Cristina Cifuentes, no es Filoetarra

Deseo ardientemente ser Gobernado por Cristina Cifuentes.
Deseo ardientemente ser Gobernado por Cristina Cifuentes.

Ante la confusión mediática causada por la denuncia presentada contra Cristina Cifuentes por sus declaraciones, para rebajar la alarma social que ha provocado en la población el cruce de informaciones, no siempre bien explicadas sobre, quién llama a quien y quién acusa a quien, deseo aclarar que a ella, Cristina Cifuentes, no se le acusa de ser filoetarra, ni proetarra, ni hacer apología del terrorismo, ¡Y mucho menos! haber colaborado con banda armada, sino precisamente de haber sido ella quien primero denunció públicamente a una tercera persona de eso mismo, de ser una auténtica filoetarra, ciudadana inocente que de inmediato, ante la falsedad de las acusaciones le interpuso una querella en toda regla.

No voy a esconder mi simpatía por esta mujer pública que ha demostrado inteligencia en toda su carrera y tenerlos bien puestos – a los vaqueros me refiero; tampoco voy a obviar mi preferencia por su figura a la alcaldía de Madrid frente a Ana Botella, Soraya Sáez de Santa María (S3 para los amigos) o la fitipaldesca de Esperanza Aguirre, aunque todo hay que decirlo, también estas me ponen cachondo intelectualmente hablando. Sin embargo, nada de esto ha influido para que salga en defensa de su imagen, por cuanto considero que, si bien es posible, no es probable, que una Delegada del Gobierno de Madrid esté relacionada con el mundo de ETA y por consiguiente, ni por el más remoto difusionismo del ruido mediático puede tolerarse que los espectadores, poco o mal informados, en el barullo de las prisas se queden con la impresión de que un cargo de esta trascendencia e importancia, tenga o haya tenido algo que ver con ETA.

Es verdad, que no sería la primera vez que un Delegado del Gobierno estuviera literalmente familiarizado con la Organización Armada. También es cierto, que no pocos políticos de su talla y trayectoria han mantenido en el pasado algún tipo de amistad o relación sentimental durante su infancia, juventud, época universitaria…por motivos de vecindad, estudio o laborales con miembros de ETA. El mundo es muy pequeño y las investigaciones sociológicas sobre las relaciones interpersonales han demostrado que, la globalización, nos acerca a todos un poco más, hasta el extremo de conectar en menos de seis pasos a nuestro Presidente Obama con, por ejemplo, alguien encarcelado como Otegi. Y si esto es así, yo personalmente la disculpo si en su día compartió mesa y mantel con algún miembro de la Mesa Nacional de HB, se tomó algunas copas con algún liberado en la clandestinidad, e incluso si se fue la cama con el enemigo, pues los verbos acabados en -er, como el comer, el beber y el…conocer, son propios del ámbito privado y nada de lo que atañe a la amistad o la mera convivencia, puede utilizarse políticamente para dañar su imagen y honor.

Con todo, comparto el criterio del Abogado del Estado y la Fiscalía General del Reino en su apreciación de que, si bien, llamar públicamente a la Delegada del Gobierno “Filoetarra, proetarra”…pueda atentar contra su honor, no son constitutivos de delito por estar amparadas las declaciones bajo el “Derecho a la libertad de Expresión”. Ya lo dije en su momento cuando al pobre de, Miguel Angel Rodriguez, ex portavoz del Gobierno con Aznar, le condenaron por llamar “Nazi” a un periodista, pues aunque son apelativos que pueden ser insultantes para ciertos sectores, es imposible que sean insultos, dado que, millones de personas se sienten y han sentido cómodas y hasta orgullosas en declararse Nazis o cientos de miles de ciudadanos en identificarse como “Proetarras”, y menos todavía en un lugar como Euskadi donde como sospechaba Mayor Oreja ¡Todo es ETA! Afirmación que la realidad se ha ocupado de ratificar en la escena política vasca, pues primero están los etarras, es decir, los miembros de ETA, luego están los proetarras (Batasuna, EH, Bildu, LAB, Gestoras, Etxerat, Segi, Gara, y doscientas organizaciones más donde si te descuidas entra por nombre Osakidetza y la Ertzantza), después vienen los amigos de los proetarras, a saber ( EA, Aralar, Zutik, sectores de EB, las ikastolas, ETB1, El 15-M, Podemos, Amnistía Internacional, PAH, y cualquier revoltoso peninsular) Tras ellos están quienes hablan con los amigos de los proetarras cuáles son ( PNV, ELA) No podemos olvidar a quienes pactan con los que hablan con los amigos de los proetarras (PSOE) Pero por lo mismo, tampoco podemos dejar fuera a quienes han apoyado el gobierno de los que pactan con los que hablan con los amigos de los proetarras, para resumir el mismísimo PP Vasco.

