Bajo el terror de los pirómanos


EL FOCO

Onda Vasca, 11 mayo 2017

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 Bilbao y Bizkaia están siendo atacados por una plaga de la que nadie sabe casi nada. Los pirómanos nos han declarado la guerra. En los últimos meses han ardido en Bilbao y diferentes localidades vizcaínas 271 contenedores de basura, sí, esos recipientes de diferentes colores en los que depositamos a diario los residuos de comida, envases, vidrio y papel. La broma, o lo que sean estos actos de vandalismo, nos han costado a los ciudadanos alrededor de 300.000 euros, a 1.000 o 1.200 euros por depósito. ¿Qué está ocurriendo? ¿Cómo es que no se sabe quiénes son los autores de estos incendios que, además de destruir estos viene públicos chamuscan de paso, vehículos y fachadas de comercios y edificios? Y, sobre todo, ¿por qué? Cuando algo no se sabe, a mí me vuela la imaginación.

La policía ha informado de la detención de dos personas por estos incendios. Se trata de un hombre de 30 años, que ya está en libertad con cargos; y un señor de 65 años, detenido en el centro de Bilbao. La policía autonómica y las policías locales no han ofrecido datos sobre si esta plaga de incendios obedece a un patrón o se trata de autores inconexos, sin motivación específica. Es muy probable que prefieran la discreción informativa para no perjudicar las investigaciones. Aun así, espero que no se trate de un silencio por ausencia de respuestas.

Hay que decir que la piromanía es un trastorno psicológico que produce en el enfermo placer, curiosidad y atracción por el fuego. También le seduce todo lo relacionado con los bomberos. A los niños les encanta jugar con fuego y muchos aspiran a ser bomberos de mayores. Pero eso no quiere decir que tengan el mal de la piromanía. Tampoco hay que confundir al pirómano con el incendiario, que es quien provoca incendios intencionadamente. Dicen los psicólogos que el trastorno de la piromanía es muy raro y que el 90% de las personas diagnosticadas son hombres. Además, la piromanía tiene un cierto parentesco con un mal que a mí me parece repugnante, el maltrato animal.

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Dicen también los psicólogos que la piromanía es contagiosa entre quienes tienen alguna tendencia a ella. Es decir, las noticias de incendios incitan a los pirómanos a la imitación. Esto ocurre con otras muchas problemáticas mentales, particularmente el suicidio. Lo que a su vez nos lleva al tratamiento que en prensa merece este tipo de sucesos. Los medios tienen el derecho y el deber de informar sobre los incendios, porque son noticias relevantes. Pero si su información es insistente, podría provocar involuntariamente la propagación del problema. ¿Qué hacer? Se supone que yo no tendría que comentar nada sobre el asunto y dejarlo estar. Creo que todos somos responsables y sabemos poner medida a las cosas. No hay que exagerar.

¿Quién y por qué están incendiando los contenedores en Bilbao y Bizkaia? Una de las cosas que me llama la atención es que con tanta presencia de cámaras en la vía pública la Ertzaintza y las policías locales no tengan más pistas. Es bastante incomprensible. Puede que los pirómanos estén actuando de manera que no puedan ser identificados por las cámaras de vigilancia. Todo lo cual me lleva a imaginar los motivos de estos incendios urbanos.

Supongamos la hipótesis más sencilla. Hay una serie de personas, sin ninguna conexión, con tendencias maniáticas y compulsivas, que les ha dado por quemar depósitos de basura. Sin más. Empieza uno aquí, le sigue otro allá y otro acullá. Y así se forma, sin más, este fenómeno. Dicen los expertos en estrategia que la solución a un problema siempre es la más sencilla. Y esta es la más probable.

Una segunda hipótesis es que estemos ante las consecuencias de un juego de rol iniciado por algún grupo en las redes sociales. Algo así como el peligroso juego de la ballena azul, que ha causado el suicidio de varios adolescentes, y que consiste en llevar a cabo 50 retos en 50 días, el último de los cuales supondría el suicidio. Un juego macabro. Cabría imaginar que quemar contenedores sería uno de estos retos. Es mucho imaginar, pero en las redes, os aseguro, ocurren cosas terribles.

Una tercera hipótesis es que estemos ante una banda de chantajeadores que presionan a las contratas que llevan el servicio de basuras para que paguen por cesar los incendios. Suena absurdo; pero hay muchas mafias que envenenan y alterran productos por dinero. ¿Puede ser un rebrote de carácter político? Esta cuarta hipótesis no es descartable, porque ya recordamos el gusto de la kale borroka por los contenedores. Existe un grupo escindido de la izquierda abertzale que preconiza la vuelta a la violencia. ¿Y por qué no reivindican los incendios? ¿Es un ensayo?

Soy capaz de imaginar una quinta hipótesis. Que sea un acto de protesta por parte de algún grupo, secta u organización secreta para hacerse patente entre sus integrantes. El fuego es un elemento del mundo oculto, por esencia purificadora. Parece absurdo, incluso mueve a la risa, pero yo me creo todo. Voy un más allá, como sexta hipótesis: los incendios obedecen a un experimento sociológico cuyo fin es elaborar una tesis de respuesta social, mediática y personal sobre una cadena de fuegos en la ciudad. Una broma científica. Cosas más raras se han visto.

O, como última hipótesis, que se trate de gamberrada ideada una noche de juerga por un grupo de personas, una moda que se les ha ido de las manos y que puede que acabe como empezó, siendo nada. En las noches del fin de semana ocurren cosas excesivas. Hay muchos destrozos en las calles. Los incendios pueden ser uno más, que se ha extendido como moda en algunos ambientes. Me creo esta opción.

Una sola persona podría montar un fenómeno así, con atrevimiento y poca moral. Podría querer escribir una novela provocando un hecho encadenado de sucesos y con ellos montar mi historia. Puedo sentir el poder de alterar la realidad y poner en jaque a la ciudad con mis actos, y luego contarlo en un libro. Puedo imaginarme muchas cosas. Pero Bilbao y Bizkaia tienen un problema y nadie sabe qué está ocurriendo. Es hora de saber quiénes son estos pirómanos y por qué nos atacan.

            ¡Hasta el próximo jueves!

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Un comentario en «Bajo el terror de los pirómanos»

  1. Oh my god!

    Lo que tiene que leer uno: «Soy capaz de imaginar una quinta hipótesis. Que sea un acto de protesta por parte de algún grupo, secta u organización secreta para hacerse patente entre sus integrantes. El fuego es un elemento del mundo oculto, por esencia purificadora. Parece absurdo, incluso mueve a la risa, pero yo me creo todo. Voy un más allá, como sexta hipótesis: los incendios obedecen a un experimento sociológico cuyo fin es elaborar una tesis de respuesta social, mediática y personal sobre una cadena de fuegos en la ciudad. Una broma científica. Cosas más raras se han visto.»

    Si esto lo dijera el pobre Iker Jiménez, el talibán Blázquez lo pondría a parir. Por cierto, ¿a qué obedecerá esa inquina? ¿Le robó una novia? ¿Le rompió un póster de Torquemada?

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