Un país a pedales

Hace tiempo leí un artículo Oenegístico camuflado en una revista científica sobre un proyecto destinado a adquirir bicicletas provistas de sencillos equipos técnicos capaces de transformar su pedaleo en energía destinadas a comunidades donde la electricidad antes de ser un lujo, resulta imposible por no existir red de suministro a la que conectarse, cuya instalación les permitiría ser autosuficientes en el consumo energético básico de alguna nevera, bombillas e incluso de un ordenador portátil.

Muchas fueron las reflexiones yuxtapuestas conforme avanzaba la lectura grabándose en la memoria las escenas de indígenas subidos a bicicletas imprimiendo su fuerza motriz para que otro compañero pudiera consultar la Wikipedia; me asqueaba sobremanera la presentación ante nuestra opinión pública que la solución para las comunidades de las que el mundo desarrollado extrae con su sangre, sudor y lágrimas impunemente las materias primas, no superase la tecnología de los Picapiedra, cosechando aplauso entre la Progresia por entender correspondiente a pueblos empobrecidos un sistema pobre de energía donde la falta de nuestra civilizada inteligencia sea suplida por su notable animalidad, pensamiento que subyace en todas las noticias de este calado. Con todo, no dejaba de reconocer su idoneidad aceptada la situación. Era tan buena, que no tardé en preguntarme, si acaso, dicha autogestión energética no sería factible a pequeña escala en nuestra sociedad avanzada. Huelga comentar que la respuesta implícita fue del todo olvidada tan pronto pasé a leer un reportaje aledaño sobre la Atlántida.

Pero, con esto de la Estafa colectiva, cuando la factura eléctrica no para de subir, que muchos ciudadanos padecen la pobreza energética no pudiendo encender la estufa en invierno con temperaturas bajo cero, viéndose obligados a comer de lata por no poderse permitir encender la vitrocerámica, etc, ahora que la introeconomía apunta claramente que nos hemos convertido en un país en vías de subdesarrollo, creo que estamos en disposición de hacer de la necesidad virtud, contestando con hechos el interrogante planteado, siendo hoy el día en que, más que factible, veo deseable, incorporar los pedales en nuestra realidad cercana para sostener no ya una sociedad consumista, sino de subsistencia:

En principio, la introducción de estas bicicletas parecería circunscrita a los hogares de familias españolas con todos sus miembros en paro, o en las casas de los jubilados, pensionistas y funcionarios, con la idea de que puedan seguir disfrutando de, al menos, agua caliente por las mañanas para ducharse, energía para encender la cocina al medio día, la tele por la tarde y las luces por la noche antes de acostarse, sin miedo de amanecer con el suministro cortado por las compañías eléctricas, al tiempo que el ejercicio físico les mantiene sanos, en forma y calientes sin necesidad alguna de encender la calefacción. Pero su provechosa aplicación en un momento en el que se ordena a los escolares acudir a clase con un rollo de papel higiénico en la mochila, se abren comedores infantiles en Navidad para asegurarles una comida decente diaria a los niños en las ciudades, los hospitales van a empezar a cobrar el menú a los ingresados, el ejército no mueve los tanques por falta de combustible…casi juzgo inevitable la introducción de pedales en todos los ámbitos del país. Así, yo incorporaría pedales en los pupitres para que los niños hicieran algo útil durante tantas horas en el aula; a los enfermos les conectaría a una dinamo para garantizarse el funcionamiento de los aparatos o en su defecto a las visitas; la población reclusa, así como los miembros del ejército profesional no tendría otra que ganarse el sustento a pedalada limpia durante ocho horas por jornada…Aunque quizá la medida más provechosa en comparación con su coste y aprovechamiento actual para las arcas del Estado, fuera la introducción de pedales en sillas, sillones, poltronas y escaños en Consistorios, Diputaciones, Cámaras Autonómicas, Congreso, Senado, Ministerios, Moncloa y Zarzuela, donde sus Señorías, Excelencias y Altezas, podrían pasar el rato dando pedales, cosa que justificaría cuando menos, las jugosas dietas percibidas por asistencia y desplazamiento que perciben.

¡Bravo! Por los representantes de Cantabría

Hacía mucho tiempo que los ciudadanos de bien, no estábamos de enhorabuena por contar con representantes democráticos que velaran por nuestros intereses comunes más que por los de las grandes corporaciones. A decir verdad, hasta los ciudadanos canallas pueden igualmente felicitarse por la inaudita rotundidad con la que al respecto se ha pronunciado el pasado Lunes el Parlamento de Cantabria que, contra todo pronóstico, ha aprobado por unanimidad prohibir el uso de la técnica de fractura hidráulica para buscar o extraer gases no convencionales en tan bella región, a través de la primera ley de estas características que se acuerda en España.