Con esto quiero decir que, poco importa si es verdad o no que Cristina Cifuentes esté relacionada con ETA; si es o no filoetarra; si por su cargo ha sufrido algún tipo de “Síndrome de Estocolmo” y ha acabando abrazando la causa abertzale del enemigo y todas las majaderias que estoy escuchando últimamente en bares y aceras. Lo importante, es que nada de esto aparte de su carrera a una de las figuras más prometedoras de la política española.

Políticos en programas de entretenimiento

Como un elefante en una cacharrería, puede describirse la súbita aparición de Pedro Sánchez en los platós de televisión, pues a nadie ha dejado indiferente la novedad, cuál es, no su presencia a través de la pequeña pantalla en los espacios habituales dedicados al debate o a la información, como pueden ser, tertulias con periodistas o telediarios donde los espectadores conocen de antemano su exposición al discurso partidista, facciosos, sesgado, arribista y manipulador de sus participantes que buscan su convencimiento y persuasión antes que la verdad, sino que lo haga en programas hasta ahora reservados para el entretenimiento como son ¡Sálvame! o El hormiguero, donde el público se relaja confiado en disfrutar unos momentos de diversión y esparcimiento por medio de chismes, chistes, gracias, ocurrencias, variedades y espectáculos con los que poder inhibirse de los problemas de la vida diaria, a modo de fútil desahogo de tensiones y frustraciones, que nuestra menguante inconsciencia soñadora contemporánea ya no es capaz de procesar.
La pública discusión, parece haberse polarizado entre quienes defienden que la gravedad de la materia política requiere dirimirse en escenarios adecuados para ello, como son, el Parlamento, el Senado, los Consistorios, los Congresos del Partido, los mítines…que traducido a medios de comunicación, serian programas cuyo formato reprodujesen en lo posible las mismas condiciones de seriedad de aquellos, siendo su ideal la retransmisión del Debate de la Nación o la propaganda gratuita en época de elecciones…y aquellos, que recuerdan que “Política es todo” y por consiguiente, nada escapa a su noble ejercicio en el mercado, a pie de acera o en la plaza del pueblo megáfono en mano, que llevado al terreno de la comunicación les confiere total libertad de acción sin respetar horarios, naturaleza de los espacios, oportunidad del momento…encontrando en las fórmulas que ofrecen las nuevas tecnologías su panacea en redes sociales, blogs, foros, chats, que les permiten intervenir en todos lados, en todo momento.

Pero, lo que diferencia una sociedad compleja de otra complicada, es su orden interno. Ciertamente, antes de la civilización sumeria, todos podían hacer de todo en todos lados, sin mayor concierto que un impuesto Carpe Diem natural de aprovechar el momento y la oportunidad. Así, las primeras chamanes del Paleolítico Superior, ejercían de curanderas, astrónomas, guías, matronas, meteorólogas, artistas…como más adelante, entrado el neolítico, los templos hacían las veces de recintos sagrados, lugares de asamblea comunal, centro artesanal, granero, observatorio…funciones, en uno y otro caso, que se fueron diferenciando tanto en personas especializadas como en recintos específicos para cada una de dichas competencias, si bien, humanos y espacios, nunca hemos perdido del todo nuestra polivalencia.

