Declaración de intenciones

MUJER PODEMOSPARECE obvio que el movimiento feminista no existe porque haya un 8 de marzo, sino justamente al revés; pero también lo es que las estrellas emiten una intensa luz y sin embargo en nuestra noche reina la oscuridad. Lo obvio parece volverse paradójico. He asistido esta semana a un coloquio periodístico con la mujer como sustancia nuclear. No era para clamar contra el goteo incesante de asesinatos de género, que también, sino para tomar el pulso a la cotidiana desigualdad de oportunidades hombre-mujer que tampoco cesa y tal vez esté más ligada a dramáticos finales de lo que imaginan algunos y muchos no desean aceptar.

La igualdad legal existe, al menos eso dice la Ley de Igualdad de 2007, pero de tan elogiada me la imagino más égloga que ley, una visión poética de cumplimiento bastante etéreo. Por citar una ilegalidad, solo un 8,3%, 167 de las 2.000 empresas con más de 250 trabajadores que son las obligadas a tener un plan de igualdad laboral lo han elaborado; tiempo ya han tenido, porque han pasado diez años de “igualdad legal laboral”. No existe un plan de vigilancia ni de evaluación del cumplimiento y eficacia de la ley, pero es que aunque lo hubiera solo se ha inspeccionado a un 0,4% de las empresas obligadas a hacerlo. Mejor que derogarla, algo políticamente incorrecto, es dejarla morir dulcemente por inanición. También se hace como que no se sabe que las mujeres ganan de media el 23%, 5.982 euros, menos que los hombres; la brecha salarial se iba reduciendo hasta que en 2010 se implantaron los recortes en políticas activas de empleo dirigidas a las mujeres. De hecho, solo en Madrid y Euskadi ellas cobran de media más de 23.000 euros. Esto cuando tienen trabajo, porque en el registro del INEM el 56% son mujeres desempleadas y el 44% hombres, y de las 57.257 personas que en enero perdieron el empleo, 77% eran ellas y un 23% ellos. Comercio y hostelería, caladeros habituales de la estacionalidad laboral femenina, explican la diferencia.

Como decían en el coloquio, las redacciones estén llenas de mujeres y sus direcciones huérfanas de ellas, ganamos menos y hay muchísimas más paradas, y como colofón, al atardecer de la vida laboral la brecha se agranda y las mujeres cobramos una pensión de jubilación muy inferior a la de ellos. Me pregunto si seremos iguales para un sistema de pensiones en el que las vascas cobran un 45% menos que los vascos, 837 frente a 1.518 euros.

Con frecuencia la sensación que me recorre el cuerpo es que la igualdad de género queda en declaración de (buenas) intenciones, siendo bien sabido que el camino al fracaso está empedrado de ellas. Optimismo y autocomplacencia no parecen muy realistas hoy, pero esperemos que esas intenciones se cumplan algún día.

Talento sin recompensa soci

ESFUERZOEn el mundo financiero si combinas traje con zapatos marrones ya te puedes ir despidiendo de ascender en el escalafón aunque tu inteligencia y productividad sean brillantes. Los banqueros, al menos los británicos, te considerarían poco apto para tratar con clientes de calidad.

Con setiembre han vuelto las carpetas, mochilas, autobuses escolares y las ilusiones por aprender; bueno, es lo que se supone en un estudiante, como el valor en el soldado.  Y con su ilusión llega también el catón del talento. Dotada medianamente de una mediana capacidad, siempre pensé, o quizá me hicieron creer, que el talento podría abrirme todas las puertas sociales, o al menos algunas. Pues no, al parecer se equivocaban mis tutores y el talento no garantiza el triunfo social. Combinar bien la ropa, la forma de expresarse o moverse, un buen corte de pelo o el color correcto de los zapatos… es decir, la imagen personal y algunas habilidades sociales son más determinantes en el éxito social que un CI-180, centenares de horas desgastando codos y un currículum sobresaliente.

Al menos esto concluye una investigación realizada en la Universidad Royal Holloway de Londres y en la de Birmingham entre los aspirantes a líderes financieros. Y ¡oh casualidad! resulta que esas cualidades están mucho más presentes en los vástagos de las élites, extractivas supongo, que en los/las de las clases medias/bajas. Algo que se hereda más que en la genética en la epigenética social, porque las cualidades que no sean el talento se adquieren en selectos colegios privados, muy caros por supuesto, donde entrar es patrimonio de unos pocos, los ricos de siempre.

De modo que si las empresas financieras (y de otros ámbitos empresariales) eligen para los puestos de mayor prestigio y remuneración siguiendo esos criterios, terminan prefiriendo a los “niños bien” que han estudiado los “buenos modales” y a usar zapatos negros en esos colegios de y para élites.