Porque, como cualquier otro término mediático escrito en inglés, sea doping, mobbing, overbooking…la técnica del “fracking” no augura nada halagüeño para el lugar ni las gentes donde esta se consiente, según se desprende de las ingentes malas experiencias publicadas hasta la fecha por los afectados que han sufrido en sus propias carnes los perniciosos efectos que para el hábitat y su salud ha supuesto que las negligentes o desaprensivas autoridades hayan permitido tan peligrosa práctica, cuyo muy cuestionado procedimiento consiste en la inyección a presión agua y productos químicos, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, favoreciendo su salida hacia el exterior.
Lamentablemente, no es sólo gas y petróleo lo que sale al exterior en forma de suculentos beneficios que escapan del territorio para nutrir las arcas ajenas de los magnates de la industria energética a miles de kilómetros de donde es extraída la riqueza natural, los residuos químicos de la operación, permanecen en la zona para disfrute directo de sus habitantes que habrán de respirarlos en la atmósfera y beberlos por estar contaminadas las aguas subterráneas debido a los flujos incontrolados de gas o fluidos causados por erupciones o derrames, cuyas sustancias peligrosas ricas en metales pesados y materiales radiactivos, no tardarán en ser introducidos en la cadena alimentaria, aun en la de un vegano y dejarla como herencia genética traducida en malformaciones a las futuras generaciones.
Sin necesidad de mencionar los riesgos de explosiones aleatorias, los malos olores, la salinización del agua potable, la degradación del terreno donde se instala una de estas empresas extractoras o demás argumentos esgrimidos por los ecologistas de siempre, el ecosistema socioeconómico también se verá rápidamente afectado en una tierra como la cántabra, que si no vive del turismo, lo hace de la industria agropecuaria cuya calidad se vería seriamente señalada quedando la calidad de sus productos sólo apta para ser ingeridos por los niños de Chernobil que nos vienen a visitar por el verano. Y si no lo creen, pregúntenselo a los parroquianos del Estado de Wyomin.
Seguramente por lo evidente de sus perniciosos efectos, los representantes democráticos de Cantabria, no han vacilado en: primero, mostrar el rechazo inequívoco del Pueblo de Cantabria a dicha práctica por medio de la unanimidad; segundo, aprobar una ley que como ha dicho el Consejero de Medio Ambiente, Javier Fernández, es “clara, precisa y sencilla, como lo es también el clamor popular que se ha escuchado en Cantabria contra esta técnica; tercero, elaborar un exquisito texto preventivo de sólo tres artículos prohibiendo el uso del ‘fracking’, encargando a las autoridades, funcionarios autonómicos y municipales velar por que eso se cumpla, y calificando como infracción administrativa, cualquier incumplimiento al respecto, incluyendo también, una disposición transitoria explicitando que, la prohibición afecta a todos los permisos, tanto los ya concedidos, como en tramitación o los que se puedan conceder, etc, lo cual, por esta vez, debo reconocer que nuestros representantes, han cumplido magníficamente bien su deber.

A su juicio, la prohibición no supone «comprometer» el futuro económico de la región -uno de los argumentos que esgrimen las empresas-, sino apostar por un futuro vinculado a los valores naturales y paisajísticos que «han hecho, hacen y harán que Cantabria sea una región única, diferente y especial».

Garoña: ¡Continua o revienta!

Dicen que no se debe despertar al sonámbulo en mitad de su paseo, ni acariciar al gato cuando está comiendo, mas no me resisto a poner de relieve la coincidencia estos pasados días de dos noticias que por un lado nos informan de cómo en la lejana china sus dóciles ciudadanos viviendo bajo el yugo de la Dictadura del Proletariado del todopoderoso Partido Comunista Chino ha logrado mediante vulgares protestas callejeras paralizar el proyecto de construcción de una planta química en la ciudad de Shifang y por otro, nos transmiten, cual hecho consumado, la ampliación del plazo de apertura de la Central Nuclear de Garoña hasta el 2019, cuando hace ya tres años que espiró su vida útil estimada por motivos de seguridad, sin que la ciudadanía parezca ofrecer eficaz resistencia ante tan magna tropelía del Poder que antepone intereses macro-económicos de las empresas a medico-sanitarios de la población.

El caso chino presenta una curiosa estructura: una ciudadanía sometida que paradójicamente se atreve a protestar hasta el punto de que se le haga caso frente a una Dictadura con poder Absoluto que sin embargo parece permeable a sus demandas cuando bien podría imponer su criterio por la fuerza. No menos llamativo es el caso de Garoña, donde una ciudadanía aparentemente libre, apenas se rebela contra el supuesto poder democrático gubernamental que insensible a los miedos y angustias mostrados reiteradamente por algunos grupos sociales va contra el interés general incumpliendo sus propias leyes, sin vacilar en imponer sus tesis.

Es posible que en esto se diferencie una Dictadura de una Democracia en el siglo XXI, a saber: que en la Dictadura la ciudadanía se siente del todo legitimada moralmente para protestar contra el Poder ejercido por terceros, mientras en la Democracia, la población, creyéndose copartícipe de las decisiones tomadas por sus representantes, se abstiene de ir contra sus injustas decisiones por ella misma haberles elegido. Es así como se entiende que la gente permanezca, sino tranquila, seguro resignada, ante unos hechos que deberían ponernos los pelos de punta. Porque no sé si lo saben, pero la estadística, al respecto, es demoledora: cada veinte años hay un accidente nuclear del tipo Chernóbil cuando se trata de centrales cuya actividad se halla dentro del margen de seguridad de su esperanza de vida óptima establecida no por esos tiquismiquis de Green Pace y compañía, sino por la propia Agencia Internacional de la Energía Atómica, porque fuera de ese plazo, aún está por comprobar cuánto se reduce el lapso de incidencia, dado que, dentro de los países avanzados con gobiernos responsables, todavía no ha sucedido que Centrales Nucleares obsoletas como la de Garoña sigan funcionando trascurrido dicho periodo indicado por motivos de seguridad.

El Partido criminal PPSOE y sus canallas dirigentes, lleva años jugando con fuego en este asunto. El problema, es que no se va a quemar el sólo ni sus militantes que sería lo justo y deseable. Cada mes que Garoña continúa en funcionamiento cuando debía haber parado sus reactores en Julio de 2009, aumenta por momentos la probabilidad de que nos suceda algo parecido a lo de Fukushima. Y entonces ¿Qué? Cáncer, leucemia, malformaciones en el feto por varias generaciones, tierra contaminada donde no se podrá plantar nada, adiós a la industria láctea, al turismo, a la salud….

Yo sinceramente, no alcanzo a comprender cuáles pueden ser los cálculos político-económicos que avalen tan arriesgada apuesta por mantener abierta diez años más de lo permitido, una central con tantos problemas técnicos como Garoña, que cada dos por tres, tiene un parón, un sobrecalentamiento del reactor o una fuga radiactiva, para que salga rentable jugárselo al todo o nada. De salir airosos, o sea, de no pasar ningún accidente, a mi parecer, es muy poco lo que podemos ganar los ciudadanos, nada que no nos recorten los viernes tras una reunión ministerial; Pero de perder, es decir, de suceder eso para lo que Garoña tiene todas las papeletas cual candidata para situarse en el mapa a nivel mundial y con ella a España entera con un impacto mediático mayor que el que pueda ofrecernos la concesión conjunta de las Olimpiadas y la Expo, lo perderemos todo. Y sin embargo ahí tenemos a los dos grandes partidos animando la situación al grito de Garoña: ¡Continúa o revienta!

Nuevo Plan Energético-Sanitario

Según un estudio taiwanés, hacer ejercicio 15 minutos al día, amplía la esperanza de vida tres años. Para los investigadores, los resultados son concluyentes: «el ejercicio físico moderado reduce la mortandad en un 14%, beneficio observable en todos los grupos de edad, de ambos sexos y en personas con riesgos de enfermedades cardiovasculares”. De hecho, la OMS hace tiempo que viene recomendando, especialmente a los Gobiernos de países desarrollados, fomentar el ejercicio físico entre la ciudadanía una media de 150 minutos a la semana, requisito que actualmente no satisface ni un tercio de la población urbana del Planeta.

Con esta información en la cabeza y preocupados como estamos con el alza de precios en el sector energético del petróleo, gas y electricidad, considero un deber patriótico ofrecer a los Ministerios de Energía y Salud, así como a todas las familias mileuristas, funcionarios con sueldos congelados, pensionistas, viudas, desempleados y cuantos pasan calor en verano, frío en invierno y hambre siempre, un Nuevo Plan Energético-Sanitario que de simple que es, no sé como no lo ha anunciado antes Leire Pajín en el semanal Gabinete de Gobierno.

