Intervención del Germen en la ONU

¡Viva la privatización sanitaria!

Intervención del representante de los Gérmenes Patógenos ante la Asamblea General de la Organización Nociva Unida (ONU)

“Desde la domesticación de plantas y animales, hasta que Pasteur nos declarara la guerra con la dichosa esterilización punto culmínate de la moda por la higiene, hemos operado sin mayor dificultad que la de amoldarnos a los distintos yoes y circunstancias.

Al comienzo de la evolución, nos contentábamos con atacar a organismos solitarios; mas tan pronto advertimos que los seres vivos están hechos a imagen y semejanza de algún modelo, como que sería un desperdicio dedicarnos a un único ejemplar pudiendo hacer lo propio con toda una cuadra-familia, manada-clan, rebaño-grupo, ganadería-tribu y lo que se ponga por delante ¡Mejor cuanto más grande!

Durante milenios nos aprovechamos de su inestimable colaboración respecto a nuestra expansión. Pero ellos, especialmente los humanos, igualmente se han beneficiado de nuestra labor: Su proliferación es la respuesta más obvia a nuestra amenazadora presencia. Eso por no citar sus culturas, infructuosos deseos de huir de la muerte.

Precisamente por intentar huir de la muerte, nos combatieron de modo indirecto sin demasiado acierto como demostraron sucesivas epidemias. Eran tiempos preciosos: la gente vivía, convivía y finalmente se moría de enfermedades contagiosas gracias a la concentración urbana y las aglomeraciones.

Les costó entender que aunque la persona enferme de manera individual, las consecuencias y causas de su enfermedad no son individuales sino sociales. Creían que el asunto tenía más que ver con el castigo de Dios, el Destino, el capricho de la Fortuna que con la su propia naturaleza humana. Y mira que Aristóteles lo advirtiera ¡El hombre es un animal social!

De haber tenido a la Muerte por libertadora como mantuviera Sócrates, entonces seguramente, gérmenes y humanos hubiéramos sido aliados. Porque nosotros procuramos muerte y la muerte, es la vida eterna. Combatirnos a nosotros, es alargar el sufrimiento de la fugaz existencia mortal. Durante el pasado Siglo XX casi lo logran: laboratorios de investigación trabajando sin descanso día y noche, miles de médicos y hospitales abiertos 24 h. para atender a todo dios que lo necesitase y cuando lo necesitase, farmacias en cada esquina dispensando toda clase de medicamentos específicos a precios asequibles para la entera población…En definitiva, todo un sistema sanitario público de calidad que abordaba por primera vez el problema social de la salud. Por primera vez sentimos la angustia kierkergaardiana de la inminente desaparición. Puede decirse que probamos de nuestra propia medicina.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con la irrupción de la penicilina, los gérmenes replanteamos nuestra estrategia pasando sin titubeos de la ofensiva a la defensiva y aún más allá: a la Resistencia agrupándonos en esta institución, la ONU, desde donde pudimos firmar un armisticio con el Mundo Occidental: sus científicos no trabajarían en ciertas enfermedades mientras estas sólo afectaran a pueblos subdesarrollados cuya posición geográfica les mantuviera alejados del contagio; A cambio, nosotros nos limitaríamos a trabajar en sectores restringidos de corto alcance, comúnmente conocidos como crónicos. Así, mientras en tres cuartas partes del globo la gente se moría de malaria, los europeos padecían caries.

El pacto por una salud humana a dos velocidades, fue respetado con pequeñas escaramuzas por ambas partes: que alguna empresa farmacéutica intentaba algo por su cuenta contra el cólera, íbamos nosotros y sacábamos el SIDA. Pero según fueron avanzando las décadas de paz y armonía, la casi completa extinción de ciertas enfermedades como la viruela o la poliomielitis, lejos de procurarles más salud, sólo les prolongo un poco la vida y en dicha prolongación aparecieron otras enfermedades de reemplazo como cánceres, Parkinson o Alzheimer. Por esta razón, Occidente ha solicitado renegociar los términos del acuerdo, que es lo que hemos venido a votar.