Así  que el adagio popular “tiene más el rico que empobrece que el pobre que enriquece” no sólo es cierto, sino que un pobre, aunque sea listo y talentoso, difícilmente pasará el Rubicón de la excelencia si no asiste a los colegios de élite para los que no tiene dinero, por lo que ya nace condenado de antemano a ser un segundón. Si quisiera dar el salto solo le quedaría para enriquecerse el “encontrón o robón”, vamos, jugar a la ruleta (¡ojo! siempre gana la banca) o meter la mano en la caja un rato tipo Rato.

Si la investigación atina también aquí, explicaría por qué en España se da la mayor tasa de abandono de los estudios y porque se repiten generacionalmente tanto los apellidos de banqueros, políticos, militares  y otros prohombres. Ya sabía de su endogamia, pero no que su éxito derivara de evitar los zapatos marrones en el atuendo laboral. Lo llaman talento social.  

Retornos, rutina y buenos propósitos

retorno

HAY pocas cosas que conduzcan más rápido hacia la melancolía hasta desembocar en la depresión que el bronceado de oficina. Aunque el retorno vacacional haya sido escalonado y adelantado por el reclamo de las fiestas de Bilbo entre otras, este primer lunes de setiembre es la vuelta a la rutina, o casi, para la mayoría. Horario habitual de comercios y de servicios públicos y los colegios e institutos desperezándose. El garaje de nuevo lleno, retenciones de hora punta, autobuses escolares de impedimenta circulatoria, las máquinas a engrasar, montón de papeles acumulados de tres o cuatro semanas encima de la mesa, saludos/besitos, qué tal has pasado las vacaciones y ¡qué morena estás! como augurio referente del blancurrio que lucirás tras una semana a la sombra del papeleo.

Puede que sea de aquellos que vacaciona pegado a su teléfono, wifi y adminículos parejos, pero si lo hace de forma correcta desconectado/a de artilugios digitales, percibirá que todo, más o menos, sigue parecido, excepto su bronceado (y el de los otros venturosos). Porque la guerra en Siria se amplía como las malas pesadillas, los refugiados afluyen a miles muriendo en las aguas de un Mediterráneo declarado cementerio protegido. Es bueno el anuncio en Colombia de su rumbo hacia la paz. “Es mejor este acuerdo de mínimos que seguir veinte años más haciéndonos la guerra”, nos dicen los contendientes, que de esto saben un rato, tras 52 años de batallar. Lo que ocurre es que la ambición desmedida de algunos, ahora que han perdido el mercado colombiano, venderá las armas sobrantes en Siria, Irak, Turquía…

España sigue sin gobierno, pero no ingobernable, porque a pie de calle influye muy poco; el paro sube, el sasi-gobierno mete mano a la caja de la S.S., la deuda sigue desbordando al PIB, hay elecciones otoñales y otras probables preinvernales, los corruptos siguen en sus puestos, la Diada la protagonizarán los estelados por incomparecencia del contrincante… Repetimos, como los malos estudiantes.

Pero siendo problemas reales, los que nos mueven de verdad es nuestra rutina, esa a la que los dirigentes políticos ni se acercan, porque no les duele o porque no les interesa. Con hijos en edad escolar y la Lomce en un sí/no, la reválida en el aire, el precio de los libros disparado, el desorbitado precio del master, la pensión atascada, si eres funcionario el sueldo sin adaptar… Y encima tras las vacaciones aumenta el número de separaciones y divorcios, y como he cogido unos kilos por eso de las tapitas al pie de playa pues ahora he de pagar un gimnasio y buscar una dieta post-bikini, y proponerme de nuevo dejar de fumar y olvidarme un poco del alcohol veraniego con hielos tintineantes.

No son Rajoy/Sánchez quienes nos interesan, sino esta rutina y esos buenos propósitos que nos permitirán superar la depre de perder el bronceado

Los réditos de la paz

COLOMBIA

La algarabía turística en Donosti o Bilbao es buena muestra de ese rédito.

Aunque por sentencia de dudosa definición penal y clara intencionalidad política haya pasado seis años encarcelado, la venganza política-personal sobre Arnaldo Otegi se quiere continuar para prolongar la inestabilidad sine die. Parecería que algunos prefirieran vivir del momio particular de la violencia antes que explorar los réditos globales de la paz.

La mirada del otro, es el título de una obra teatral que pone frente a frente a víctima y a su ejecutor de ETA preso en Nanclares. Duro encuentro, seguro; pero tal vez sea la vía, porque mirarse a los ojos, cara a cara, es seguramente la mejor ¿la única? Solución. Tal vez por ello algunos denuncian esta obra como propaganda terrorista; quizás sólo porque busca la paz de los corazones.