Evidentemente, por definición, la excepción, tiene cabida en cualquier caso que se nos presente, de modo que, aquí no hablamos de negar a una factoría automovilística la posibilidad de disfrutar de la Gran Filarmónica de Viena haciendo música con su cadena de montaje. Ahora bien, cada cosa tiene su sitio y su momento y si deseamos mantenernos en el estadio de sociedad compleja sin por ello pasar al de sociedad complicada, no me parece adecuado que los políticos pretendan hacer política en programas de entretenimiento con intención de hacernos llegar sus propuestas y que los conozcamos mejor, por el mismo motivo, que me sabe a cuerno quemado que los mismos vayan a hacer el payaso al Congreso de los Diputados, donde se parten de risa ellos solos, tomándonos el pelo con sus bromitas cada dos por tres a los ciudadanos.

Posiblemente, en una sociedad donde los políticos desempeñen bien su trabajo representando los intereses de los ciudadanos y no los de las grandes corporaciones, que cumplan con sus programas electorales en vez de obedecer el dictado de los mercados, que escuchen a la gente durante la legislatura y no sólo cada cuatro años, que no fueran corruptos, etc, el electorado transformado en público estaría abierto mentalmente a dejarles asomar, de cuando en cuando, el hocico en programas desenfadados y divertidos, pero tal y como están las cosas…¿Es que no es suficiente la presencia institucional de estos especímenes presidiendo las entregas de premios científicos, inaugurando festivales de cine, encabezando competiciones deportivas o capitalizando las desgracias ajenas acudiendo a los funerales?

La propaganda política, como la publicidad, tiene sus espacio delimitado socialmente por la población. Cuando este se transgrede, la conciencia individual y colectiva muestra un natural rechazo a la intromisión como puede apreciarse a las claras con la actitud de los consumidores que envían directamente a la papelera tanto cibernética como en 3D los mensajes que le llegan no deseados al buzón de casa o la parrilla de entrada en Internet. Resistencia que se ve acrecentada cuando la misma es ejercida por sorpresa, con nocturnidad y alevosía, a traición, sin aviso previo, como ocurre con las llamadas telefónicas que te interrumpen el trabajo o el tiempo libre con tu familia para colarte una ventajísima oferta de cuchillas de afeitar, qué no habremos de sospechar rondará por la cabeza del espectador, cuando un indeseable se cuela en la intimidad de nuestros hogares, con voz e imagen en un programa presuntamente de ocio que pueden estar viendo pequeños niños indefensos, peligro este ya subrayado por el mismísimo Jefe de Estado, el General Franco, cada vez que por intervenir en el Mensaje de Navidad, pedía disculpas por inmiscuirse en nuestras vidas, lo que no deja de tener cierta ironía.

¡Sálvame! Mensaje subliminal

El nuevo Caudillo del Pesoismo español, Pedro Sanchez, de estilizada hibridez perfilesca entre el falangismo de rostro amable y el carismático semblante del quintacolumnismo social, o dicho en roman paladino, apañado mixto de Adolfo Suárez y Felipe González, ha dado un golpe de efecto al irrumpir en programas de máxima audiencia para darse a conocer, no tanto a su electorado fiel de las siglas que no cambia nunca su voto, cuanto al público general, ávido devorador de novedades al que importa lo más mínimo que “nuevo” no sea sinónimo de “mejor”, abriendo la discusión mediática acerca de la presencia de políticos en los espacios televisivos de entretenimiento, asunto que dejo para otra ocasión, pues hoy deseo fijarme en un aspecto que apenas abordado en el debate entre los periodistas, articulistas y tertulianos, a saber: el mensaje subliminal que se ha querido transmitir a la población, especialmente femenina, con el pistoletazo de salida de esta nueva estrategia comunicativa.

Contando como cuenta la Casta del Régimen con los mejores manipuladores de masas, psicólogos, sociólogos, mentalistas, maquilladores, guionistas y demás gremios que integran el nutrido séquito de Asesores de Imagen, difícilmente nada de lo que trasciende tras las cámaras es dejado al azar. En consecuencia, no puedo menos que sospechar que la primera aparición en un programa archiconocido por todos – incluido quienes no lo hemos visto nunca – bajo el título de ¡Sálvame! lejos de ser casual, haya sido calculadamente intencionada, no hablo de un más que posible compincheo entre bastidores de la productora de televisión con las cocinitas del Partido, cuanto por el mensaje subliminal que supone la salida a escena de Pedro Sánchez en ¡Sálvame!