Con el efecto de la Globalización, los mandatarios Occidentales se han percatado de lo complejo que resulta aislar las enfermedades incurables aunque a tal menester se le reserve un continente entero como África: Males como el Ébola, ya están en indisposición de alcanzar Europa, a nado o en clase turista, de modo que esa parte del pacto parece anticuada y así lo reconoce la ONU. Por otra parte, dado que a la supresión de las enfermedades ancestrales no les ha seguido un estado de felicidad pleno sino otras enfermedades suplentes, los mandatarios reconociendo el sinsentido de mantener en sus presupuestos grandes gastos para la investigación médica y menos aún una red de salud pública para la ciudadanía, parecen dispuestos a desmantelar toda la infraestructura sanitaria de sus países para que las enfermedades antiguas puedan volver a ser mortales, asunto de capital importancia para nuestros intereses como especie.

A cambio, la Organización Nociva Internacional (ONU) a la que pertenecemos los Gérmenes Patógenos que represento, deberíamos comprometernos a atacar preferentemente a los pobres, sin distinción de edad, raza, sexo, religión, ideales políticos, nacionalidad o cualquier otra diferencia que los humanos sean capaces de imprimir a su biológica existencia. Extremo que estamos dispuestos a cumplir, siempre y cuando las clases pudientes de cada cultura y sociedad sean capaces de separase del resto. He dicho.

Móvil y Tumores cerebrales

Muchos han sido esta vez los medios de comunicación que han hecho honor a la profesión de informar de un inusual despacho de la Agencia Reuters por el cual se nos da a conocer ¡nada más y nada menos! que “el Tribunal Supremo italiano – no un grupo ecologista de esos que exagera – ha respaldado jurídicamente la existencia de una inequívoca conexión ente el cáncer de Innocenzo Marcolini, un alto ejecutivo que desarrolló un tumor cerebral en el lado izquierdo de la cabeza, con su extenso uso del teléfono móvil por motivos laborales, lo que podría abrir la puerta a futuras demandas en todo el mundo.

Todo empezó hace algunos años, cuando el afectado exigió una indemnización financiera de la Autoridad de Compensación de Trabajadores Italianos, INAIL, la cual rechazó su solicitud aduciendo la consigna con la que las Compañías de telefonía para pobres, suelen acompañar los millonarios aguinaldos enviados a los expertos universitarios que las defienden “que no había pruebas suficientes de que su enfermedad estuviera causada por el uso del teléfono móvil”. Sin embargo, un tribunal de Brescia sentenció después que hay un vínculo causal entre el uso de teléfonos móviles e inalámbricos y los tumores cerebrales, dictamen que ahora ratifica el Supremo italiano.
El veredicto redactado en tono muy serio señala que, en contra de lo que dicen los famosos expertos pagados por las Compañías de telefonía y otras empresas tapadera intermediarias de las mismas que con la colaboración de distintos medios y publicaciones de prestigio mantienen engañada a la ciudadanía, las pruebas científicas presentadas en apoyo de esa postura son abrumadoramente fiables aportadas, esta vez, por sólidos estudios realizados entre 2005 y 2009 por un grupo independiente dirigido por Lennart Hardell, especialista en cáncer del Hospital Universitario de Orebro, en Suecia.