Platicaba hace varios meses con dos amigas colombianas, una de ellas vigilada porque a su papá le habían liquidado los paramilitares, comentando la esperanza de que guerrilla y Gobierno colombiano firmaran pronto la paz tras 52 años de conflicto bélico. Esta semana se ha producido el parto, con dolores y tras cuatro años de embarazo negociado, pero el recién nacido seguro que trae un pan bajo el brazo. No lo veían tan claro mis amigas, una porque pensaba que la guerrilla no se merece el pan ni la sal y la otra porque no consideraba al Gobierno capaz de gestionar el proceso con ecuanimidad. Espero que se equivoquen y su país pase a recoger los réditos de la paz con riqueza en justicia para todos. En octubre tendrán la oportunidad de decidir si aceptan o no el acuerdo. Oportunidad que añoro aquí, un referéndum sobre un acuerdo parecido donde estoy segura de que más del 95% hubiéramos votado a favor quedaría ese 5% que al parecer desea seguir haciendo ruido. Pero, por si acaso, nadie nos preguntó para saber cuántos eran/son ese hipotético 5% que imagino situado a ambas orillas.

Hace ya muchos años que un oficial sonrió escéptico cuando expresé mi alegría por la disolución de ETApm como preludio inmediato de la desaparición total. Los intereses en ambos bandos están tan enraizados que pasaran décadas antes de que se produzca la paz anhelada me vino a decir. Acertaba, tal vez por su mejor información. Unos no sabrían qué hacer fuera de la violencia y los otros cómo seguir siendo protagonistas si la violencia bajaba la persiana.

Es evidente que eso de que sin violencia todo es posible a algunos no les convence y tratan de que la guerra con dolor para la mayoría sea el mejor negocio de intereses para ellos. Judicializar/criminalizar a la sociedad catalana y aherrojar a Otegi parece responder a ese rescoldo del resquemor, frente a una mayoría que busca explorar otras rutas y disfrutar de los buenos réditos de la paz. Las víctimas también se lo merecen.

Gentrificación turística

ramblasLos datos turísticos del año van de récord. Inestabilidad en Turquía, Egipto, desasosiego en París… el resultado es que hasta en Bilbao da al ojo la circulación turística mapa en mano.

“Entre la Mallorca que viví en los setenta y la que conozco hoy hay muchísimos cambios, pero el más aparente es que en la zona donde yo vivía ya no hay población autóctona”, me dice un mallorquín exilado voluntariamente. El turismo con su mayor poder adquisitivo y nuevas formas de consumo, la ambición de algunos propietarios e inmobiliarias y el afán institucional por explotar la gallina turística de los huevos de oro, ha exiliado a los antiguos inquilinos a lugares más económicos, arrastrando de paso al comercio tradicional de la zona a la desaparición sustituido por multinacionales y franquicias. Mallorca es solo el epítome de otros muchos lugares de esto que podríamos llamar gentrificación.

He turisteado por varias ciudades y como turista disciplinada he acudido a los lugares recomendados en las guías: catedrales, murallas, castillos, museos, centro histórico, restaurantes típicos… todos, o casi, los que por allí pululábamos éramos foráneos. En las catedrales y museos cobran por entrar y casi hasta por rezar, de modo que el turista por una vez paga, pero el de la ciudad prefiere rezar en iglesias gratuitas. Los restaurantes eran muy típicos y la comida muy de la zona, digo yo, pero en las mesas contiguas solo escuchaba alemán, inglés, catalán, francés, mil acentos diferentes del castellano y hasta euskera… todos los verbos y acentos menos el de la zona que exclusivamente utilizaba el camarero/a y no siempre, porque rumanos y marroquíes son más baratos. En las calles del centro anunciaban cosas “típicas”, pero los comercios tradicionales brillaban por su ausencia y los carteles se vende/alquila o traspasa resultaban habituales, tanto como la presencia de flamantes franquicias igualitas en todas las ciudades. Comercios donde muchos ciudadanos (muchos mayores y pensionistas) no pueden comprar, por lo que han tomado las de Villadiego. “No les importamos; de hecho nos querrían ver en el centro histórico turístico como figurantes en un barrio/parque temático, vestidas de serranas disfrazadas de nosotros mismos para las fotos de los turistas”, zahiere con sorna una ciudadana del común.

Pero no todo es negativo, porque el turismo-plaga gentrificador tiene su aspecto de negocio/motor económico: los turistas consumen y dejan dinero que genera puestos de trabajo. Pero claro, trabajo al gusto y cadencia del turismo que es voluble y dependiente de múltiples factores; si algún día sopla otro aire el negocio se volatiliza y entonces nos acordaríamos de la producción propia.

Ahora que por Bilbao ya es frecuente que un turista te pregunte mapa en mano por donde ir a El Arenal, recuerdo aquello de “cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”, o ¿tal vez sería mejor dejarse mallorquinizar?