Un pacto a bofetadas

Dice Odón Elorza que los socialistas empiezan a hartarse de las amenazas del PP al Gobierno vasco. El longevo alcalde de Donostia sabe mejor que nadie que su pataleta, convertida brevemente en titular, se desvanecerá en el aire. El santo y seña oficial es que la inmaculada alianza goza de una envidiable salud y que no hay sobre la faz de tierra sortus y eguigurenes suficientes para hacerla cascar antes de tiempo. Como certificado, la imagen entre chusca y bucólica de Antonio Basagoiti escuchando al borde del bostezo el himno de Riego -¡Viva la República!- en un pueblo del occidente asturiano donde le agasajaban a él y a su partenaire de conveniencia. La escena tenía algo de los paripés para el Hola que montaban la nieta de Franco y el difunto Duque de Cádiz cuando hasta el Tato sabía que en aquella pareja había más cuernos que en las dehesas de la ganadera Dolores Aguirre Ybarra. Años y millones de pesetas después, el tribunal de la Rota anuló el matrimonio por inmadurez psicológica de la contrayente.

Patxi y Toni

Algo así nos dirán dentro unas cuantas calendas, que uno de los dos cónyuges -apuesten cuál- no era dueño de sus actos cuando puso el pulgar entintado sobre el documento de gananciales también conocido como Acuerdo de Bases Democráticas. En el interín seguiremos asistiendo a los entretenidos números cómicos de un dúo que cada vez recuerda más -otra vez me voy a la prehistoria en la comparación- a Lussón y Codeso, que arrancaban las carcajadas del respetable a fuerza de atizarse bofetadas en el escenario. Sobra aclarar que en este caso el 99,9 por ciento de los soplamocos los arrea Basagoiti y que a López le toca encajarlos sin permitirse más reacción que pestañear y ajustarse el puente de las gafas con el dedo corazón.

Desde el patio de butacas, mientras me seco lágrimas que son de risa y pena a la vez, no dejo de preguntarme qué misteriosa fuerza consigue que el presidente de la CAV soporte tal castigo público sin rebelarse ni media gota. En ausencia probadísima de cualquier otra cualidad, habrá que elogiarle al de Portugalete la capacidad ciclópea de sus tragaderas. Cierto, es la pura y dura necesidad de los trece votos mágicos la que ha devenido en esta virtud tancrediana, pero incluso así resulta digna de aplauso. Son dos años completos ya de humillaciones y chirigotas cada vez más crueles, cada vez más gratuitas y siempre, pero absolutamente siempre, delante de cámaras y micrófonos. Y ni una mala palabra, ni un mal gesto. Sólo Elorza refunfuña lo justo y con poca convicción.

3 comentarios en «Un pacto a bofetadas»

  1. Tienen lo que quieren, y no lo van a soltar hasta el final. Y tampoco nos creamos que Eguiguren y Elorza están tan a disgusto… a veces pienso que les tienen a contracorriente a posta por imagen de partido, para que se vea que el PSE también es eso… y lo que convenga. A ambiguo e indefinido nadie gana al PSE. Putos oportunistas. Que si hoy vasquista, manana leal a la constitución, pasado qué sé yo…

    No olvidemos que Eguiguren es el presidente del PSE que si el PSE ha pactado con el PP, algo tendrá que ver quien lo dirige… si tan a disgusto está y tan presidente es, no le costará mucho decir hasta aquí hemos llegado, no? pero no… un poco pa ti y un poco pa mi… y Elorza muy probablemente salga de alcalde de Donosti gracias a los votos del PP que aceptará gustoso… el PSE no se ve en otra como esta en siglos y de esta no los sueltan ni con salfumán! y el PP, gobernando de facto y en la sombra… quién (les) da más! ascazo me dan…

    Agur Iparretik

  2. eso ,yo no lo habria dicho mejor(por el bien de españa)que es lo unico que les interesa.

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