Dos dimisiones

Para que luego digamos que no dimite nadie. En solo cuatro días de esta semana, entre el lunes y ayer, se han echado a un lado los máximos responsables de dos de las cinco fuerzas con representación política en la demarcación autonómica. Iba a haber escrito que se han marchado por su propio pie, pero lo cierto es que no ha sido del todo así, especialmente en el primer caso. A Alfonso Alonso lo ha mandado a casa —o al puesto que le busquen— una coz genovesa de talla XXL.

En cuanto al ya exsecretario general de Podemos en Euskadi, Lander Martínez, parece que quienes le han enseñado la puerta han sido los propios inscritos de su partido o, afinando más, la perversa metodología de participación de los morados. Me he pasado todas las primarias advirtiendo de que por mucho que se sea el sector oficial y se controle el aparato, bastaría movilizar unas decenas de amigos aquí y allá para hacer saltar la banca. Y teniendo en cuenta que enfrente estaba el señor de Galapagar, fan hasta lo obsesivo de Juegos de Tronos, entraba dentro de lo razonable que triunfara su candidatura favorita.

La pregunta es cuánto y cómo van a influir estas dos bajas en los resultados del 5 de abril. Lo de Podemos intuyo que entre poco y nada, porque está comprobado que a sus posibles votantes les importa más la marca que las personas. Diría que la mayoría ni siquiera sabría ubicar a Miren Gorrotxategi. Otra cosa es el Alonsicidio. Si las perspectivas del defenestrado no eran muy halagüeñas, las de Carlos Iturgaiz, su sustituto en sepia, se antojan aun peores. Se decía ayer que la cosa se ponía interesante. Yo creo que solo más entretenida.

Lehendakari, sí; portavoz, no

Una noticia despistada en la maraña de la actualidad: Lander Martínez será el portavoz de Elkarrekin Podemos en el Parlamento vasco. Enunciada como afirmación, casi cuela. Pero esta vez  el mensaje está en la parte que queda en sombra. Es la versión negativa la que habla: Pili Zabala no será la portavoz parlamentaria de la coalición que la presentó como candidata a lehendakari. ¿A nadie le sale de ojo? Después de intentar convencer a la ciudadanía de que era la persona indicada para asumir la presidencia del Gobierno Vasco, se decide que entre quienes le acompañaban en las listas, hay alguien más idóneo para ejercer la portavocía.

De entrada, se me ocurre que era una información que se debía haber suministrado a los votantes: “Miren ustedes, para Ajuria Enea, sí; para la tribuna de oradores, no”. Pensaba uno que en la inmaculada nueva política no se estilaban ni el ocultamiento ni el culebreo. Todo a la cara. Ya vemos que no. Algún pie para la suspicacia ya da. Máxime, cuando ante lo que los miopes vimos como un incumplimiento de expectativas del carajo de la vela, se nos explicó con tono de institutriz cabreada que estábamos ante una irrupción sideral en la cámara vasca. Bonita forma, entonces, de recompensar a quien ha puesto rostro y alma a ese éxito sin precedentes: relegarla a un puesto ornamental y, en lo sustantivo, a poco más que un dedo que apriete un botón. ¿Que tomará la palabra en las cuestiones de paz y convivencia? No me cabe la menor duda, y será el modo de confesar sin tapujos el tipo de razones a que obedeció su elección, y en el mismo viaje, que se trató de una decisión fallida.

Cantada de Podemos en Bilbao

La sucursal bilbaína de Podemos ha hecho un pan con unas hostias. Las dos concejalas electas de la lista que apoyó tarde y mal —Udalberri— pertenecen, respectivamente, a Equo y Ezker Anitza. Consecuencias, supongo, de ir a unas primarias con unas formaciones que les llevan unas cuantas traineras en organización y que se toman muy en serio concurrir a las urnas. Y si todo se hubiera quedado ahí, ni tan mal. Lo definitiva y pasmosamente patético ha sido que dos militantes  del partido morado —¡y miembros de su parafernalia orgánica!— sí han conseguido entrar en el ayuntamiento gracias a una candidatura fulera que jugaba no ya al despiste sino al engaño puro y duro bajo la denominación de Ganemos-Sí se puede. Abran paréntesis para reflexionar medio rato sobre el voto informado y consecuente del personal, que regaló más de 10.000 sufragios a una manga de rufianes, de los que un par se han hecho con un curro guapo para cuatro años. Como el fútbol, la democracia es así.

Consumado el trile, a los chuleados les ha quedado el recurso al pataleo. El secretario general de la cosa, que es un zagal que ayer andaba por Twitter acusando al lehendakari de robar, anunció la expulsión de la pareja de granujas, como si les fuera a importar algo después de haber pillado dos concejalías en bruto. Para dotar de más patetismo al episodio, se nombra como autor intelectual del desfalco a un tal Madrazo, que de algo quiere sonarme. Y la cuestión de fondo es que las opciones de haber sido de largo la segunda fuerza en el consistorio de la capital vizcaína —números cantan— se han rebajado a una honrosa representación.