Mientras leía en Europa Press los pormenores del estudio citado, me vino a la mente una iniciativa del Gobierno Indio para difundir el uso de la informática e Internet en un país como aquel con abundante zona selvática, amplios sectores de la población sumidos en la miseria y una insuficiente red eléctrica; La solución: ¡ordenadores a pedales! Seguro que lo recuerdan. Y ¡Tate! ¿Por qué no? ¿por qué no podíamos nosotros introducir aquí y ahora, aprovechando la crisis, tan genial idea como es el autoabastecimiento energético de la gente poniendo en relación su consumo con la generación de energía con los réditos para llevar una vida sana y por ende, un ahorro del gasto farmacéutico-sanitario del Estado?

El modo en cómo este Nuevo Plan Energético-Sanitario se puede poner en marcha a gran escala, pasa por no poner en entredicho ni las costumbres, ni las prácticas, ni las aficiones, ni los modos de producción sedentarias que caracterizan a las sociedades Occidentales, por lo que en ningún momento hemos de avergonzar a nadie por pasarse tres y cuatro horas al día viendo la televisión, ni denunciar la terrible infancia que pasan nuestros pequeños empupitrados mañana y tarde de Lunes a Viernes, ni las maratonianas jornadas laborales que cajeros u oficinistas meten en su particular galera remando para salir adelante, etc. ¡Nada de eso! Hemos de apostar por conjugar el descrito modus operandi, con la autogeneración de energía para de este modo, mientras realizamos dichas actividades sedentarias, podamos aportar nuestro pequeño granito de arena a la economía del país a la vez que fortalecer nuestro propio organismo eliminando toxinas, haciendo músculo. Ya lo estoy viendo…

Por supuesto, cuento con que habrá que hacer algunos números para convencer a las empresas, a las Instituciones y a las sufridas familias para que accedieran a desembolsar una pequeña inversión en pedales, baterías, dinamos y generadores, las primeras para incorporarlos a los puestos de trabajo en donde los trabajadores pasen su jornada laboral, las segundas para introducirlos en los asilos y en los pupitres escolares y finalmente las terceras para que los incorporen a los sillones y sofás frente al televisor…De este sencillo modo, podría funcionar autoabastecida una sociedad a pedales como la española, donde las secretarias sentadas en sus oficinas, los ancianos mientras juegan al dominó, los escolares en sus pupitres, las abuelas mientras atienden la telenovela y por qué no, hasta los políticos desde sus escaños, todos podrían dar pedales para sacar adelante la maltrecha economía. Así, las impresoras de los edificios oficiales, como la televisión de casa, el ordenador con el que juegan los niños, la carga del móvil de los jóvenes…dependería del esfuerzo con el que se aplicarían quienes estuvieran interesados en su funcionamiento, cosa que a la larga generaría además de energía de biomasa humana, varios millones de puestos de trabajo o cuando menos avances en el adiestramiento de monos ciclistas.

Pero, pensándolo bien, de hacer números entre calorías, años cotizados, aumento del barril de petróleo…igual el Ministerio de Economía y Hacienda con el que no había contado, me avisa de que no conviene que el personal mejore su esperanza de vida en tres años, ahora que se acaba de imponer el aumento de la edad de jubilación hasta los 70 recomendando que nos quedamos todos sentaditos esperando verlas venir.

Discurso para instalar una central nuclear en tu ciudad

Llegan las elecciones municipales y no quisiera yo pasase inadvertido un asunto coyuntural, como lo es, el asentamiento transversal que habrá de concretarse en algún lugar, cuál es, el de las nuevas centrales nucleares que los partidos estatales tienen previsto construir tan pronto las eléctricas les transfieran el diferencial de la sobrecarga impositiva estática, o lo que es lo mismo, les financien las campañas en justo pago recíproco que es como se hacen las cosas en democracia. Con este ánimo, sirva el presente discurso apologético para que del mismo haga uso cualquier político que tenga la sana intención de contar con el apoyo expreso de los vecinos de la siguiente sede nuclear que bien pudiera ser aquella ciudad donde el alcalde sea de la misma formación que gobierne en la Autonomía y mejor aún en Todo el Estado, para facilitar su imposición democrática por medio de la solidaria disciplina de partido.

