Linces Pata Negra

Descubierto casi sin querer, agazapado en la fauna autótona de la Península Ibérica, el Lince Pata Negra, gusta pastar por estos lares sin ser molestado, lejos de cualquier supervisión democrática.

Si lo desean, pueden acceder en cualquier buscador de Internet al comunicado de la Agencia EFE sobre la solicitud de subvención que el Gobierno español acaba de presentar a la UE inscrita en el marco del proyecto LIFE para la conservación del lince ibérico cercana a los 50 millones de euros. ¡No tiene desperdicio!
A nada que sean personas sensatas, no podrán reprimir esbozar cierta maliciosa sonrisa, no sin experimentar a su vez, una creciente indignación al enterarse de qué modo se despilfarra el caudal público en tiempos de crisis. Y no lo digo por los pobres linces ibéricos de cuatro patas, sino por aquellos a los que Rodríguez de la Fuente denominaría amigos de la fauna autóctona, bien conocidos por todos…que no tienen ningún escrúpulo en tatarear el “Live is life” de Opus dándose la gran vidorra a costa de su extinción.
Estos otros linces ibéricos que felinamente han estudiado Subvenciología en las facultades de Génova y Ferraz, han digerido sigilosamente durante la última legislatura, varios proyectos similares encaminados, supuestamente, al mismo fin de nuevo esgrimido, cuyo importe supera ya, los 35 millones de euros; Todo para que en la actualidad, sólo dispongamos de doscientos ejemplares en Sierra Morena y otros sesenta en Doñana, a los que e les deberá otorgar la denominación de origen o cuando menos, la distinción de “Lince Pata Negra”. Porque a este paso, es probable que asistamos a la cotización del lince ibérico en bolsa que igual es el Plan ZP para pagar la deuda acumulada del Estado, pues hemos de saber que, ese Proyecto LIFE, tiene previstos unos 2.000 millones de euros, de aquí al 2013, para la conservación de la naturaleza.
¡Sí! La misma naturaleza, que primero nuestras grandes empresas se ocupan de explotar, contaminar y extinguir con la vista gorda gubernamental, para luego, dar cobertura legal justificadora a esta triangulación financiera consistente, en tomar el fin como medio, para camuflar el flujo de capital despojado a la ciudadanía, primero arrebatándole delante de sus narices el entorno y sus materias primas, para acto seguido, sustraerles, con la colaboración cómplice institucional, ingentes cantidades de los impuestos municipales, autonómicos, nacionales y europeos, en forma de ayudas supuestamente destinadas a reparar y reponer lo anteriormente usurpado. Que no hace falta ser un lince para intuir que tampoco sucede.

Contaminación visual

La escoria social ha de vivir rodeada de un entorno acorde a su condición que le recuerde a cada momento los motivos de su felicidad.

