Gobernantes ´tóxicos

Desde que la psicóloga Lillian Glass identificara como “Gente Tóxica” a aquellos individuos que sin ejercer una tortura reconocible como tal por los cánones del telediario, ni ser susceptible de ser denunciada en comisaría, empero son capaces de arruinarnos la vida poco a poco socavándonos la autoestima en el seno familiar, sometiéndonos a chantaje emocional continuo en la pareja, alterando nuestra vida social, provocándonos estrés en el trabajo con sus comentarios, oculta realidad de la que ya diera cuenta el cine en “La influencia de los rayos gamma sobre las margaritas” han aparecido por doquier profesores tóxicos que desprecian continuamente a sus alumnos, padres tóxicos que impiden la independencia de sus hijos, jefes tóxicos que anulan en la oficina a sus empleados…pero curiosamente, nada se oye sobre gobernantes tóxicos, cuando tanto en su comportamiento como en sus efectos, describen perfectamente el cuadro característico aportado por la citada autora.

La tipología de la toxicidad personal es muy variada yendo desde el “sabelotodo” que se cree imprescindible no dejando hacer nada a los demás, hasta quien no colabora en ninguna tarea interviniendo únicamente para mostrar su disconformidad con cualquier iniciativa que se emprenda, de ahí la dificultad para ponernos en guardia ante su existencia, dado que al principio parecen gente muy normal, cosa que en el loco mundo compartido, debería ser motivo suficiente para la alarma general. En consecuencia, el Gobernante Tóxico, podría ser descrito como, aquel que primero busca ganarse a toda costa nuestra confianza por medio de apelaciones del estilo ¡Os necesito para sacar adelante el país! ¡Todos juntos podemos! y demás formulaciones plurales en las que se enfatiza los lazos emocionales con su liderazgo imprimiéndose cierta sensación de acompañamiento y unión. Una vez obtenida la confianza, se trasfigura en la distancia dicha relación y la cercanía de su agradable persona pasa a ser sólo para unos pocos colaboradores, debiéndose conformar el resto con verle a través de una pantalla de plasma o saber de sus intenciones por terceros que exclusivamente están para trasmitirnos sus órdenes, nunca para elevarle nuestras quejas. De esta guisa, el Gobernante Tóxico pronto pasa a estar por encima del bien y del mal, sin que se le afecte en sus decisiones que pasan a ser sagradas, infalibles e irrefutables; da igual que mienta, falte a la verdad, ofenda a la inteligencia de los ciudadanos…él es el Elegido y en consecuencia tiene razón incluso cuando se equivoca durante cuatro años.

Un Gobernante así, tan pronto llega al poder restringe drásticamente sus apariciones en público, deja de dar explicaciones y cuando lo hace, aparece de forma arrogante, como con desprecio, generando enorme angustia en sus interlocutores que en su mayor parte interiorizan un sentimiento de culpa muy similar a quienes han cometido una falta de infidelidad, traición o desobediencia. Con todo, a esta clase de Gobernantes Tóxicos, les encanta ser metódicos en el anuncio de sus estipulaciones a cuyo diseño dedican más tiempo que el Marqués de Sade en describirnos con todo lujo de detalle las leyes que debían regir “Las 120 jornadas de Sodoma” provocando en la ciudadanía enorme estrés antes de su proclamación y una gran angustia tras su comunicado, lo cual en su conjunto explica, como se acaba de comprobar en Grecia, que haya aumentado exponencialmente los muertos por ataque al corazón, porque como es bien sabido por la psiquiatría, las personas que conviven con gente tóxica, son propensas a mostrar los citados síntomas de estrés, depresión, angustia, miedo y aceleración repentino del ritmo cardiaco.

Rajoy, quien con el Prestige adquiriera reputada experiencia en el negacionismo de catástrofes ambientales, ha ido al Japón a desmentir los infundíos sobre Fukushima, quien sabe si para firmar acuerdos de intercambio de productos lácteos de la cornisa cantábrica, hortalizas de Tudela y frutas del mediterráneo con los de aquella lejana región. Pero su mensaje no ha sido todo lo convincente que se esperaba de él: hemos echado de menos un chapuzón como el de Fraga en Palomares. Pero Rajoy parece estar al tanto de la diferencia entre ser un Presidente Tóxico y serlo Radiactivo.

Garoña: ¡Continua o revienta!

