El último boletín del Observatorio del Sistema Universitario contiene tres informes que deberían dar mucho que pensar a quienes han asumido la responsabilidad de la planificación educativa.
Así, y en primer lugar , se da cuenta del Proyecto del «Real Decreto de organización de las enseñanzas universitarias», en el que la clave es la hibridación docente – alternancia entre la presencialidad y la virtualidad on line -más allá de una reforma generalizada de la estructura de las areas de conocimiento y de las titulaciones.
En segundo lugar se presenta un exhaustivo informe sobre el volumen de la «deuda universitaria» – el conjunto del crédito emitido para realizar estudios universitarios, fundamentalmente en instituciones privadas- en USA, que asciende a 1,5 trillones de dólares, y cuya devolución está prevista para los próximos veinte años.
Y, por fin, un análisis de la evolución del acceso a la universidad pública en Cataluña (2002-2017), muestra que la tasa de acceso de la juventud con progenitores con estudios universitarios casi triplica la de jóvenes con progenitores con estudios obligatorios, y duplica la de jóvenes con progenitores con estudios secundarios postobligatorios.
Sobre la hibridación como modelo de aprendizaje, poco hay que decir: ya se veía venir, dada la evolución social y la hibridación generalizada- aparecería aquí de nuevo la figura del zoon elektronikón– , tan acelerada por la pandemia del COVID-19.
En cuanto a la «burbuja universitaria», será cuestión de mantener la atención, pues más allá de que los modelos autóctonos suelen inspirarse, por defecto y apariencia de modernidad, en los vigentes en el Imperio, y a pesar de las reticencias del sistema universitario europeo, la privatización, un tanto descontrolada, de la enseñanza superior, presenta un avance tan sostenido como mercantilizado.
Por fin, respecto de la reproducción social que suponen los datos expuestos en relación al acceso a las aulas universitarias- y que sería necesario cotejar con los de otros lugares de la piel de toro– , todo parece señalar que, a fuer de leves subidas , la situación no ha cambiado mucho desde que Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron analizaran globalmente este aspecto tan trascendental, cultural …y políticamente.