Un mensaje sub-liminal, es aquel que se ha diseñado para pasar por debajo del límite de percepción sensorial o cognitiva, técnica traicionera que en publicidad está prohibida por cuanto no permite a la persona ser libre para aceptar o rechazar conscientemente su contenido. En el caso que nos ocupa, dicho mensaje subliminal no ha sido colado mediante una repentina modulación sotto voce del orador para fijar la atención del oyente, ni por un gesto director que conduce a través de la retina la mente hacia el asentimiento de cuanto se esté profiriendo en el discurso, ni por fotogramas intercalados en la imagen principal…en esta ocasión, la manipulación se ha valido de lo que aparece en primer término, “lo evidente”, por cuanto pasa desapercibido a la distraída mirada de la Conciencia ocupada como está en escudriñar con urgencia la novedad y no requiere de más demostración que su mostración.

Hete aquí, entonces, que el mensaje subliminal que los asesores de imagen han buscado transmitir a la audiencia con la sorpresiva aparición de Pedro Sánchez en ¡Sálvame! no ha sido otro, que precisamente eso: ¡Sálvame! Mensaje cuyo recorrido semánticos en la mente del receptor, no por sencillo en su enunciación, es simple en su decodificación, dado que la ingeniería psicológica empleada en su maquinación ha encontrado una fórmula reversible entre el sujeto agente y el paciente cuyos efectos retardados eclosionan conforme a la naturaleza psíquica de cada receptor.

El mensaje subliminal superficial es aquel que presenta a Pedro Sánchez, haciendo una llamada de auxilio a los españoles para que lo salven; es decir, un grito de ¡socorro! al electorado que algún día se dejó engañar por el PSOE para que no lo hagan caer en picado en las encuestas y lo salve de algo que ya parece inevitable: su disolución como ocurriera hace años en Italia. Este mensaje subliminal, apela a los buenos sentimientos, a la sensibilidad, a la idea de héroe, de solidaridad, de rescate, de ayuda…tal es su fuerza emotiva que puede mover a alguien como yo con estudios a votarle para que no sufra una clamorosa derrota. Pero, lo más sibilino de este primer plano del mensaje subliminal, es que presenta al receptor, el ciudadano, como agente de la acción y al emisor, Pedro Sánchez, como paciente, aspecto emocional que engancha al oyente por cuanto se siente protagonista libre en su voluntad. Él, el espectador, es quien realiza la acción de salvar. ¡Malditos canallas! Cómo engañáis a la pobre gente…

Mas, bajo el mensaje subliminal superficial, se esconde un segundo comunicado, acaso más dañino para los intereses del individuo, que da la vuelta a la tortilla – otro mensaje subliminal – y presenta al espectador como sujeto paciente y al personaje como sujeto agente; así la fórmula Pedro Sanchez ¡Sálvame! vendría a presentar a la ciudadanía como una manada de ovejas necesitadas e implorantes de Salvación en estos momentos de tribulación, crisis y zozobra ante un futuro incierto y a Pedro Sánchez encarnando al Mesías. Y esto, sí que es peligrosísimo para una España que no termina de alcanzar la madurez democrática donde la población de mentalidad sumisa e indolente, no renuncia a ser guiada, pastoreada, capitaneada, Caudillada o como hoy se prefiere describir por los politólogos, liderada por el carisma de un solo hombre.

Castigo periodístico

Opinando como opino, que el oprimido no es mejor moralmente que el opresor, espero nadie lea la presente reflexión como defensa o detrimento de alguna parte citada, pues no es esa mi intención, sino subrayar el malicioso uso del idioma en boca y pluma de gentuza sin escrúpulos que se hacen llamar periodistas, cuando de modo gratuito introducen el verbo “Castigar” y la palabra “Castigo”, en contextos del todo ajenos a su significado, sea este etimológico o actual, pues no me cabe en la cabeza leer y escuchar, cada vez de manera más reiterada, afirmaciones aberrantes del tipo “Israel ha castigado toda la noche a la población civil” “La ciudad de Donetsk ha sufrido un severo castigo a manos del ejército ucraniano” y similares.