Dicen que no se debe despertar al sonámbulo en mitad de su paseo, ni acariciar al gato cuando está comiendo, mas no me resisto a poner de relieve la coincidencia estos pasados días de dos noticias que por un lado nos informan de cómo en la lejana china sus dóciles ciudadanos viviendo bajo el yugo de la Dictadura del Proletariado del todopoderoso Partido Comunista Chino ha logrado mediante vulgares protestas callejeras paralizar el proyecto de construcción de una planta química en la ciudad de Shifang y por otro, nos transmiten, cual hecho consumado, la ampliación del plazo de apertura de la Central Nuclear de Garoña hasta el 2019, cuando hace ya tres años que espiró su vida útil estimada por motivos de seguridad, sin que la ciudadanía parezca ofrecer eficaz resistencia ante tan magna tropelía del Poder que antepone intereses macro-económicos de las empresas a medico-sanitarios de la población.

El caso chino presenta una curiosa estructura: una ciudadanía sometida que paradójicamente se atreve a protestar hasta el punto de que se le haga caso frente a una Dictadura con poder Absoluto que sin embargo parece permeable a sus demandas cuando bien podría imponer su criterio por la fuerza. No menos llamativo es el caso de Garoña, donde una ciudadanía aparentemente libre, apenas se rebela contra el supuesto poder democrático gubernamental que insensible a los miedos y angustias mostrados reiteradamente por algunos grupos sociales va contra el interés general incumpliendo sus propias leyes, sin vacilar en imponer sus tesis.

Es posible que en esto se diferencie una Dictadura de una Democracia en el siglo XXI, a saber: que en la Dictadura la ciudadanía se siente del todo legitimada moralmente para protestar contra el Poder ejercido por terceros, mientras en la Democracia, la población, creyéndose copartícipe de las decisiones tomadas por sus representantes, se abstiene de ir contra sus injustas decisiones por ella misma haberles elegido. Es así como se entiende que la gente permanezca, sino tranquila, seguro resignada, ante unos hechos que deberían ponernos los pelos de punta. Porque no sé si lo saben, pero la estadística, al respecto, es demoledora: cada veinte años hay un accidente nuclear del tipo Chernóbil cuando se trata de centrales cuya actividad se halla dentro del margen de seguridad de su esperanza de vida óptima establecida no por esos tiquismiquis de Green Pace y compañía, sino por la propia Agencia Internacional de la Energía Atómica, porque fuera de ese plazo, aún está por comprobar cuánto se reduce el lapso de incidencia, dado que, dentro de los países avanzados con gobiernos responsables, todavía no ha sucedido que Centrales Nucleares obsoletas como la de Garoña sigan funcionando trascurrido dicho periodo indicado por motivos de seguridad.

El Partido criminal PPSOE y sus canallas dirigentes, lleva años jugando con fuego en este asunto. El problema, es que no se va a quemar el sólo ni sus militantes que sería lo justo y deseable. Cada mes que Garoña continúa en funcionamiento cuando debía haber parado sus reactores en Julio de 2009, aumenta por momentos la probabilidad de que nos suceda algo parecido a lo de Fukushima. Y entonces ¿Qué? Cáncer, leucemia, malformaciones en el feto por varias generaciones, tierra contaminada donde no se podrá plantar nada, adiós a la industria láctea, al turismo, a la salud….

Yo sinceramente, no alcanzo a comprender cuáles pueden ser los cálculos político-económicos que avalen tan arriesgada apuesta por mantener abierta diez años más de lo permitido, una central con tantos problemas técnicos como Garoña, que cada dos por tres, tiene un parón, un sobrecalentamiento del reactor o una fuga radiactiva, para que salga rentable jugárselo al todo o nada. De salir airosos, o sea, de no pasar ningún accidente, a mi parecer, es muy poco lo que podemos ganar los ciudadanos, nada que no nos recorten los viernes tras una reunión ministerial; Pero de perder, es decir, de suceder eso para lo que Garoña tiene todas las papeletas cual candidata para situarse en el mapa a nivel mundial y con ella a España entera con un impacto mediático mayor que el que pueda ofrecernos la concesión conjunta de las Olimpiadas y la Expo, lo perderemos todo. Y sin embargo ahí tenemos a los dos grandes partidos animando la situación al grito de Garoña: ¡Continúa o revienta!

