Pasolini no se detuvo en Scicli

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En la primavera de 1959 un grupo de intelectuales italianos vinculados al PCI visitaron el barrio «de las cuevas de Chiafura» de la localidad siciliana de Scicli. La misión de aquella visita fue doble: por un lado querían constatar una forma de vida troglodita en pleno siglo XX; y por otra parte deseaban solidarizarse con aquellas personas que sobrevivían sin agua corriente ni suministro eléctrico. En las fotos que han quedado de aquella visita se ve a un Pier Paolo Pasolini con un traje impecable y encorbatado charlando con unos ragazzi en camiseta, a María Antonietta Macciocchi escuchando a unas señoras oscuras vestidas de negro ,o a Carlo Levi fumando mientras toma notas en el interior de una de las cuevas. Resulta evidente que aquellas gentes vivían en el siglo XIX como también vivían en el mismo siglo quienes disfrutaban de los palacios aristocráticos que se extendían a la vuelta de la esquina- más concretamente a la vuelta de la Iglesia de la Inmaculada que cerraba el barrio.

Hoy en día, el barrio de Chiafura comparte las covachas con unas humildes casas provistas sin duda de agua corriente y electricidad ( a juzgar por el número incontable de antenas de televisión), pero el núcleo central de Scicli se ha puesto de moda. Así la calle Francesco Mormina comienza con » la comisaría de Montalbano»  y finaliza con la «Farmacia  de Montalbano» y a lo largo de ella se suceden palacios e iglesias con visita de pago, salteados por boutiques de ropa cara, restaurantes de pro y heladerías  con pie de página, concitando la atención de una buena muestra de la pijería autóctona. Por lo demás, se intenta mantener una cierta imagen de sicilianidad  al modo de un pequeño Pals, pero el deseo de hacer negocio- en este caso, «el agosto»- es tan manifiesto que provoca una cierta repulsión: está bien pagar por un servicio y hasta pagar mejor por un mejor servicio, pero sentirse carne de guiri al que darle la clavada y despedirle cuanto antes no es de recibo.

Scicli puede morir de exito – que tomen nota quienes quieren copiar el modelo en otros lares. En fin, hoy no vamos a cenar aquí, nos tomaremos tan sólo una cerveza- hoy probaré la Semedorato a ver qué tal es a fuer de siciliana. En la mesa de al lado unos yankis vociferan. Seguro que no tienen ni idea de que a no menos de un kilometro sigue existiendo Chiafura.

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

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