¡Queridos ciudadanos! Dado que habéis tenido a bien votarnos, no podéis ahora en momento tan decisivo, mostraros recelosos para con quienes nos sacrificamos por vuestro bienestar y velamos por vuestra seguridad. Creednos cuando os decimos que el futuro de nuestra ciudad pasa por construir aquí una central nuclear que va a ser la envidia de los vecinos. Tanto es así, que como en las Olimpiadas y Mundiales, todas las capitales de provincia pugnan por ser nominadas. En el siglo XXI no habrá localidad que se precie que no albergue con orgullo dentro de su casco urbano una central nuclear, como en su día no hubo burgo medieval que no quisiera erguir entre sus murallas la más alta catedral. Porque…no sé si lo sabéis, pero contar con una central nuclear da prestigio al pueblo que la posee, pues es sinónimo de desarrollo, progreso y civilización. Los países más cultos y refinados de la Tierra, como Francia, Japón o China, han apostado por la energía nuclear mientras los Pigmeos, Bosquimanos o los Yanomami que todavía maltratan a las mujeres, no saben ni lo que son los quarks; ¿Y sabéis por qué? Porque es la energía más limpia y segura que hay mientras no sufre accidentes, accidentes -todo hay que decirlo- siempre debidos a factores externos, cuando no a la propia mano del hombre, que mancillan su inmaculada inocuidad natural.
Porque…¡Sí! Hay peligro de radiación. Pero el que de entre vosotros en sus casa esté libre de radiación, que tire la primera piedra. ¿Quiénes somos nosotros para en nombre de la Naturaleza frenar el progreso de la humanidad? ¿Acaso lo humano no es natural? ¿De verdad creéis que todo lo natural es bueno? Si Volta, Edison, Tesla y compañía hubieran tenido una décima parte de vuestros miedos hoy no tendríamos televisión y no podríais ver la Champions ni ¡Sálvame! Sé que lo que os voy a decir sonará mal, pero es mi obligación como servidor público recordaros que estáis muy confundidos si os creéis herederos de vuestros padres y que podéis hacer y deshacer en el presente como os venga en gana, sino que vivís de prestado de vuestros hijos a quienes debemos dejarles un mundo mejor de como nos lo han dejado y ello supone construir, aquí y ahora, una central nuclear como en su día, nuestros abuelos trazaron el tendido eléctrico e hicieron las autopistas.
O ¿Qué queréis? ¿Ser confundidos con proetarras? ¡Ah! ¿No lo sabíais? ¿O lo habíais olvidado? ETA atentó contra la energía nuclear y asesinó a sangre fría a un pobre ingeniero. ¿Es eso lo que queréis? Sólo los violentos se oponen a la energía nuclear, porque precisamente, es la energía de la Paz. La bomba atómica, es la que ha permitido que gocemos de un periodo de paz como nunca antes habíamos disfrutado en Occidente. Y ello ha comportado mayor riqueza para todos. Pero si queréis que las próximas generaciones vivan a media luz, muertos de frio en invierno, asados de calor en verano dejando a su suerte a huérfanos y ancianos como les sucedía en la antigua Unión Soviética por falta de energía…¡seguid apostando por las renovables! ¿Pero de verdad os creéis que con la energía solar, el hombre podría llegar a la Luna? Una central nuclear creará cientos de puestos de trabajo directo en nuestra localidad y pagará ingentes impuestos aquí, por lo que además de ser una fuente de energía barata para el País, es un chollo económico para el municipio que la acoge, dándose la circunstancia de que, mientras de sus beneficios contantes y sonantes sólo se beneficiarán los ciudadanos de la localidad titular de la central de forma directa a corto y medio plazo, cuando suceda un muy lejano e hipotético incidente contaminante, el riesgo se reparte entre todas las localidades colindantes y aún de la nación entera, por lo que a fin de cuentas la pequeña desgracia que fatalmente acaezca será repartida entre muchos, por lo que tocará a menos a cada uno. Así las cosas…¿Qué queréis que os diga? ¡Alguien tiene que hacerlo! Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros, los de arriba, los de abajo, o los de enfrente…y luego nos arrepentiremos. Hay más de quinientas centrales nucleares en el mundo, y en 60 años sólo han explotado 3 ¿Somos tan cobardes en este pueblo que por menos de un 6 por mil de riesgo vamos a dejar pasar una ocasión como esta?
Yo, como vuestro representante democrático, me he atrevido a dar el visto bueno en vuestro nombre para evitaros que corráis el riesgo de equivocaros, porque sé que no sois retrógrados contrarios al progreso, ni proetarras contrarios a la paz, ni deseáis que vuelva la miseria de la que huyeron nuestros mayores y mucho menos sois unos gallinas primitivos que se oponen por miedo a lo desconocido. Por ello os anuncio que en breve contaremos en nuestro municipio con la más avanzada central nuclear cuya tecnología punta, hasta un Homer Simpson sería capaz de entender y cuya cúpula, dejará en vergüenza a la de Brunelleschi.