El turista accidental

EL FOCO

Onda Vasca, 29 septiembre 2017

En Euskadi suceden historias muy raras que darían para hacer películas y escribir novelas. En una de ellas, alguien intentó robar hace poco en Sestao un buque de trece mil toneladas y 160 metros de eslora, como si de una bicicleta se tratase. Hasta allí llevó dos grandes remolcadores, traídos desde Rotterdam, y aprovechando la noche rompió las amarras, dispuesto a trincarlo. Es lo más heavy y más surrealista que se ha visto por Euskadi en décadas. Gracias a los vigilantes el robo del siglo no pudo llevarse a cabo. La otra historia es más romántica y sucedió en Donostia-San Sebastián, adonde llegó de excursión un turista norteamericano, de 72 años, que había arribado en Getxo en uno de los muchos cruceros que nos visitan. El hombre se perdió por los pintxos y los encantos de la ciudad, y no regresó al barco, que zarpó sin él, comunicándose su desaparición a las autoridades. Se temía lo peor. Y según nos han contado desde la policía municipal, el hombre anduvo deambulando y durmiendo a la intemperie durante una semana. Hasta que, por fin, acudió a la comisaría local y fue repatriado en buen estado de salud. No me creo esta historia. Ni aunque el hombre estuviera disminuido de conciencia y memoria, es imposible vagar por Donostia sin llamar la atención. Es una ciudad pequeña y de vecindad muy cercana. Esta ciudad no deja a un hombre perdido durante siete largos días. Creo que hay una intrahistoria que solo este turista accidental -o accidentado- puede contarnos. Creo que ocurrieron otras cosas: cabe imaginar algún secreto, quizás un fraude, puede que sea un hecho romántico. En todo caso, es falsa la versión oficial. El final es feliz, o no: pero la historia encierra su misterio.

Seguramente, algún día, este turista accidental regrese a Euskadi, como tantos otros que nos visitan y vuelven, porque les dejamos buen sabor, y no sólo por la comida. El turismo está en el centro del debate político, pero no en la calle. Quizás la crisis, llamada “turismofobia”, tiene mucho de artificial, como rebote de los asuntos catalanes. Tiene mucho de político el caso, pero había que pararse un rato a discutir el modelo turístico vasco. No somos una primera potencia turística, al uso de otras zonas del Estado español. Pero nuestro turismo reporta a Euskadi algo así como el 7% del PIB, con 2,9 millones de turistas en 2016 y 5,89 millones de pernoctaciones, y da empleo a casi cien mil personas. Somos una potencia gastronómica y acogemos un turismo de paladar y cultura, con un magnético Guggenheim que ha llegado a los 20 millones de visitantes en su 20 cumpleaños. Un turismo de calidad. Tenemos un problema con los llamados pisos turísticos que ha habido que regular con urgencia. San Sebastián ha estado a rebosar. Bilbao, al límite. San Juan de Gaztelugatxe, escenario de “Juego de Tronos”, nuestro “Notting Hil”, a punto de establecer cupo de visitantes. ¿Quién dijo turismofobia? Nadie puede matar la gallina de los huevos de oro; pero hay que mejorar nuestra oferta, diversificarla, “glamurearla”, como en el Festival de Cine de San Sebastián, llena de estrellas.

Todos somos turistas. Y el turista es un poco elemental, un autómata sin información. Hay que educarle para que vaya más allá de los tópicos. Solo en gastronomía podemos hacer maravillas, pero no con pintxos exclusivamente. Seamos inteligentes y hagamos de nuestra riqueza y nuestra cultura algo más admirado. Un poco más de magia, más calidad que cantidad.

¡Hasta el próximo viernes!

3 comentarios en «El turista accidental»

  1. He estado escuchando su intervención en la emisora de Onda Vasca. Me ha parecido muy interesante el tema que ha abordado hoy.
    Yo al igual que usted no me creo que un turista aunque solo hable inglés se pierda en Donostia. Cualquier persona a la que acude le podía haber brindado ayuda. Es irreal lo que cuenta el turista.
    Entiendo que quería perderse de la excursión de las personas que iban en el barco con él y quería estar una semana tranquilo o mejor dicho a su aire.
    También opino que hay muchos turistas tanto en Bilbao como Donostia y se hace en ocasiones muy difícil para todos los bilbaínos y guipuzcoanos estar por estas ciudades. Debería ser imaginación al poder. Y no llevar a los turistas a los mismos sitios.
    Reitero mis felicitaciones por su intervención.

  2. Te veo muy callado ante lo de CAT, -o lo del ‘gato’-, que diría tu jefe actual.

    Viendo la actuación de la policía catalana me viene a la memoria la de la autodenominada ‘Ertzaintza’ entrando en las sedes de un partido político ‘cumpliendo’ con las órden s del rechstaat.

    No os sentís vergüenza?

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