Agua, pesca y futuro incierto

LA tecnología lo puede (casi) todo; para demostrarlo hay pistas de esquí en Dubái, no importa el derroche.

Resulta espectacular a vista de pájaro la multitud de piscinas privadas en un entorno de tan poca lluvia como la conurbación de Madrid. Supongo que todas legales.

De modo que resulta lógico-consecuente que en Alovera, en Guadalajara, se sumen al carro arrollador del avance y aprueben la iniciativa de construir una playa artificial, Alovera Beach, con su correspondiente laguna de 4.000 metros cúbicos de agua. No importa que sea en Castilla-La Mancha, zona de secular padecimiento de sequía y este año para qué contar: los embalses de Guadalajara están al 12% de su capacidad y sin una mala nube que les moje. No importa, sacarán el agua de acuíferos hasta agotarlos, me imagino. Porque al agua necesaria añadan su limpieza, que albergará no se cuánta gente que demandará más agua… Es igual, hablan de una nueva tecnología, Cristal Lagoons, que todo lo solucionará para tener a cuarenta minutos de Madrid piscinas, toboganes, deportes náuticos, restaurantes y mil plazas de aparcamiento a pie de playa; divino, prometiendo además 350 puestos de trabajo, que es argumento-enganche para hoy… y seguramente hambre para mañana. El trabajo es necesario, pero el dilema es si a costa de recursos difícilmente recuperables.

Podría sonar a maniqueo relacionar Alovera Beach con por ejemplo los campos de golf en Murcia que gastan cuatro veces más agua que uno de alfalfa, “pero producen mucho más beneficio”, me dicen… Sí, claro, a los dueños, utilizando el agua de todos. O con los invernaderos que sobreexplotan acuíferos hasta agotarlos o salinizarlos.

Suelo disfrutar de sardinadas, familiares o populares, por ejemplo la de Santurtzi, grata fiesta. Esta misma semana he comprado sardinas a 3,60 euros el kilo. En lonja cotizan a 0,90 euros el kilo. Es un pescado asequible, aunque mi ama dice que proporcionalmente antes la humilde sardina era mucho más barata. Pero ¿y si la coma del precio se desplazara un dígito por culpa de la esquilma? Pues al parecer sucederá de seguir con las capturas actuales y se convertirá en manjar inasequible para el mortal de a pie o literalmente desaparecerá del mercado. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar aconseja que se detenga la pesca de sardina en el Atlántico y el Cantábrico porque su escasez por sobrepesca presagia su desaparición. Proponen una prolongada parada absoluta: ¡Quince años! No harán caso del todo a este organismo científico y el 2018 habrá reducción importante de capturas pero no parón. La sardina supone hoy entre el 15 y el 20% de la campaña anual vasca de pesca, miles de trabajos directos e indirectos, armadores, marineros, conserveras… El dilema nos echa el aliento en el cogote. Necesitamos trabajo, desarrollo y pescado, pero ¿a costa del futuro? Agua y pesca son parte de ese futuro.

Ante el dilema recuerdo que la Tierra no es herencia de nuestros padres sino préstamo de nuestros hijos. Ellos también merecen disfrutar al menos de la misma Tierra que nosotros, ¿o no?

Consternada

CLIMA

Consternada, sí consternada, es un término apropiado y muy repetido en los medios y en miles de bocas para expresar lo que el alma siente ante la indiscriminada y brutal masacre en las calles de París. Además, también cabreada y encorajinada, sufriendo inquieta, preocupada, amedrentada,… la sangre y los muertos a primera vista nos hacen transitar sucesivamente por todos estos estados de ánimo. Distingo perfectamente entre asesinos y asesinados, pero podría pensar “¡yo paso, ha sucedido a mil kilómetros de mi casa!”, consiguiendo un consuelo engañoso, porque nuestra Tierra ya es una pequeña aldea global y en segundo lugar porque los asesinados eran seres humanos; de los asesinos…, me impongo pensarlo también. Rápidamente han señalado a los responsables directos e indirectos, así que lo lógico es que les impongan el justo castigo a su culpa, aunque ello no rebaje mi consternación.

Sin quitar un ápice de dramatismo a la tragedia del morir sin sentido, dentro de unos días comenzará en este mismo París ahora aterrorizado y consternado, la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático. Según datos de la OMS de 2014, cada año mueren siete millones de personas por cardiopatías, cáncer de pulmón y diversas patologías respiratorias… a consecuencia de la contaminación atmosférica (CO2/NOx/metales pesados/smog…); y alrededor de cuatro millones fallecen por infecciones derivadas de la polución del agua. Me gustaría que también aquí se investigara a los responsables/culpables para imponerles el castigo que se merecen, aunque ello tampoco rebajaría mi consternación.

Casi 800millones de personas no pueden comer para poder vivir, y de hecho 24.000 mueren de hambre al día, especialmente niños, que también son seres humanos; para los responsables/culpables de este hecho también desearía el castigo merecido, aunque ello tampoco rebajaría mi consternación.

Sin mirar a la costa italiana, las aguas jurisdiccionales españolas ven morir a unas 200 personas al mes intentando llegar a “El Dorado”. También en este “naufragismo” cuasi programado sería necesario investigar a los responsables/culpables e imponerles el castigo merecido, aunque ello tampoco rebajaría mi consternación.

En París se buscan culpables, pero es improbable que en estas otras tragedias se busque a los responsables y que en alguna de ellas se indaguen las causas originales para atajarlas. En realidad esto sería lo único que mitigaría mi consternación.

Einstein sostenía que el universo no permitía sucesos aleatorios. Hace poco, físicos de la Universidad de Delft(Holanda) han corregido al sabio y al parecer Dios “juega a los dados” y el universo se mueve por variables azarosas. Saberle errado a Einstein y que el azar mueve el universo tampoco reduce mi consternación; mejor sería que Dios tuviera un plan, aunque fuera el B, para salvarnos de nosotros mismos.