Hace tiempo que el Gobierno de Francia y de otros Estados cuyos mandatarios no sucumben a las suculentas cantidades ofrecidas generosamente por la Industria de la Telefonía móvil para que hagan la vista gorda, han prohibido el uso de móviles en escuelas, bibliotecas, casas de cultura y resto de espacios institucionales públicos donde pueda ponerse en riesgo la salud de sus ciudadanos, especialmente la de los más pequeños en quienes se ha comprobado que su exposición a los sistemas WI-FI por un periodo de una hora diaria provoca excitación, hiperactividad, insomnio, amén de otros síntomas todavía por detectar. La cuestión es, ¿Qué pasa con nuestros Gobiernos y Tribunales? ¿O es que aquí las ondas electromagnéticas al lado del oído y envolviéndonos por todas partes se comportan de manera más benigna y el aumento del cáncer es una bala perdida?
Ya sé…Ustedes, ahora revisarán su particular videoteca mental y de ella extraerán miles de imágenes de políticos, jueces, fiscales, ministros de sanidad, científicos…hablando por el móvil y contrastarán toda esa propaganda pagada con mis palabras. Pues ya va siendo hora de que se enteren que nuestros enemigos públicos no nos quieren bien. ¡Y obran en consecuencia! Es vox populi que famosos, actores, toreros, cantantes y deportistas están a sueldo como esbirros de las distintas casas comerciales para lucir sus productos en público, sean relojes, zapatillas, refrescos, maldad por la que perciben ingentes cantidades de dinero bajo férreos contratos donde se estipula hasta cuánto mide el logotipo que ha de lucir Ronaldo en el calzoncillo y durante cuánto tiempo se lo tiene que dejar ver. Aunque menos conocido, también es sabido que los guionistas de teleseries y películas cobran bien por introducir subliminalmente en las historias marcas y modas como en su día hizo el oscuro payaso de Emilio Aragón cuando en su famosa serie de comienzos de los noventa parecía que todo el mundo en España vivía en Chaletes adosados y usábamos móvil.
Pues tres cuartos de lo mismo no duden ustedes que sucede con los más altos cargos institucionales, quienes como nuestros médicos de cabecera que reciben visitas de los representantes de las empresas farmacéuticas con regalos que pasan de unas manos a otras en forma egipcia por la consulta, en tácito pacto o entente pronto entienden las ventajas de salir por el Telediario bajándose de un Mercedes, que se les vea de vacaciones en la playa usando un Ipad o un Ipod, haciendo pipi o haciendo popo, con tal de que llegue al ciudadano la imagen que conviene proyectar pactada con las empresas del ramo correspondiente y que le reportará seguros beneficios personales y entre sus cometidos comerciales figura que se les vea hablar por el móvil.
Sé que es difícil de demostrar. Pero llevo años estudiando el comportamiento criminal de los sinvergüenzas Públicos y sólo cuanto acabo de escribir ¡Y más! Puede justificar que nuestros representantes no actúen en asuntos tan graves. ¡Están sobornados! Yo no soy un purista que pretende que un demócrata sea además de demócrata, honrado, limpio en su aseo personal y puntual en las citas. ¡Es más! Estoy convencido de que la corrupción es la grasa imprescindible para que funcione el sistema democrático; Por eso, no exijo la dimisión de nadie por haber permitido durante lustros la popularización entre la masa de estos artefactos tan dañinos para la salud de la población. Lo que sí demando, es que se presione a nuestros representantes para que empiecen a velar por nuestra seguridad y perciban que pueden perder el cargo y los privilegios, de continuar amparando los intereses de las Grandes empresas en lugar de los de sus votantes que estamos dispuestos a disculpar su corrupción, pero no la traición a la confianza en ellos depositada.

Juramento Hipocritático

Está muy bien que estos días la casta de las batas blancas, entiéndase gente de la medicina, antiguos hechiceros, chamanes y hasta hace no tanto matasanos, busquen lavar más blanco que los detergentes la mugre moral que les cubre tras tantos años dedicados al cuidado y más que cuidado, control y vigilancia de la clase trabajadora desde que existe las SS de la salud de los pobres, ahora que sobra gente para producir y ya no hace falta mantenerla sana a tal efecto.

Por supuesto, todo el gremio ha salido al paso de la impopular medida de dejar fuera de la cobertura sanitaria a los extranjeros y gente que no haya cotizado lo suficiente como para merecer dicha asistencia que como colectivo, desde hace algunas décadas creíamos haber conquistado para la eternidad no sólo nuestra, que también de la entera humanidad y con una prontitud contestataria, al más puro estilo ¡Todo el mundo es güeno! se han apuntado a la Objeción de Conciencia, no tanto por rescatarla del remordimiento de su traidora dilatada labor coercitiva ya apuntada para con la mano de obra esclava, cuanto por observar el famoso “Juramento Hipocrático” que según comentan, les obliga a prestar sus servicios allí donde se encuentren y a quien sea.

Bueno…es posible que alguno se lo crea. Por mi parte, más bien entiendo que el Juramento Hipocrático de esta gente se verá más impelido en los hospitales y ambulatorios de la Seguridad Social que pagamos con nuestros impuestos que en sus escondidas consultas a las que difícilmente acudirán quienes no tienen donde caerse muertos.

Efectivamente, la demolición controlada de la asistencia universal emprendida por el Gobierno con el decreto recientemente aprobado, no persigue tanto el ahorro de las Arcas Públicas cuanto llenar los bolsillos de las aseguradoras privadas dándose por descontado que, pese a lo que se diga a la galería para hacerla pasar por una medida correcta desde el punto de vista utilitarista, sus consecuencias, previsiblemente inhumanas, se cebarán no tanto con los turistas y quienes no han cotizado nunca por defraudar a hacienda que es parte de la justificación aducida a los correligionarios, cuanto con los inmigrantes, y aquellos que aun habiendo llevado una vida honrada llena de esfuerzos y sacrificios han llegado a ser pobres vergonzantes no quedándoles ni una pensión de mierda con la cual poder contribuir al sistema. ¡Qué más quisieran muchos que poder cotizar el máximo y que les sustrajeran el tope del IRPF!