Tuve la fortuna de nacer en el pueblo más bonito del mundo, justo antes de que unos malnacidos estropearan por siempre la eternidad, su ancestral belleza natural heredada, importándoles un comino las generaciones venideras. Tal vez sea por eso que soy de los que sabe apreciar la inconmensurable beneficiosa presencia de un paraje natural, con la brizna de la hierva cosquilleándote los pies, el susurro de las olas yendo y viniendo en el muelle, la sombra de los eucaliptos y su refrescante fragancia abriéndote los pulmones para llenarlos de aire puro, experimentar en un día claro la maravilla de tener por suelo la Madre Tierra y por techo al Celestial Padre estrellado, pues mirase a donde mirase había azul y verde en el horizonte, y los días de lluvia, terminaban con un espléndido Arco Iris que contemplar.
Aunque, a veces lo pienso… no hubiera sido mejor haber nacido un poco después y haberme evitado tener que vivir con la melancólica añoranza de un espacio perdido para siempre, saudadi que solo encuentra refugio en las postales de la época que alguien se tomó la molestia en recopilar para mayor sufrimiento de la memoria si cabe. ¡Malditos! ¡Malditos! Clamaba Charlton Heston frente a las ruinas de la estatua de la libertad…y yo con él, me pregunto: dónde están los responsables del deterioro de nuestro hábitat.
Ahora mire a donde mire encuentro asfalto, cemento y feos edificios, que ni siquiera les ha remordido la conciencia para si bien nos robaban el paisaje, cuando menos habernos dejado una urbe digna de admirar, que ya los jardines dieciochescos demostraron que el ingenio humano nada tiene que envidiar a la naturaleza cuando se propone reemplazarla tomando de ella lo mejor en beneficio nuestro. Pero no…no podía ser. Al gris del cemento vertical, y al negruzco alquitrán que todo lo serpentea, había de añadírsele las vallas publicitarias y los letreros comerciales con colores chillones que salpican nuestro transitar de basura cognitiva, afeando todavía más, nuestra ya deplorable vida urbana, que por si fuera poco siempre anda en obras con las espantosas barreras plateadas arquitectónicas que anuncian su presencia ya denunciadas por el escultor Ibarrola que a modo de protesta las incorporó a su propia obra para evidenciar el daño visual que provocaban.
Es posible que para forzar la fabril producción, y fomentar el consumo compulsivo, sea preciso degradar el entorno lo suficiente como para que no podamos hacer otra cosa mejor. Pero estamos llegando a unas cotas de contaminación visual, al margen de las lumínica, acústica, y mental, que dentro de poco tendremos que contentarnos con ver documentales y recreaciones históricas, porque si bien hace tiempo que los niños no conocen vacas, gallinas, y ovejas, ni saben donde están los mejillones, cangrejos o quisquillas de verdad, al menos que puedan llegar a visitar algún día los montes y las playas; Incluso, sin necesidad de salir de la propia ciudad… va siendo hora de reemplazar tanta farola por más árboles frutales por los que puedan correr liebres y ardillas, tanto gran almacén por más parques con estanques repletos de peces de colores nadando entre nenúfares, tanto coche en las aceras por más columpios y toboganes, tanta valla publicitaria, por más representaciones artísticas. Claro que, puedo estar equivocado y a la mayoría le guste el espacio visual en el que vive a diario, entre semáforos, escaparates, nichos de edificios, farolas, señales de tráfico, más anuncios de Coca Cola que crucifijos en los colegios, logos de bancos haciéndose falsamente la competencia, entre insultantes Arcos amarillentos del Mac Donalds que ilustra en una gigantesca hamburguesa sus vergüenzas ante mendigos que duermen acurrucados bajo el bordillo de su condimentado saliente, mientras les ilumina un gigantesco triángulo verde, que hace las veces de calendario estacional anunciando las rebajas de verano, las de invierno, las ofertas de Otoño, o el no por esperado manos sorpresivo de ¡Ya es primavera en el Corte Inglés! Que si no…ni nos enteramos.

Refinada enseñanza


Con qué regocijo contemplamos todos la inusitada escena internacional en la que la todopoderosa petrolera británica BP acudió cabizbaja a capítulo a La Casa Blanca ante Obama, para sin miramiento alguno, ni necesidad de juicios técnicos, recibir una soberana reprimenda de cómo, cuándo y cuánto debían poner de su parte para hacer frente a su responsabilidad en la catástrofe medioambiental generada en aguas del Golfo de México, sugerencia que fue aceptada sin chistar por sus compungidos directivos.