Riesgo de lluvia radiactiva

Nos enteramos furtivamente entre líneas, que no en titulares como correspondería a un medio de comunicación, de que la nube tóxica proveniente de la central nuclear de Fukushima, está llegando a Europa y como a los galos de la aldea de Asterix, amenaza con desplomarse sobre nuestras cabezas haciéndonos menos gracia que aquella agüita amarilla de la que hablaban “Los toreros muertos”.

Resulta que el pasado Lunes, el Instituto Francés de Radio-protección y de Seguridad Nuclear que no es sospechoso de alarmista, anunciaba la llegada con los vientos de residuos radiactivos, cosa ya advertida por los EEUU, Canadá e Islandia cuando durante el fin de semana detectaron las primeras partículas de yodo contaminantes en su espacio atmosférico, ahora también confirmadas por Finlandia. Por supuesto, para la Comisión Europea, ello no supone ningún riesgo para nuestra salud, descartando restricciones a la entrada de productos agroalimentarios japoneses, como si se le pudiera poner fronteras al aire. Por no comentar que en España, para salvaguardar los intereses turísticos, estamos como en el frenopático de Kortatu declarando ¡Sol y buen tiempo!

Pero si no atendemos a las veletas políticas y nos fijamos únicamente en los datos técnicos que filtran a cuentagotas algunos pocos verdaderos profesionales de la información, pronto apreciaremos que el asunto pasa de castaño a oscuro, cuando conocemos que en épocas normales, los estados miembros de la UE deben medir los niveles de radiactividad al menos una vez al día, cuando en estos momentos se están tomando muestras angustiosamente cada hora.

Así las cosas, he concedido la máxima credibilidad a un correo enviado por un ocioso amiguete que conociendo mi animadversión a ir pertrechado contra las inclemencias, me ha avisado de que desde hoy y hasta pasados algunos meses, todos hemos de procurar evitar entrar en contacto directo con la lluvia, usando siempre impermeable y paraguas aunque se trate del típico sirimiri; Y es que, los
especialistas en contaminación nuclear, han señalado que las partículas
radiactivas pueden causar
quemaduras, alopecia e incluso cáncer a medio plazo.

Empezamos entonces a entender lo sucedido con las declaraciones del Comisario Europeo de Energía Ottinger que de modo inaudito para la transparencia en alguien de su rango, se atrevió a calificar de Apocalíptico las consecuencias de lo sucedido en la Central de Fukushima y también la bochornosa actitud de la maraña de presentadores, locutores y FPs (Falsos Periodistas) que como Herrera –que ciertamente debe estar en la onda radiactiva- parecen vendidos a las Eléctricas que pagan su manipulación mediática en forma de anuncios publicitarios, tachándole de histérico y fuera de lugar, como las petroleras tienen a sueldo a expresidentes que como Aznar claman contra el Cambio Climático con tal de aumentar sus beneficios, aun a costa de ponernos a todos en peligro.

Discurso para instalar una central nuclear en tu ciudad

Llegan las elecciones municipales y no quisiera yo pasase inadvertido un asunto coyuntural, como lo es, el asentamiento transversal que habrá de concretarse en algún lugar, cuál es, el de las nuevas centrales nucleares que los partidos estatales tienen previsto construir tan pronto las eléctricas les transfieran el diferencial de la sobrecarga impositiva estática, o lo que es lo mismo, les financien las campañas en justo pago recíproco que es como se hacen las cosas en democracia. Con este ánimo, sirva el presente discurso apologético para que del mismo haga uso cualquier político que tenga la sana intención de contar con el apoyo expreso de los vecinos de la siguiente sede nuclear que bien pudiera ser aquella ciudad donde el alcalde sea de la misma formación que gobierne en la Autonomía y mejor aún en Todo el Estado, para facilitar su imposición democrática por medio de la solidaria disciplina de partido.

