Le conocí a principios de los setenta. Era algo mayor que nosotros y el novio eterno de una de las chicas de la cuadrilla. Siempre rubio y siempre con unos cuidadados bigotes y perilla que se mesaba de vez en cuando, resultaba una suma de pequeños prodigios artísticos que hubiera seducido al primer Woody Allen. Recitaba poemas, cantaba tangos y cuando no tocaba la batería con su grupo – Los Rebeldes – lo hacía sobre una mesa o sobre una silla. Eran tiempos de esperanza ante la inminencia de la caída del franquismo y él aliviaba y mucho la severa espera entre unidades de acción y manifestaciones callejeras. Así, en los largos poteos anti- clandestinos -¡ qué inocentes éramos! – era genio y figura y no había quien no lograra reírse en su presencia. El humor le perseguía y hasta tal punto que años después , en unas oposiciones a las que se presentó – creo que en Murcia- cantaron su nombre como «Urrusolo Sistiaga» y , claro, no aprobó.
Hace unos días un amigo me envió su esquela.Se llamaba Javier Urrizola Zozaya. Le llamábamos «El Rata» y con él pasé algunas de las horas más divertidas de mi vida…
N.B. Definitivamente…»La Pologne, pour toi, camarade!»
¡Qué recuerdos! ¡qué bien lo pasamos yYcuánto nos reímos con El Rata!
¡Una pena que se haya ido tan pronto!
Hoy me he acordado del Rata y de los buenos momentos que pasamos con él ¡Qué pena!
Cuantos recuerdos me vienen a la memoria. Que bien lo pasamos y cuánto nos hizo reír .
Qué bonito, lástima que el texto sea tan breve…
Pues sí, qué buenos momentos, era el animador del grupo!!!!!
Fuè el mejor,no lo olvidarè nunca,mi primer amor,que buenos tiempos,mi vida en el Labrit,fuè y será un recuerdo maravilloso.Hasta siempre Javi