Echando cuentas

Tranquilo en la soledad de mi casa tumbado escuchando de noche la radio, un certero anuncio de una empresa de seguridad vino a crearme incertidumbre y desasosiego sobre mi plácida existencia al informarme que en España, un robo se comete cada 4 minutos. De inmediato, la alarma se encendió en mi conciencia inundando la mente de interrogantes: ¿Cuántos minutos tiene el día? ¿Cuenta lo mismo el periodo diurno que el nocturno? ¿Cuántas veces pueden robarme en un año? ¿Me robará siempre el mismo ladrón? ¡Ay! ¡Señor dios mio! Es preciso echar cuentas…

Supongamos que la cuantía media de un robo medio, (un tirón, sustracción de la cartera, el coche), al ciudadano medio (pequeño comerciante, obrero, oficinista) por un ladrón medio (ratero) fuera de 3000 euros; dado que la hora tiene 60 minutos, 15 serian las veces que nos podrían robar en ese lapso de tiempo, tanto en la península como en Canarias. Ello arroja la cifra de 45000 euros por hora, por redondear al alza lo dejaremos en 50.000 euros IVA incluido como hacen los Pujol. Como el día tiene 24 horas, los ladrones pueden llevarse tranquilamente un montante cercano a 1.200.000 euros en todo el territorio del Estado. ¡Poco me parece a mi! Dado que un mes tiene 30 días la nómina de nuestros ladrones viene a sumar una cantidad algo más bonita, 36 Millones de euros al mes. Pero seamos generosos con los cálculos y redondeemos de nuevo al alza dejándolo en 40 millones de euros, una cifra que ya se aproxima a la que el ex tesorero del PP tenia en Suiza. Como quiera que nuestro calendario tenga doce meses al año los ladrones de toda España robándonos a todos todo el tiempo, en nuestras casas, en nuestras calles en nuestros comercios, en los transportes públicos, bajo la forma del tirón, el butrón, el carterismo, el allanamiento de morada, la intimidación…resulta que sólo se llevan 480 millones de euros, 500 para que no se diga. ¡No me lo puedo creer!

Echo las cuentas una y otra vez y las cuentas no me salen ni con calculadora, acaso porque soy de letras. ¿Sólo 500 millones de euros? Y para eso tanta policía en las calles, tanta cárcel y tantas empresas de seguridad? Seguramente estoy equivocado. No puede ser.

Confieso desconocer el montante total del presupuesto del Estado dedicado a velar por nuestra seguridad sumado al mantenimiento de los centros penitenciarios que están a rebosar. Pero supongo que rebasará con creces los 500 millones de euros al año, por lo que no sería descabellado, una vez echadas las cuentas detraídos los motivos relacionados con otra serie de delitos que continuarían precisando de la existencia de policía y cárcel, especular con la posibilidad de incorporar a cargo del erario público a todos los ladrones que actuaran en España en la plantilla de nuestras instituciones con todos sus derechos laborales como vacaciones pagadas, máxima cotización en la Seguridad social, dietas de desplazamiento, privilegios varios…por descontado con grandes ventajas penales como defensa de la fiscalía, el indulto o la inmunidad y para mayor garantía suya, que al final es la nuestra, con derecho a legislar en su provecho y beneficio.

Con esta idea en la cabeza, me acosté dispuesto a la mañana siguiente a remitir un proyecto de propuesta ciudadana a las formaciones políticas de confianza como son el PP y el PSOE. Cuando ¡de repente! me percaté de un gravísimo error de concepto argumentado en forma de preguntas ¿Cuántos ladrones de poca monta hay en España incluidas Cataluña y Euskadi? ¿Cuánto sale pagarles un sueldo al mes? ¿Cuánto sale al año? ¿Caben todos los ladrones en nuestras instituciones democráticas cuando es imposible que entren en la cárcel por falta de espacio? Eché de nuevo las cuentas…

Primero contabilicé los huecos institucionales con sueldo que podríamos habilitar para hallar acomodo a tonto ladrón suelto, entiéndase concejales con cartera, alcaldes, diputados, senadores, parlamentarios autonómicos…Después contabilicé sus sueldos, subvenciones, primas, dietas, descuentos, etc. Y aquí dejé de hacer cuentas. ¡Sale más barato dejarlo todo como está!

