Una ikurriña en el balcón

Pues, al final, ahí estuvo la ikurriña, en el balcón consistorial, a la vera verita de la verde de la ciudad y de la rojigualda reglamentaria. Extraños compañeros de cama hacen los mástiles en complicidad con el protocolo real o inventado el cuarto de hora anterior. Piensen ustedes que no hace tanto una foto similar en la fachada de un ayuntamiento de los tres territorios de la demarcación autonómica provocaba erisipela y tremendas broncas a ladrillazo limpio con coctelería Molotov incluida. Hoy es el día, sin embargo, en que a los que tocaban a rebato y encendían las mechas se les pone la piel de gallina (¿arrano o aguilucho?) al ver la bicrucífera compartiendo balconada con la enseña constitucional del reino de España. Cosas veredes, ¿verdad?

Vaya que sí. Como que los que se encabronan ahora son los de la acera de enfrente denunciando (perdonen la cacofonía) la intolerable afrenta. Al oír las declaraciones encendidas y leer los titulares empapados en bilis, cualquiera diría que, efectivamente, cautivo y desarmado el ejército regionalista, las tropas vascongadas han alcanzado su último objetivo. Pero no. Tan solo son unos palos con unas telas. Es verdad que con mucho significado para quien legítimamente quiere otorgárselo, pero si somos capaces de apearnos de nuestras trece siquiera por medio rato, pronto comprenderemos que no es para tanto. Una simple instantánea para que nos hagamos lenguas los que opinamos de esto y de aquello. Y, sobre todo, para que los profesionales de la gresca politiquera entren —literalmente— al trapo y se líen a ciscarse recíprocamente en las calaveras. En eso andan.

3 comentarios en «Una ikurriña en el balcón»

  1. La ikurriña no ondea como bandera oficial de otra comunidad autónoma (cosa que efectivamente tendría sentido) sino como expresión de un sentimiento de vasquidad (que es previo a la organización institucional actual) que existe y está muy arraigado en Navarra o, si se prefiere, en un sector de la población navarra que se da el caso que, aunque a través de coalición, han sido elegidos para ostentar la representación institucional.
    Por tanto, es legítimo. Tanto como si les da por poner la bandera de Osasuna (aunque tengan poco motivo actualmente de celebración u ostentación) que no es algo institucional sino sentimental y nadie lo cuestionaría.

    Por tanto, no veo el motivo de ofensa para nadie. Y estoy de acuerdo en que poco a poco hay que ir dejando de dar tanta importancia a estas cosas. A ver si en unos años la noticia es que el hecho de estar todas esas banderas juntas no es noticia porque todo el mundo acepta los sentimientos de pertenencia ajenos con naturalidad.

    Y…ya…la prueba del nueve sería que en un hipotético futuro de una Euskal Herria unida e independiente, un Estado Vasco, siguiesen el día del chupinazo las mismas banderas, también la española, como exponente de esa pluralidad de sentimientos, que lógicamente, seguiría existiendo.

    La pregunta es; ¿se aceptaría la presencia de la bandera española en un Estado vasco independiente por quienes hoy apelan al respeto al pluralismo d identidades y a la representación de todas?

  2. La única bandera que realmente une a todos son las cadenas de Navarra. Para unos la de su región dentro de España y para otros, entre ellos yo, la bandera de lo que un día fue la mayor cota de independencia de lo que históricamente fue el «estado» de los vascos aunque durante muy poco tiempo incluyera a todos los vascos a la vez: el reino de Navarra. Dicho lo cual, si quitan la española y la ikurriña todos contentos y eso que la bandera de Arana que era para Bizkaia comenzó muy pronto a ser aceptada como la de todos los vascos precisamente en Navarra y la española se ha impuesto con calzador en el paraíso del Patxaran y los espárragos… la Jota decía: Navarro de nación soy / español si me conviene / o francés el año que viene…

    La Navarra de derechas, sí, la facha, digo bien con la complicidad del PSN- PSOE o supuesto partido de izquierdas del establishment hispano, se ha afanado y con bastante éxito la verdad en borrar la memoria de muchos navarros.

    También es cierto que negar la vasquidad de Navarra es tan artificial como querer vasquizar su ribera… un territorio complejo ciertamente…

    Por último, Asirón ha hecho por otra parte un buen ejercicio de empatía al dejar la española. La empatía debería de ser mutua supongo.

    Esto de las banderas es un puto coñazo la verdad…

  3. Viendo la situación, tenemos que entender, desde mi punto de vista una cosa clara.
    La ley del euskera, que dividía (zonificaba) Nabarra en tres zonas, ha caido. En cuanto se ha podido aquella zonificación, arbitraria, ha saltado por los aires y muchos municipios se han sumado a zonas en las que el euskera es oficial.
    De alguna forma eso representa un sentimiento que se visualiza en la Ikurriña. Pasa que hay gente que la odia y hara todo lo posible para quue no se vea en la cuna de la «LINGUA NAVARRORUM».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *