios/riesgos todos nosotros. Conclusión, cierre por obsolescencia.

Si las instituciones donostiarra/gipuzkoana/vascas no enfrentan el problema del turismo masivo/masificado en la Bella Easo controlando su actividad e invirtiendo sus beneficios en mejoras para la población donostiarra, pudiera ser que el parque temático donostiarra muriera de éxito al modo de la Garoña explotada por grupos extractivos que no han invertido un duro en actualizar su tecnología.

Porque me/nos gustaría seguir disfrutando de la Donostia real más allá de la foto turística y porque nos encanta el refulgir de su propio ser, confiemos en que sus dirigentes recuerden que si es difícil encajar el fracaso, el verdadero reto es saber administrar el éxito.

Vacacionar

QUE muchos no veranean o mejor dicho no vacacionan en verano, y algunos hasta lo publicitan como la presidenta de Madrid sra. Cifuentes, la realidad es que estos días puente entre julio/agosto acogen un trasiego frenético de personas que sí quieren disfrutar a la pata la llana de la canícula agosteña. De modo que aeropuertos, estaciones y autopistas rebosan cual costuras reventadas. Aunque los medios nos hagamos eco de un éxodo novedoso, lo cierto es que no es muy noticiable porque ocurre todos los años: mismas esperas, colas, parecidos atascos… Aparte de la riqueza que pueda generar en los lugares de atracción turística, una derivada nada desdeñable del éxodo vacacional es que centenares de pueblos minúsculos habitualmente silenciosos y languidecientes porque no hay medios para ganarse el pan, se llenan de vida durante unas semanas con la presencia de sus antiguos habitantes, descendientes o algún enamorado del silencio. No significa que los pueblos vayan a eludir su inexorable ocaso, pero con el calor de agosto y lo que aportan quienes retornan esporádicamente van tirando.

Y mientras hordas de necesitados/estresados ciudadanos se desplazan preferentemente hacia el sur, otras hordas más necesitadas, jugándose la vida en vallas y concertinas, pateras…, lo hacen hacia el norte, sin pasaporte, a la búsqueda del pan de cada día al que todos los humanos tenemos derecho. Por las fronteras españolas han pasado en seis meses tres veces más migrantes que en el mismo período de 2016. No hay frontera que pare la huida del hambre, y seguirán viniendo aunque mueran muchos, hasta que sus cuerpos permitan pasar el estrecho a pie enjuto.

Muchos expertos del cambio climático explican que su principal problema derivado será la migración de poblaciones que por sequías o anegado de zonas fértiles no puedan cultivar su tierra y ante el hambre decidan emigrar ¿hacia dónde? Hacia el norte, preferentemente hacia grandes ciudades, donde ya habita el 60% de la población y que seguirán creciendo con más ascenso térmico, contaminación, problemas sanitarios… El éxodo continúa.

Al tiempo que clamamos contra la crónica de muerte anunciada de los pueblos de aquí, también podemos escuchar la voz del cardenal ghanés Peter Tuckson que expresa su dolor porque de África emigran los jóvenes dejando los poblados vacíos; solo quedan ancianos, mujeres y niños que mueren de hambre. Él pide, y con razón, que las ayudas humanitarias no se hagan sobre los que huyen abandonando a los suyos, sino en sus propios países para que tengan futuro en su hogar.

En plena efervescencia de avances genéticos, la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón ha conseguido con métodos CRISPR la edición de embriones humanos modificados genéticamente para eliminar defectos congénitos. Bien, pero no necesitamos supermanesni clones humanos, sino modificaciones genéticas de por ejemplo patatas, como propone el Instituto Neiker-Tecnalia, dependiente del Gobierno vasco, para hacerlas más resistentes a las sequías anunciadas, con las que puedan asegurarse alimentos para toda la población, migrantes incluidos. Entonces podrían vacacionar si lo desean, no migrar por necesidad.

‘Furbo’ vacacional

 

POR estas fechas de canícula juliana el fútbol-deporte patrio solía hibernar y el fútbol-mercado llenaba los mentideros con la compraventa de nuevos gladiadores del imperio. Pero en el actual precirco futbolero las salpicaduras del espectáculo han pasado de los entrenos a los tribunales, con su presidente federativo bastante enfangado.

Siempre me llamó la atención la imposibilidad fonética que le daba al señor Ángel Villar su frenillo ligeramente gangoso para no poder pronunciar fútbol en toda su redonda plenitud. Era furbo. Pero según parece, la habilidad que le faltaba en el explique le sobraba en el embolse. Lo único que extraña es que ahora, acusándole de tanto robo durante tanto tiempo, treinta años votado efusivamente―, no haya dado antes con sus huesos en la trena… a no ser que muchos de los que ahora hablan callasen entonces, al modo Cosa Nostra. Porque durante esas tres décadas muchos de sus electores dieron el salto blanqueador del ladrillo a presidentes de clubes de fútbol o a la administración del balón redondo.

Reconociendo que algunos futbolistas son auténticos artistas, siempre me ha maravillado que preguntados sobre cualquier tema su respuesta sea tomada de modelo social, aunque digan una memez. Vamos, como aceptar el magisterio de Mozart en física newtoniana.

Repasando, solo por encima, los nombres de la cartelera periodística de defraudadores me topo con ilustres jugadores: ―Alonso, Ronaldo, Messi, Neymar…― que con fraudes millonarios regatean mejor al fisco que al contrario. Bueno, esto es relativamente normal porque también lo hacen otros conocidos defraudadores que glorifican a España y recalan en Panamá. Así que siguen el ejemplo, aunque con una diferencia, a ellos la plebe les comprende, ¡pobres millonarios!, hasta el extremo de solicitar que Hacienda les perdone sus millones de fraude mientras que para el ciudadano corriente piden escarmiento fiscal por un puñado de euros. El caso es ver a su ídolo jugando, aunque gane más en una hora que yo en un mes y defraude en un año más que yo en toda mi vida laboral.

Aunque no sepa nada de fútbol ni de furbo y haya ido a San Mamés vacío solo para apreciar su espectacularidad arquitectónica, puedo colegir de los movimientos de jugadores de renombre que hay una nutrida salida de futbolistas hacia otros lares… quizá casualidad, o ¿tal vez causalidad justo cuando Hacienda aprieta en el control de sus contratos y les exige declararlos íntegramente?

Podríamos llegar a creer que el espectáculo deportivo de masas patrio por excelencia es tan productivo como lleno de corruptos, desde los que juegan a los que lo regulan pasando por quienes lo presiden. Ya no podemos soñar con la honradez ni en el fútbol. De modo que si políticos, empresarios, la realeza, banqueros, jueces, constructores, artistas… y ahora la gente del furbo defraudan, es para empezar a preocuparnos, porque si todos los corruptos van a la cárcel, ¿quién va a gobernar el país? ¿Y quién nos meterá los goles?