Sin embargo, me indigna que toda esta tropa parasitaria de la salud de los demás, que ha sacado tajada de las farmacéuticas en forma de primas, aguinaldos, vacaciones, coches, etc por recetar medicamentos caros a cargo del Estado evitando los genéricos, que han desviado a sus consultas privadas a cuantos pacientes han podido desde el torrente público y demás artimañas por todos conocidas, aprovechen la ocasión para pasar por lo que no son. Porque de responder su comportamiento a alguna clase de juramento, este bien podría ser conocido como Hipócrita, convencido como estoy de que su preocupación por el desamparo en el que van a quedar los más desfavorecidos, no le anda a la zaga a la serie de ficción Haus, en cuanto propaganda del modelo que nos va a ser impuesto.

Cuando vea a todos esos objetores abrir sus consultas privadas de par en par para atender a cargo de sus bolsillos a quienes no van a ser atendidos por ley en nuestros hospitales y ambulatorios, quizá entonces les desapunte de la lista de la próxima revolución cultural que juzgo imprescindible para nuestra regeneración social.

Entre chupar y escupir

Ya eran ganas de jugar con la sinonimia y la polisemia del travieso idioma popular con eso de hacer “soplar” al conductor para testar si había bebido, qué les voy a contar lo que no le vendrá a la cabeza del hablante cuando en un control de carretera nos pare la Benemérita ahora que como se ha anunciado sin sonrojo en el Tontodiario, “las autoridades han declarado la guerra al consumo de drogas y estupefacientes y nos obligarán a salir del vehículo para chupar o escupir”.

 

Tras escuchar la noticia tal cual la he entrecomillado, además de pensar en lo que ustedes mismos ahora están pensando, que sin miedo a equivocarme puedo adivinar prefieren escupir a chupar aunque con lo que ha cambiado el Cuerpo quien sabe si hay suertecilla y merece la pena cambiar el sentido de la elección por no importarle a uno que le pongan las esposas, irrumpió en mi la indignación de comprobar cómo, una vez más, nuestros sin vergüenzas gobernantes pretenden cargar las tintas sobre la población, el eslabón más débil de una cadena de cuyo tiro en origen ellos no andan muy lejos que digamos en su responsabilidad. Porque una de dos: o creen que nos chupamos el dedo cuando nos comunican que así van a hacer la guerra al problema social de la drogadicción, o sencillamente nos escupen cínicamente su falsedad e hipocresía aun a sabiendas de que ya no nos engañan siguiendo el precepto de “échame pan y llámame perro” que traducido sería algo así como “paga multas y dime corrupto”.

 

Seguramente, más que una disyunción se trata de una conjunción y lo que sucede es que mientras quienes deberían velar por nuestra seguridad y protegernos, nos escupen a diario sin perder ocasión porque saben fehacientemente que vivimos en un Régimen Democrático bajo en control civil, con débil contestación ante los atropellos del poder, con poca libertad y escaso de ética y responsabilidad, los ciudadanos estamos dispuestos a tragar y chupar lo que haga falta, como dan testimonio los dirigentes sindicales que agachan la cabeza a modo de saludo y reverencia frente a los dirigentes de la Patronal cuando se reúnen con ellos ante las cámaras.

 

Es un escándalo que en un país donde hasta el más tonto sabe dónde acudir a comprar droga y hasta el más ciego la ve circular a raudales en fiestas, bares y discotecas que no es que falten en un territorio llamado a ser el Paraíso del vicio y el fornicio europeo, sede permanente de la hípica y el esquí internacionales, resulta que se precisa destinar miles de agentes, efectivos y medios para efectuar controles en carretera con el propósito de perseguir y multar su consumo entre los particulares cuando lo que se debería estar haciendo sería investigar a la Banca criminal que lava el dinero negro de las mafias en sus negocios y cuentas corrientes, infiltrarse en los Partidos Políticos cómplices de tráfico y trapicheo para averiguar de dónde les proviene la financiación irregular y las sospechosas donaciones millonarias de terceros, e impedir que la delincuencia mundial eche raíces en nuestra costa mediterránea por mucho que sea el lujo y la inversión que traigan consigo, que de apostar por tan canalla estrategia de crecimiento económico, mejor sería imitar a Suiza que a las Vegas que por algo es Nevada.

