El virus de la soledad

DE 8,6 millones de mayores de 65 años, millón y medio viven solos en España, 19% de los ancianos. España decrece y envejece al tiempo como problema creciente; y quien envejece solo probablemente morirá en compañía de su soledad. No ha pasado desapercibida la muerte del fiscal general del Estado, hasta la policía ha detenido a quienes la celebraban con alegre mofa ¡MAZAzo al constitucionalismo!. En torno a estas necrófilas fechas murieron Franco, Primo de Rivera, Durruti o fueron asesinados Tolstói, Santiago Brouard y Josu Muguruza. Para bien o para mal, ninguno de ellos murió en el olvido.

Contrastaban los cementerios de flores marchitas de esta semana con su florido aspecto del 1-noviembre tanto como las calles principales llenas de ramos en sus panteones con las malas hierbas de las zonas de menor ringorrango donde yacen los olvidados, ¡muertos sin quien los recuerde!

Agustín, según los forenses falleció en su casa de Madrid en el otoño de 2013. Cuatro años después, en noviembre-2017 han encontrado su cuerpo momificado al ir a notificarle el desahucio. Su buzón repleto de cartas y propaganda no hizo que echaran en falta su ausencia ni los olores de su descomposición hablaron por él. Como si no existiera.

En Barcelona un 12% de la población supera los 75 años y un tercio vive sin ninguna compañía; cada año los bomberos hallan a más de cien ancianos muertos en soledad. Otros tantos en Madrid. En León unas 70 personas mueren solas. “Con la edad los días parecen más largos y las sonrisas más escasas, nadie te cuida y no tienes con quién hablar” copio la despedida de una anciana que decidió “marcharse”. Teleasistenica, pisos tutelados, centros de día, ayuda a domicilio, cuidado familiar, renta básica, voluntarios de acompañamiento…, son buenos cortafuegos sociales contra el olvido, pero… el Estado no fabrica hijos/as, nietos ni sobrinos.

Hace unas semanas paseaba por las ajetreadas avenidas comerciales de París en alegre shopping solitario; nadie reparaba en mí: soledad andante entre el bullicio de una colorida turbamulta. De haber sufrido un ictus fulminante en alguno de los jardines o bancos en los que descansé durante mi paseo, nadie habría reparado en mi adiós corpóreo hasta que los servicios de limpieza hubieran intentado echarme. Viven/vivimos apiñados pero infectados del virus de la soledad, algo bastante frecuente en nuestras atestadas ciudades, glamurosas pero sin contacto humano.

Antes había estado en un pequeño pueblo, de esos 1800 que tienen menos de 1000 habitantes, y a las pocas horas ya me habían saludado una veintena de vecinos. Como les dije que tenía un leve constipado a la mañana siguiente ya habían preguntado a mi familia qué cómo me encontraba ofreciéndose por si algo necesitaba. De haber sufrido ictus, hasta las campanas del pueblo habrían tañido para que vinieran a atenderme. Tal vez vivan bastante solitarios pero no en soledad.

No sé si sucedía más/menos hace cuarenta años, pero es duro que sea un desahucio quien descubra tu soledad ad aeternum.

Demonios muy humanos

REGUGIADOS

Con cierta frecuencia el buen Papa Francisco nos recuerda que el demonio existe. No un travieso galtzagorri o un diablillo de inocentada ni el rabilargo satán de Halloween, sino un ser tan real como el azufre infernal. Tiemblo ante tamaña compañía, pero…

Vemos estos días las terribles imágenes de inundaciones estivales en Paraguay e invernales en el norte de Gran Bretaña y en las riberas del Mississippi; al tiempo decenas de incendios en la cornisa cantábrica, pálido reflejo de los infernales fuegos en California. Nos dicen que el fenómeno El Niño es el responsable de este excepcional cálido-2015 preludio de un 2016 aún más calentito, olvidándose de citar la manita colaboradora de la acción humana, sea emitiendo gases invernadero, sea contaminando océanos o talando masivamente bosques. Quizá sea el hombre-diablo calentando la Tierra a modo infierno.

El diablo existe, aseguran, mientras la Asociación Fundéu elige REFUGIADO como palabra clave de 2015 y no precisamente porque un despechado ángel expulsado del Paraíso se haya fijado como objetivo demoníaco joder a un millón de personas para que huyan y busquen refugio en Europa, considerando que la mitad de ellos son sirios huyendo de una guerra de ambiciones humanas; refugiados que también escapan de las consecuencias del cambio climático, falta de cosechas y enfermedades sobrevenidas.

No veo diablillos extraterrestres comprando compulsivamente en navidades ni desperdiciando 1.300 millones de toneladas anuales de alimento mientras 800 millones de humanos no comerán mañana ni pasado ni…; cuando se dejan sin recolectar 1.400 millones de hectáreas cultivadas que alimentarían a millones de personas, pero… bajarían los precios. No creo que sean demonios celeste-infernales los 20 millonarios españoles con más dinero que los 14 millones de personas pobres del país. Tampoco es Lucifer quien ha asesinado a más de 60 personas por ser. mujer.

Sólo veo humanos entre los satisfechos jugadores de golf en cientos de campos bien regados en zonas áridas con un agua del que no disponen para beber 1.200 millones de otros humanos no tan satisfechos como los golfistas.

En fin, diablos cojuelos a manta con mucho rostro de ambición humana satisfecha.

Francisco es un Papa que transmiite confianza, pero en lo que atañe al demonio, pensar en rabos/cuernos, olores azufrados, en calderas atizadas por Pedro Botero o en las inverosímiles dislocaciones cervicales de la niña de El Exorcista requiere un nivel de fe excepcionalmente ciego para mortales ya bastante recalentados por los propios demonios humanos como para creer que tras el “Valle de lágrimas” terrestre aun pueda haber otro infierno con demonio peor que el propio Lucifer-humano.

¡Por Dios! El homo sapiens ya es suficiente demonio en la Tierra. ¡Demonio de diablos humanos! Pero feliz 2016 a pesar de ellos.