Porque lo normal, con estas Gigantes Compañías que detrás tienen a las más grandes potencias criminales del Planeta, es que suceda lo que le está sucediendo a nuestro Gobierno, que tras seis años de denuncias y reclamaciones solicitando una indemnización de unos 750 millones de euros, un Tribunal federal de Nueva York desestime por segunda vez la demanda interpuesta por España ante la Empresa estadounidense ABS por su directa responsabilidad en el accidente del Prestige cuyos desastrosos efectos económicos y ecológicos para nuestro territorio se han cuantificado en no menos de 2.000 millones de euros, por haber dado su visto bueno necesario para el transporte de aquellas 80.000 toneladas de fuel en un anticuado petrolero monocasco de máximo riesgo.
A decir verdad, la normalidad es un poquito más desagradable…Todavía nos viene a la memoria la ejecución instigada en 1995 por la Petrolera Shell, del escritor Ken Saro-Wiwa junto a otros ocho compañeros de lucha en favor del Pueblo Ogoni a manos de la dictadura de Nigeria, para continuar sin trabas su sucio negocio genocida en aquellas tierras, bien lejos de su pulcra metrópoli Holanda y de nuestras gasolineras con sus sangrientas conchas amarillas iluminadas.
España, y con ella todas las provincias intermedias europeas, debe aprender la lección de estos tres ejemplos, decidiéndose de una vez por la Unión y dejarse de particularismos que nos debilitan ante posibles víctimas y verdugos: primero, para tener el mismo poder de convicción que el demostrado por los EEUU a la hora de hacer valer nuestros derechos ante las Grandes compañías cuya autonomía, influencia y presencia se parece cada vez más peligrosamente al de los Estados hostiles; segundo, para evitar lo que le ha pasado a Gran Bretaña, que ni se ha atrevido a defender los intereses de su empresa ante el Gigante Estadounidense; y tercero, por qué no, para explotar sin miedo, ni prejuicios, a otros pueblos más débiles a los que poder sustraer toda su riqueza a la vez que sumirles en la miseria y la dependencia. En este sentido, son encomiables los enormes esfuerzos realizados por Repsol YPF en toda Latinoamérica. Pero nos queda mucho que aprender.

REFINADA ENSEÑANZA

Con qué regocijo contemplamos todos la inusitada escena internacional en la que la todopoderosa petrolera británica BP acudió cabizbaja a capítulo a La Casa Blanca ante Obama, para sin miramiento alguno, ni necesidad de juicios técnicos, recibir una soberana reprimenda de cómo, cuándo y cuánto debían poner de su parte para hacer frente a su responsabilidad en la catástrofe medioambiental generada en aguas del Golfo de México, sugerencia que fue aceptada sin chistar por sus compungidos directivos. Porque lo normal, con estas Gigantes Compañías que detrás tienen a las más grandes potencias criminales del Planeta, es que suceda lo que le está sucediendo a nuestro Gobierno, que tras seis años de denuncias y reclamaciones solicitando una indemnización de unos 750 millones de euros, un Tribunal federal de Nueva York desestime por segunda vez la demanda interpuesta por España ante la Empresa estadounidense ABS por su directa responsabilidad en el accidente del Prestige cuyos desastrosos efectos económicos y ecológicos para nuestro territorio se han cuantificado en no menos de 2.000 millones de euros, por haber dado su visto bueno necesario para el transporte de aquellas 80.000 toneladas de fuel en un anticuado petrolero monocasco de máximo riesgo.

A decir verdad, la normalidad es un poquito más desagradable…Todavía nos viene a la memoria la ejecución instigada en 1995 por la Petrolera Shell, del escritor Ken Saro-Wiwa junto a otros ocho compañeros de lucha en favor del Pueblo Ogoni a manos de la dictadura de Nigeria, para continuar sin trabas su sucio negocio genocida en aquellas tierras, bien lejos de su pulcra metrópoli Holanda y de nuestras gasolineras con sus sangrientas conchas amarillas iluminadas.

España, y con ella todas las provincias intermedias europeas, debe aprender la lección de estos tres ejemplos, decidiéndose de una vez por la Unión y dejarse de particularismos que nos debilitan ante posibles víctimas y verdugos: primero, para tener el mismo poder de convicción que el demostrado por los EEUU a la hora de hacer valer nuestros derechos ante las Grandes compañías cuya autonomía, influencia y presencia se parece cada vez más peligrosamente al de los Estados hostiles; segundo, para evitar lo que le ha pasado a Gran Bretaña, que ni se ha atrevido a defender los intereses de su empresa ante el Gigante Estadounidense; y tercero, por qué no, para explotar sin miedo, ni prejuicios, a otros pueblos más débiles a los que poder sustraer toda su riqueza a la vez que sumirles en la miseria y la dependencia. En este sentido, son encomiables los enormes esfuerzos realizados por Repsol YPF en toda Latinoamérica. Pero nos queda mucho que aprender.