Bebés de Amor

Dicen los expertos en la Divinidad, que ahora que no tiene fuerzas para castigar como en sus buenos tiempos, “Dios es Amor”. Pero que yo sepa, todavía su desprestigio social no ha llegado al extremo de asociársele a la industria farmacéutica como para que se proclame “Dios es un medicamento”. Siendo entonces como somos creaturas suyas, no acierto a comprender por qué los medios de comunicación consienten en bautizar con tan despectivo adjetivo a los bebés venidos a este cochino mundo para sanar a sus hermanitos que les precedieron en la desgracia de nacer, con lo bien que se está en la Inexistencia, que por algo recientemente los Tribunales de Justicia condenaron a un cirujano abortista que fracasó en su labor, a pagar una pensión al infeliz que vive por su negligencia.

Pero al margen de mi particular opinión sobre traer hijos al mundo, circunstancia que contemplo como una canallada por cuanto considero que sólo las personas que han tenido una existencia dichosa en lo físico y espiritual pueden decir de si mismos que son buenos padres al procrear, teniendo al resto por unos auténticos cabrones…creo que habiendo como hay tanta manga ancha al respecto por parte de la vigente legislación consentidora para con la gente que hace hijos por inercia, descuido, incontinencia sexual y azar, o para estar entretenidos, elevar su estatus social, tener una excusa para salir de paseo, que le cuiden en la vejez, poder tener a alguien sobre el cual mandar, dar sentido a sus vidas, etc, al objeto de preservar los macro-intereses de la comunidad preocupada por las futuras cotizaciones a la Seguridad Social, mantener el flujo constante de elementos que justifiquen los cuadros y salarios intermedios docentes y sanitarios a corto plazo y las estructuras de poder como el ejército, la policía y las cárceles a medio plazo, así como todo el entramado empresarial basado en el abastecimiento de la escoria social y de su servicial consumo dirigido… no entiendo cuál puede ser el motivo aducido por nuestros gobernantes y aún de la Iglesia – la profiláctica sentencia kantiana que establece que el Hombre es un fin en si mismo, no debiéndosele emplear como medio, además de ser malinterpretada habitualmente, en este caso trasciende su literalidad por cuanto nadie entonces podría arriesgar su vida para salvar la de un tercero si en estos casos tampoco vale – para ponerle trabas a unos padres que desean quedarse embarazados con el propósito de salvar la inversión vital ya realizada con un retoño bien crecidito al que se le ha diagnosticado una enfermedad incurable que le conducirá inexorablemente a una pronta y dolorosa muerte de no ser precisamente que sus pobres padres encarguen a la cigüeña un hermanito de diseño genéticamente sano cuya compatibilidad estará en disposición de salvarle la vida.

Por todo ello, me alegro muchísimo del final feliz de un caso que he seguido con expectación por cuanto en esta sociedad resultadista en la que se valoran más los resultados que otra cosa, supongo un tanto a favor de esta solución que posibilita la ciencia y que parece del agrado de Dios, que un niño llamado Izan al que con ocho añitos le descubrieron adrenoleucodistrofia, grave enfermedad hereditaria que se hizo famosa por la película “El aceite de la Vida” ahora, gracias al nacimiento de sus dos hermanas gemelas seleccionadas genéticamente para curarle, ha recuperado la sonrisa y como el mismo ha podido declarar ante las cámaras «Estoy flipando todavía de que pueda salir a la calle sin mascarilla».

Detrás del nacimiento de las dos hermanitas de Izan, no está una instrumentalización de la vida humana, ni la cosificación de la persona, ni el deseo a jugar con la naturaleza del Hombre y mucho menos creernos ser dioses para cambiar nuestro destino. No hay más que lo que ha habido siempre: un inconformismo de la Conciencia ante su inminente desaparición, una desesperante aferro a la vida por parte de un niño plenamente consciente de lo que ocurre, un inmenso espíritu de superación por parte de la especie traducido en el desarrollo científico-técnico que lo ha hecho posible, un Dios bueno y misericordiosos que con su aliento ha empujado favorablemente en esta dirección y sobre todo el Amor infinito de unos padres que han apostado de nuevo por la vida, pese a que han sido ellos los responsables de que su hijo experimente la amarga angustia existencial.