Lapsus autocrítico de Mariano Rajoy

Si hubiéramos de tomar una frase que ilustrase la presidencia de Rajoy, esta no puede ser otra que la pronunciada el pasado 17 de Enero de 2014, enunciada como reproche a la soberana decisión del Parlamento catalán:
«Se están tomando decisiones unilaterales y así es imposible dialogar».
Don Mariano Rajoy
Presidente del Gobierno español

Los empleos de Rajoy


Planteada en Física la hipótesis del Universo Inflacionario, era cuestión de tiempo que la inflación afectara a todos los órdenes de la existencia. Así, en lo que vamos de Partitocracia camino de la cuarentena de los más mínimos derechos civiles, ahora que se prohíbe cualquier conato de protesta, bajo amenaza de graves sanciones capaces de arruinar la vida a cualquier súbdito del Reino de España que se crea ciudadano de pleno derecho en democracia, descubrimos, que la inflación ha afectado a las promesas electorales y a las gubernamentales, que no sólo de votos viven los mandatarios, también de su imagen, pues ahí tenemos a Rajoy batiendo la marca de Felipe de aquellos Ochocientos mil puestos de trabajo en una legislatura, con el anuncio treinta años después de nada más y nada menos que de dos millones de empleos en media legislatura. ¡A ver quién lo supera!
Evidentemente, la exclamación remite a lo anunciado y no al resultado, que pese a la ausencia de cualquier memoria histórica en este país de vencedores y vencidos, sin culpables ni arrepentidos, por no haber en ello remuneración alguna que rascar al margen de las maniqueas filmografías idealizadoras de lo que fuera una aberración a base de pingües subvenciones…todavía cómo acabó la promesa socialista elevando la cifra del desempleo hasta los dos millones de entonces, por lo cual podemos prever en qué quedará el anuncio presidencial que ya va camino igualmente de superar esa otra cota en lo que va de legislatura.
Así dicho, parecería que otra vez estoy echando la culpa de todo lo malo que pasa a los sin vergüenzas de siempre, como si en su canallesco comportamiento no hubiera nada positivo o en sus discurso no diera cabida alguna para la sinceridad. Y efectivamente, no es el caso de que no diga lo contario. Mas para evitarme las clásicas acusaciones tertulianas de practicar el claroscurismo simplón sin distinguir la presencia de antiguos y nuevos grises en nuestra sociedad civil, a continuación haremos un esfuerzo por valorar las posibilidades reales del entusiasta anuncio gubernamental:
Quizá para ponderar adecuadamente lo anunciado por el Sr. Presidente lo acertado fuera interpretarlo al revés. En cualquier caso, divididos los dos millones de empleos entre 24 meses, calculadora en mano, nos arroja necesario que desde ¡ya! cada mes que pase se creen en España 83.333 puestos de trabajo. Creo que todos damos por descontado que el INEM no se va a hacer responsable del reto; la antigua maquinaria para retirar excedentes laborales juveniles, cuál era la institución militar, ella misma se muestra recortarte en plantilla aunque lo disimule en el gasto; tres cuartos de lo mismo sucede con los seminarios y conventos reconvertidos en Paradores y hospedajes de lujo; sería una enorme contradicción que a estas alturas de la historia, Rajoy sorprendiera a todos con una contratación masiva de funcionarios en hospitales, escuelas y administración; los bancos una vez saneados a fondo perdido con las arcas públicas, no aciertan a dar crédito; etc. En consecuencia, colijo que la creación de empleo sólo podrá correr a cargo del Partido Popular que ha demostrado recientemente ser una empresa muy sólida en tiempos de crisis, con una creciente capacidad de contratación, constante ampliación de plantilla, pagar sobresueldos a colaboradores, enorme potencial para conseguir nuevas y variadas formas de recaudación externa, estar bien asesorados en asuntos financiero-contables para colocar a buen recaudo sus capitales y hasta obtener varios millones de euros de beneficio. ¡Para que luego digan que el poder desgasta!
Por consiguiente, es posible que Rajoy cumpla su promesa. Claro que entonces, la Mayoría Absoluta de ustedes podrá ir a un mitin del PP a repetir aquello que un exaltado republicano exclamó a Ronald Reagan cuando aquel afirmara ante miles de seguidores haber creado dos millones de empleos “¡Es verdad! ¡Puedo dar fe de ello! Entre yo y mi esposa actualmente tenemos ocho de esos puestos de trabajo, y en menos de un año hemos pasado por otros diez”.