Diferencias entre Cáritas y el PP

Cual servicio público, es función social de la Filosofía, introducir la duda allí donde la convicción se halla muy a gusto entre acomodaticios prejuicios y complacientes costumbres, más todavía despejarla donde la misma crea zozobra, turbación y desasosiego a causa de la supina ignorancia propia o el malévolo enredo del manipulador, pues en ello consiste el pensamiento crítico, excusa docente que a duras penas la sostiene en nuestro maltrecho Bachillerato todavía como asignatura.
Sea entonces, que hoy me ocupe de hablar de algo que para todos parece una obviedad, a saber: que Cáritas Diocesana, es una entidad muy distinta al Partido Popular, pues, si bien la evidencia que lo es, no precisa de otra demostración que su mostración, no es menos cierto que en los tiempos que corren, a las supuestas verdades se las requieren ante los tribunales que presenten pruebas de su realidad.

Y es con este objeto que me dispongo a enumerar algunas diferencias venidas de inmediato a la mente entre Cáritas y el PP, por si en algo puedo ayudar en la polémica abierta entorno al tratamiento dado por Hacienda a la estimación de la cantidad defraudada por el Partido del Gobierno que según la Agencia Tributaria como recoge en su escrito dirigido al Juez Ruz ha sido como el dispensado para una organización como Cáritas. Intención mía que la mayoría de ustedes juzgará del todo carente de utilidad por estar de más en una sana inteligencia. Pero no así tratándose del Gobernante criminal, entiéndase desde el Jefe del Estado, hasta el Concejal de Urbanismo de cualquier ciudad, que acostumbrado a actuar de modo criminal y expresarse de modo criminal, con el tiempo llega a pensar también de modo criminal, sin distinguir el bien del mal.

La primera diferencia entre Cáritas Diocesana y el Partido Popular es bien notoria para todos: una es de carácter religioso concretamente adscrita al catolicismo, la otra lo es de índole político autoidentificado como Conservadurista.
Ello implica una segunda diferencia también de Pedrogrullo: Cáritas tiene vocación de servicio universal sin distinción, cuando el PP como Partido Político que es, tiene tendencia a defender intereses de un sector muy particular y privativo de la sociedad, no a toda ella.
Una tercera diferencia entre ambas entidades tiene que ver con las consecuencias de su acción: mientras Cáritas palia las dificultades por las que atraviesa la gente desamparada, el Partido Popular, sólo ayuda a los suyos, sin reparar en los daños que su acción pueda causar en el resto de la población, cuyas heridas precisamente Cáritas se ocupa de restañar.
En consecuencia, la cuarta diferencia responde a su íntima naturaleza: Donde Cáritas es una organización filantrópica, el PP es una entidad sociópata.
La quinta diferencia estriba en sus fines: la actividad de Cáritas no tiene ánimo de lucro, mientras en el PP toda su actividad parece perseguir este fin con todo su afán.
Estrechamente vinculado con esto último, hallamos una sexta diferencia respecto a su financiación: Cáritas, dependiente de la Iglesia católica se nutre de las aportaciones generosas y desinteresadas de sus fieles entregadas via declaración de la Renta, o en el cepillo de la misa dominical, en tanto que las fuentes de financiación del PP dependen de las subvenciones directas del Estado, o sea, de nuestros impuestos, cuando esto no les parece bastante, del saqueo organizado de las Arcas públicas, o en su defecto de las anónimas donaciones realizadas por empresas y particulares relacionados con las contratas y subcontratas públicas por sus miembros otorgadas.
Y finalmente, la séptima diferencia tiene que ver con las convicciones de las personas que integran sus dos organizaciones: mientras las personas que trabajan en Cáritas son gente de buena fe y con la conciencia tranquila, aquellos individuos que están con el PP lo están de mala fe, aunque coincidan en lo de estar muy pero que muy tranquilos.