En latín, el verbo “castigare” estaba relacionado con el culto religioso, no por casualidad. Ortega y Gasset terció en la cuestión sobre el origen etimológico del propio término “Religión” cuando en pleno siglo XX todavía no existía acuerdo al respecto. A decir del Filósofo, tanto Cicerón que la vinculó a Relegere (Releer) debido a las reiteradas lecturas que las personas religiosas hacen de los textos sagrados, como Lactancio, quien remitió su significado a religare (Religar) para subrayar la relación del hombre con Dios, estaban equivocados. En su opinión, sucede que, antes de ser usada la palabra “Religión” en relación con la divinidad, el término expresaba un escrúpulo supersticioso, vocablo proveniente de super-stare que en última instancia alude a sobrevivir. En consecuencia, cabría entender por “religioso” a todo aquel que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente. Así, religente se opone a negligente, explicación que a todas luces parece la más adecuada, pues casa bien con lo apuntado por el estudioso del fenómeno religioso Rudolf Otto quien situaba el mismo origen de la religión en un sobrecogimiento del espíritu ante lo numinoso.

Pero a lo que iba, en el marco antedicho, “Castigare” de castus (casto, puro) agere (hacer) poseía el sentido de instruir en el rito, cosa que precisaba de corrección; y es de esta labor correctiva de donde proviene el sentido punitivo que hoy le damos a la voz “castigar” en castellano. Tal es así, que todavía hoy, la corrección del comportamiento o del aprendizaje es la idea de infligir un castigo, pues cuando no está en nuestro ánimo realizar pedagogía alguna, la acción resultante tiene mejores calificativos a mano como abuso de poder, acto vandálico, sádico ensañamiento o venganza.

Todo esto lo deben desconocer en las redacciones de los medios de comunicación, sea prensa, radio, televisión o Internet, los reporteros que firman las noticias, los presentadores, los enviados especiales, los locutores…quién sabe si el problema viene de una mala formación en las facultades de periodismo o por algún lapsus en los tan manidos manuales de estilo, donde se cuidan las faltas de ortografía, pero no las de la decencia y el buen gusto…Porque ¡Hay que ver! ¡Y escuchar! Con que sinvergonzonería los propios periodistas castigan al periodismo auténtico, día sí, día también, en grandes titulares, cuando se trata de explicar cualquier conflicto bélico donde conviene mostrar a una de las partes como merecedora de todo cuanto le ocurre y a la otra como respetable miembro democrático del orden internacional. Eso, o estamos siendo abiertamente manipulados por una pandilla de terroristas de la palabra a sueldo de intereses bastardos.

La palabra “castigo”, comporta además de su significado literal, algunas implicaciones lógicas, a saber: quién castiga, tiene derecho a castigar como lo tiene un padre con su hijo, el profesor con el alumno, el carcelero con el reo, etc; el castigado habrá sido castigado por mal comportamiento, por una falta cometida anteriormente, porque se lo merece e incluso, por su bien…Si ustedes son de la opinión canalla de que, esto es rizar el rizo, por tratarse únicamente de un recurso poético del quehacer periodístico, les ruego un ejercicio de sinceridad y díganme, qué tal les suena “ETA castigó severamente al PP y al PSOE” o “Los madrileños sufrieron un duro castigo por la participación de España en Irak”.

Si algo o alguien merecen un castigo aquí, es el periodismo español y los profesionales que por cuatro duros siguen las consignas gubernamentales establecidas sin denunciarlas. Y ¡por dios!, espero que su castigo sea el que merecen en una sociedad civilizada y no el que ellos mismos predican para la población civil indefensa, los enfermos de los hospitales, los niños de las escuelas, barrios obreros, ambulancias, invitados a un banquete en un restaurante céntrico, gentes en el mercado…porque en ese caso, debería autoinculparme de apología del terrorismo.