Rajoy espiado

Dejando a un lado mi discutida y discutible opinión ya expresada de que a España ser espiada por EEUU le ha prestigiado internacionalmente, lo cierto es que, no puedo imaginarme las soporíferas horas que han debido soportar los agentes dedicados a intervenir las conversaciones telefónicas de nuestro Sr. Presidente, ni los informes que de su escudriñado análisis posterior hayan podido pasar al inquilino de la Casa Blanca. Mas, extrapolando la dilatada experiencia mediática que del susodicho tenemos registrada cuando se pronuncia sobre cualquier particular fuera y dentro del Parlamento, estoy en condiciones de ofrecerles una simulación bastante verosímil de cuál ha podido ser el registro arrojado por las grabaciones así como aventurar a grandes rasgos cuál ha podido ser el contenido extractado por las distintas Agencias de Inteligencia americanas de tan sensible íntimo material y finalmente la idea que de todo ello ha podido hacerse el Presidente de los EEUU. ¡Vamos allá!
Conversación 314; Diciembre del 2012; Interlocutores Presidente Gobierno Español y desconocido; Tema sobre el que hablan, desconocido: ¡Oye! ¡Eh…! ¡Hum…! Yo de esto no sé nada. Me he enterado por los periódicos. Y de lo otro, ¿qué te voy a contar que no sepas…? Por lo demás, ¡ Ejem! ya me pronuncié en su momento y a ello me remito. En cualquier caso, a mi no me gusta hablar de estos temas y ¡Mire usted! ¡Eh! ¡Hum! ahora no toca. Todo el mundo sabe lo que pienso o no pienso sobre esta cuestión ¡Eh! ¡Hum! y se lo repito, no es necesario que lo repita. Cuando sea el momento ¡Eh! ¡Hum! me pronunciaré como siempre he hecho; pero ni antes, ni durante, ni después, la discreción ante todo. Porque el que tiene boca se equivoca y aunque corregir ¡Eh! ¡Hum! es de sabios, el diablo sabe más por lo que calla que por lo que cuenta y si el sabio entre los sabios, Sócrates, afirmaba que él no sabía nada, yo sólo te puedo declarar ¡Eh! ¡Hum! ¡No me consta! por si las moscas. Es muy fácil hablar cuando no se tiene dudas, porque las palabras se las lleva el viento, más yo como Descartes, existo ¡Eh! ¡Hum! porque dudo y no olvides que por la boca muere la pescadilla que se muerde la cola, así que ¡ánimo y se fuerte!
Informe de la Cia para el Presidente Obama sobre la conversación intervenida a Mariano Rajoy: El Presidente Español sabe más de lo que dice ¡Eh! ¡Hum! y dice saber sólo lo que cuenta El Mundo. A este respecto, ¡Eh! ¡Hum! es posible que el sujeto maneje información confidencial codificada por Fito y los Fitipaldis pues mantiene no saber contar. Sin embargo, todo El País sabe lo que piensa ¡Eh! ¡Hum! porque no se muerde la lengua y nos consta que también lo sabe un tal Sócrates que debe ser un demonio al que conviene investigar. En cualquier caso, ¡Eh! ¡Hum! parece que calla más de lo que piensa asunto en el que la duda ¡Eh! ¡Hum! queda descartada, porque en boca cerrada no entran moscas que se las lleva el viento, motivo que ¡Eh! ¡Hum! nos induce a sospechar que padece de aerofagia aunque únicamente reconoce que le algo le repite. Por lo demás ¡Eh! ¡Hum! le gusta la merluza e ir de pesca.
Conclusión de Obama: Rajoy habla pero no dice; dice sólo lo que no se calla; calla lo que no piensa; piensa sobre lo que se remite; y se remite a lo que todos saben; todos saben que no sabe y que en caso de saber, hace como que no sabe o en su defecto hace lo contrario de lo que dice, que dice lo contrario de lo que piensa, que piensa lo contrario de lo que anuncia y anuncia lo que todos desean despejando ninguna duda de que será al revés…Por consiguiente, ¡Eh! ¡Hum! debo leer el informe por el final y dar la orden a mis agentes de radio espionaje para que escuchen las cintas en sentido contrario con el fin de poder entender el oculto mensaje que encierra su discurso.

