La nostalgia es mala para el futuro

Somos simbólicamente selectivos. Tenemos fotografías a la vista en cuadros o portarretratos y otras más reposando en álbumes viejos, lo que define nuestras prioridades emocionales y sus hitos. Existe un imaginario colectivo y un imaginario personal. Con esta idea, ETB estrenó el pasado miércoles La imagen de mi vida, algo así como un festín de recuerdos que va de lo histórico a lo individual y que permite evocar, a partir de una foto, algunos hechos relevantes del pasado de Euskadi y cómo los vivieron ciudadanos corrientes. Gracias al cielo, no hay famosos con su ego empalagoso. En esta entrega inicial, la máquina del tiempo se traslada al 14 de mayo de 1980, cuando Martín Zabaleta hizo cumbre en el Everest, culminando la hazaña de la primera expedición vasca al techo del mundo y allí dejó clavada una ikurriña, “la bandera de ETA”, según dijo entonces, insultante, Luis del Olmo en Radio Nacional de España. De aquel momento sublime se desprenden tres historias de montaña, tres familias, tres pasiones por el deporte de la escalada. No está mal.

Pero habiendo dos maneras de volar al pretérito -con nostalgia o con orgullo- se ha optado por el “sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar”, precisa traducción griega de nostalgia, según Kundera. La pena de Ulises. La nostalgia es un desastre existencial y en su trampa ha caído La imagen de mi vida con la simpleza de actualizar una fotografía que solo tiene pasado y a ese tiempo sin retorno pertenece. Si se pretendía retroceder 30 años lo juicioso hubiera sido ir de vuelta al punto donde se hizo la instantánea, a Nepal. ¡Ah, eso es muy caro! Ahí está el problema: que la indigencia mal admitida te muestra como pobre sin dignidad.

Se podría haber compensado la carencia de recursos provocando más emoción, ingrediente de éxito; pero los vascos no somos muy dados al teatro público de las lágrimas. Nos esperan otros desgastados relatos de boxeo, sanfermines, astilleros y fútbol. Se ve que andamos flojos de presente. Tanta nostalgia no puede ser buena para el futuro.

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