PROFECÍA CUMPLIDA

 Espero que los visitantes del INÚTIL MANUAL, los lectores del Deia y Grupo Noticias, así como los telespectadores de ETB2 del Programa SIN IR MÁS LEJOS, se acuerden de mi arriesgada interpretación esotérica de los últimos discursos Navideños de Juan Carlos de Borbón, donde profetizaba bien su fallecimiento o en su defecto su abdicación para este 2014, cosa que realicé a mitad de Enero del corriente. Ustedes mismos pueden comprobarlo revisando los videos de mis intervenciones de aquel mes, o rebuscar en la hemeroteca. Por si acaso, les reproduzco el artículo en cuestión fechado a 9 de Enero de 2014
REGIA INTERPRETACIÓN ESOTÉRICA
Dada la estrenada condición de tertuliano me he visto forzado a mirar, escuchar, leer y hasta analizar con inusitada atención el soporífero discurso Navideño del Rey de España, no apreciando en su contenido nada relevante para la inteligencia media o el vulgar divertimento de las gentes, aspecto inquietante éste que me llevó a interrogarme, si acaso, bajo dicha apariencia insustancial no se ocultaba una segunda realidad secreta.
Al principio, sospeché de un posible lenguaje satánico tomando la iniciativa de escucharlo al revés. Pero no hallé mensaje más diabólico que el por cualquiera con dos dedos de frente advertiría oyéndolo del derecho. Así, después de darle muchas vueltas aplicando distintos métodos para su descifrado, siendo verdad que salían cosas curiosas como “No tengo otra patria que la familia” o “España es una caja de caudales”, desistí de obtener un resultado satisfactorio por este camino.
No obstante, persuadido por el misterio, reparé en la sobriedad de la puesta en escena, el semblante serio del personaje, la oscuridad de las tallas elegidas para la Sagrada Familia, la pincelada triste de la foto con las Víctimas del Terrorismo y sobre todo, la estampa propia del más lúgubre romanticismo que acompañaba el fondo tenebroso de un jardín mal iluminado donde destacaba una siniestra escultura inspirada en una estela funeraria…¿Era aquel sobrecogedor conjunto iconográfico un enigmático código simbólico de despedida dispuesto intencionadamente por los decoradores de la Casa Real? O por el contrario ¿Fuerzas superiores ajenas a la voluntad del monarca ligadas a su destino ya están trabajando en ese sentido de la vida que va siempre en la misma dirección?
Rápidamente, a fin de comprobar si otras disposiciones acompañaban para profundizar o descartar la fría intuición, eché mano de sencillas operaciones matemáticas con los distintos elementos que rodean el acto, corroborando para mi asombro que el agorero número 13 surgía por todas partes, empezando por la fecha de su emisión el 24-12-13 cuya suma guarismo a guarismo arroja 13, su propósito de situarse a caballo entre el 2013 y el 2014, cuyos números igualmente sumados uno a uno dan 13, como 13 es el resultado de la misma operación tomando el total de las palabras del discurso 1381 o la suma de los dígitos de su edad 76 años de su último cumpleaños…¿Sería éste el mensaje secreto? ¿Será éste el último cumpleaños de don Juan Carlos? Y de ser así ¿En qué sentido? ¿El de anunciarnos su abdicación o el de anticiparnos su muerte durante el 2014?
No tenía intención de escribir sobre estas particulares cavilaciones, convencido por el sano escepticismo de que todo se trataba de vagas impresiones mías donde se mezclaban datos dispersos, deseos propios e interpretaciones descabelladas. Era posible que hubiera algo de todo ello, cierta representación melancólica para dar penita a una población muy harta de la Monarquía, puede que también el hombre, consciente de encarnar en su persona al tercer Borbón más longevo de la historia desee dejar a la posteridad una imagen correcta de su porte en previsión de que pudiera ser su última alocución pública…¡quien sabe! Pero, ningún otro signo, además de los apuntados, presentaba como plausible la funesta lectura esotérica barruntada. Menos todavía, cuando apareciendo en la portada del “Hola” reluciente y sin muletas.
Y estaba dispuesto a dejar varado en un cajón los apuntes sobre el tema, cuando el pasado día de Reyes, sucedió ante las cámaras, sin que la censura lo pudiera maquillar, lo que todos hemos podido ver y oír por televisión con ocasión de la intervención de vuestra Majestad en la Pascua Militar: con claras muestras de fatiga, un anciano, Don Juan Carlos, conseguía a duras penas concluir su discurso no sin continuas interrupciones para tomar aliento, repeticiones, confusiones e irrefrenables gestos de frustración, junto a su hijo Felipe, cuyo rostro sumamente preocupado recordaba mucho al de su progenitor durante la lenta agonía de Franco cuando anticipaba los acontecimientos, imprevisto que me ha hecho replantearme la cuestión, decidiéndome por publicar tan esotérica interpretación.