Con un par

En la carrera profesional que me he trazado, el trabajo y sueldo se hallan en relación inversamente proporcional, por lo cual, procuro trabajar lo menos posible, aunque ello me suponga prescindir del dinero, que ciertamente no da la felicidad, pero con cuarenta y cinco años he comprendido que la compra.

Hasta este lunes 30 de septiembre, no había deseado nunca ser millonario; quizás sí, poseer una mansión como la de Playboy o una Escuela como la de Pitágoras, pero ambicionar riquezas materiales no ha sido mi punto flaco y menos todavía dinero que es propio de pobres. Mas, hoy leyendo la prensa tomando café buscando motivo para ponerme a escribir sobre los criminales que nos gobiernan, he sido interrumpido por un señor de unos cuarenta años mal llevados quien con un par de calcetines en la mano, se me ha dirigido con un ¡Perdón! para vendérmelos. Yo le he despachado con un mecánico e irrespetuoso ¡No gracias! a lo que sin insistir respondió ¡Perdone! de nuevo con mayor educación de la por mi ofrecida yéndose a la mesa de otros clientes. En su tono aprecié una profunda paz de quien hace lo que puede por salir adelante por sus propios medios, sin envidia de la suerte de los demás, ni rencor por cómo le ha tratado la vida, en las perores circunstancias en que una persona puede verse, a saber: pedir para comer entre gente que como yo vive en la abundancia. Pero lo que me llamó la atención fue el uso del ¡Perdón! como forma de cortesía tanto para saludar como despedirse.

Por un instante se asociaron en mi mente el par de calcetines con el par de perdones. Aquel buen hombre, me acababa de solicitar mi perdón dos veces. ¿Qué mal había cometido este ciudadano para pedirme perdón? ¿Pertenecía al Partido Popular? No parecía…¿Pertenecía al Partido Socialista? Me costaría creerlo. Entonces, ¿qué motivo tenía dicho individuo para pedirme perdón?

Todavía con la mirada perdida, en la mirada perdida de una instantánea de Rajoy, sentí esa superioridad moral que a todos nos embarga cuando se nos pide perdón. ¡Oh! ¡Dios! Qué gran placer a disposición de todo católico, la capacidad espiritual de desatar los nudos de la vida. Y yo, de verdad, sentí unas ganas terribles de perdonar a ese desconocido suplicante, pero por coherencia interna, no podía perdonarle sin haberlo condenado antes. ¿Cuál era su culpa? ¿Cuál era su falta?

Meditabundo en el asunto, reparé en un niño de unos cuatro añitos edad que fuera del establecimiento se mantenía agarrado a un carro de la compra del que sobresalían calcetines; y uno que es medio ciego pero muy observador, entendí que en la estampa no había propósito de utilizar al menor como técnica de mercadería, antes al contrario, su padre procuraba mantenerle ajeno a la vergüenza pública de ir por los bares vendiendo calcetines y si lo llevaba con él, seguramente sería por no tener con quien dejarlo, ni dinero para pagar la matrícula de un colegio infantil.

Cuando aquel ciudadano se disponía a salir del local con el mismo par de calcetines con el que había entrado, le hice una seña y le entregué cinco euros a cambio de la mercancía. Y por primera vez en mi vida, he tenido ganas de ser millonario para poder comprar todos los pares de calcetines del mundo a todos los bienaventurados que nos ruegan una ayuda con su compra. Para mi sorpresa, el hombre se despidió con una aliteración de perdones cuyos significados adoptaron esta vez el sentido de “gracias”.

Perdido en mi horizonte visual, de su recuerdo sólo me quedaba un par de calcetines rosas ¡A rayas! ¿Qué podía hacer yo con un par así? Bueno, poniéndome un poco bíblico podría exclamar aquello de ¡Dejad que las niñas se acerquen a mi! Pero, recordando que en ciertos países musulmanes los ciudadanos acostumbran a arrojar zapatos a los mandatarios en señal de protesta, siendo nosotros un país cristiano consideré más oportuno enviar el par de calcetines por correo a la Moncloa a quien verdaderamente merece todo nuestro perdón.