Diccionario Nicholístico de Bellas Palabras

Desde niño soy consciente del influjo brujeril que ciertas voces ejercen sobre mi mente, al extremo de deleitarme en su orgasmática pronuncia a solas al más puro estilo onanista, pudiéndome pasar horas enteras regodeándome exclusivamente en cómo suena la palabra «Azahar», o introduciéndolas descaradamente en mi expresión oral y escrita como acontece, por ejemplo, con «Zascandil» o «Fagocitar».
Así, conducido por una íntima contemplación estética he ido labrando mi particular acervo, no siempre autorizado, con expresiones como recoveco o pánfilo sin el menor esfuerzo, compartiendo con lectores e interlocutores únicamente sus efímeros efectos, más nunca sus secretas causas. Es por ello, que de un tiempo a esta parte, he meditado seriamente comunicar al mundo mi Diccionario Nicholístico de Bellas Palabras, pues he detectado que los vocablos por los que siento un especial afecto y atracción, provocan iguales impresiones en otros hablantes, aunque ellos todavía no lo saben y esta mía iniciativa puede ayudarles a descubrir y disfrutar aún más de su lenguaje.

La belleza de las palabras de este singular diccionario puede provenir de su sonoridad, del número de sus sílabas, de las vocales que contenga, de su etimología, de su significado, de su uso, del recuerdo propio, del conjunto de todo ello o del mero antojo, de modo que, sería absurdo buscar entre sus indicaciones algo que discutir, corregir o matizar. Por lo demás, animo a todos a confeccionar su propio diccionario de bellas palabras y seguramente coincidamos en buena parte de ellas.

2 comentarios en «Diccionario Nicholístico de Bellas Palabras»

  1. Aprovecha para buscar la «b» en cualquier recoveco.

    (Perdón por ir de maestrillo).

    Saludos

  2. Gracias por la observación. En este caso no es falta, sino problema del teclado que está mal hecho. Lo corrijo de inmediato.

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