¡Queridos ciudadanos! Dado que habéis tenido a bien votarnos, no podéis ahora en momento tan decisivo, mostraros recelosos para con quienes nos sacrificamos por vuestro bienestar y velamos por vuestra seguridad. Creednos cuando os decimos que el futuro de nuestra ciudad pasa por construir aquí una central nuclear que va a ser la envidia de los vecinos. Tanto es así, que como en las Olimpiadas y Mundiales, todas las capitales de provincia pugnan por ser nominadas. En el siglo XXI no habrá localidad que se precie que no albergue con orgullo dentro de su casco urbano una central nuclear, como en su día no hubo burgo medieval que no quisiera erguir entre sus murallas la más alta catedral. Porque…no sé si lo sabéis, pero contar con una central nuclear da prestigio al pueblo que la posee, pues es sinónimo de desarrollo, progreso y civilización. Los países más cultos y refinados de la Tierra, como Francia, Japón o China, han apostado por la energía nuclear mientras los Pigmeos, Bosquimanos o los Yanomami que todavía maltratan a las mujeres, no saben ni lo que son los quarks; ¿Y sabéis por qué? Porque es la energía más limpia y segura que hay mientras no sufre accidentes, accidentes -todo hay que decirlo- siempre debidos a factores externos, cuando no a la propia mano del hombre, que mancillan su inmaculada inocuidad natural.
Porque…¡Sí! Hay peligro de radiación. Pero el que de entre vosotros en sus casa esté libre de radiación, que tire la primera piedra. ¿Quiénes somos nosotros para en nombre de la Naturaleza frenar el progreso de la humanidad? ¿Acaso lo humano no es natural? ¿De verdad creéis que todo lo natural es bueno? Si Volta, Edison, Tesla y compañía hubieran tenido una décima parte de vuestros miedos hoy no tendríamos televisión y no podríais ver la Champions ni ¡Sálvame! Sé que lo que os voy a decir sonará mal, pero es mi obligación como servidor público recordaros que estáis muy confundidos si os creéis herederos de vuestros padres y que podéis hacer y deshacer en el presente como os venga en gana, sino que vivís de prestado de vuestros hijos a quienes debemos dejarles un mundo mejor de como nos lo han dejado y ello supone construir, aquí y ahora, una central nuclear como en su día, nuestros abuelos trazaron el tendido eléctrico e hicieron las autopistas.
O ¿Qué queréis? ¿Ser confundidos con proetarras? ¡Ah! ¿No lo sabíais? ¿O lo habíais olvidado? ETA atentó contra la energía nuclear y asesinó a sangre fría a un pobre ingeniero. ¿Es eso lo que queréis? Sólo los violentos se oponen a la energía nuclear, porque precisamente, es la energía de la Paz. La bomba atómica, es la que ha permitido que gocemos de un periodo de paz como nunca antes habíamos disfrutado en Occidente. Y ello ha comportado mayor riqueza para todos. Pero si queréis que las próximas generaciones vivan a media luz, muertos de frio en invierno, asados de calor en verano dejando a su suerte a huérfanos y ancianos como les sucedía en la antigua Unión Soviética por falta de energía…¡seguid apostando por las renovables! ¿Pero de verdad os creéis que con la energía solar, el hombre podría llegar a la Luna? Una central nuclear creará cientos de puestos de trabajo directo en nuestra localidad y pagará ingentes impuestos aquí, por lo que además de ser una fuente de energía barata para el País, es un chollo económico para el municipio que la acoge, dándose la circunstancia de que, mientras de sus beneficios contantes y sonantes sólo se beneficiarán los ciudadanos de la localidad titular de la central de forma directa a corto y medio plazo, cuando suceda un muy lejano e hipotético incidente contaminante, el riesgo se reparte entre todas las localidades colindantes y aún de la nación entera, por lo que a fin de cuentas la pequeña desgracia que fatalmente acaezca será repartida entre muchos, por lo que tocará a menos a cada uno. Así las cosas…¿Qué queréis que os diga? ¡Alguien tiene que hacerlo! Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros, los de arriba, los de abajo, o los de enfrente…y luego nos arrepentiremos. Hay más de quinientas centrales nucleares en el mundo, y en 60 años sólo han explotado 3 ¿Somos tan cobardes en este pueblo que por menos de un 6 por mil de riesgo vamos a dejar pasar una ocasión como esta?
Yo, como vuestro representante democrático, me he atrevido a dar el visto bueno en vuestro nombre para evitaros que corráis el riesgo de equivocaros, porque sé que no sois retrógrados contrarios al progreso, ni proetarras contrarios a la paz, ni deseáis que vuelva la miseria de la que huyeron nuestros mayores y mucho menos sois unos gallinas primitivos que se oponen por miedo a lo desconocido. Por ello os anuncio que en breve contaremos en nuestro municipio con la más avanzada central nuclear cuya tecnología punta, hasta un Homer Simpson sería capaz de entender y cuya cúpula, dejará en vergüenza a la de Brunelleschi.