Un paseo por la playa de Saturrarán

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El domingo pasado fue día de excursión. Amenazaba lluvia y hubo llovizna, pero  al mediodía el cielo se abrió y un impertinente sol de invierno nos hubiera cegado de no ser por las gafas de sol. Pues es nuestro tiempo bastante británico y de paraguas y gafas hay que ir pertrechados.

La mañana transcurrió lenta y tranquila dando un largo rodeo por los nuevos muelles de Mutriku, con sus piscinas  y solarios y esos accesos  tan similares a las termas romanas. A ello se añadió la atenta escucha de un mar algo embravecido junto a las planchas de la central mareomotriz , amago post-moderno de los viejos molinos de marea que  circunvalaban  muchos puertos vascos.

Por la tarde, camino de Ondárroa , nos detuvimos en la playa de Saturrarán que todavía tiene un punto salvaje y es territorio de gaviotas ( que no de charranes) y nudistas. Yo la recordaba como lugar de reposo absoluto  y horizontal de las gaupasas de las  fiestas de la costa, pero  bajo el acantilado vislumbramos una plancha herrumbrosa con una larga lista de nombres : era la lista de los muertos de la que había sido una de las cárceles de mujeres más conocidas  del franquismo.  Casi leímos  los nombres uno a uno y nos sobresaltó el gran número de niños de apenas unos meses que aparecían. Un  viejecito con boina que pasaba por allí nos dijo que entre 1938 y 1944 la cárcel llegó a tener más de 4.000 reclusas, muchas con sus hijos.

Las nubes se revolvieron , el cielo  repentinamente se oscureció y tomamos el camino de vuelta con una cierta  aunque lejana  congoja. Apenas si hablamos.

Un documento sobre la Cárcel de Saturrarán:

 

 

 

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

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