Después de los 30, qué?…

foto: noticias.coches.com

De todos es sabido,  que cuando nacemos los bilbaínos, heredamos de nuestros mayores todas sus manías, gustos y demás zarandajas. Heredamos el partido político, el carnicero, la pescadera y hasta el zapatero remendón, y todo esto por qué?, porque son “de toda la vida”.

En la herencia viene también la costumbre de cruzar las calles por donde nos da la real gana “para eso somos de Bilbao” y claro, luego pasa lo que pasa.

En la puesta en marcha de la nueva ordenanza, por la  que los coches no deben circular a más de 30 km. por hora, veo dos problemas a solucionar urgentemente.

Si actualmente con una velocidad de 50, el personal cruza por donde quiere, al disminuir la velocidad a 30 nos dará más tiempo para cruzar tranquilos, o no? seguramente no tendremos que dejar de leer el periódico al cambiar de acera, con lo molesto que es eso, que se pierde el hilo de la noticia.

Otra cuestión son las multas, no es al primero que la han pillado cruzando un semáforo en rojo y  “tacataca” multa al canto. Claro, primero viene la pregunta de rigor – usted no ha visto el semáforo en rojo? – Hombre, el semáforo si lo he visto, al que no le he visto es a usted señor guardia… y ya está liada.

Desde mi humilde opinión, propongo dos fórmulas para solucionar ambos problemas.

Primera: prohibir circular por las calles de la villa a menos de 140 Km por hora, parece una locura, pero sabéis lo que “acongoja” notar el silbido de los coches a esa velocidad, para cruzar la calle haya que ser “muy, pero que muy de Bilbao”. Creo que nos lo pensaríamos dos veces antes de cruzar. Problema solucionado, si es eso lo que pretenden.

Segunda: ya que el uniforme de los guardias pasa desapercibido, para darles más visibilidad –y de paso, saber donde están- se les podría poner unos pirulos giratorios luminosos en la gorra, de forma, que estén visibles desde cualquier ángulo y de esa forma no tengan que gastar talonarios en multarnos. Puede ser un ahorro de papel para el consistorio.

Esto solo lo digo por ayudar.

Agur

El Bilbao de los milagros…

Foto: urbanity.es

Desde pequeño, siempre he oído decir que Bilbao no se ha caracterizado por ser una capital  donde los milagros se hayan prodigado en abundancia. Eso no quita, que uno de los más oídos y comentados haya sido, el ocurrido hace mucho tiempo en la Plaza de los Santos Juanes.

Parece ser, que antaño en la Villa existía una larga nómina de lisiados, en parte debido a los muelles –la carga y descarga de los barcos producía muchos accidentes- y en parte a la minería. El Ayuntamiento corría con las ayudas económicas a esas personas y dado que el número aumentaba día a día, bien por los accidentes o bien por la “picaresca”, el caso es que llegó un momento en que el erario público se tuvo que plantear dichas ayudas.

Algún prócer del ilustre consistorio, conociendo que había mucho “receptor enmascarado” tuvo una brillante idea y la puso en práctica. Decidió juntar a todos los beneficiados de las ayudas en la plaza de los Santos Juanes, comunicándoles que iban a recibir una ayuda extra del Ayuntamiento. Debió ser un espectáculo ver la llegada de ordas de lisiados con sus muletas, cabestrillos y demás artilugios propios de la traumatología de la época. Cuentan que la plaza se llenó, y mientras escuchaban atentamente al Sr. Concejal, “alguien” soltó un novillo en la plaza, y aquí es donde viene el milagro, gracias a la intermediación de los Santos Juanes, más de la mitad de los lisiados soltaron sus aparatos y salieron corriendo, confirmando así que el milagro se había producido. Gracias a Dios.

Nadie me ha dicho que pasó con los verdaderos heridos, espero que el novillo tuviese piedad con ellos. Al final, el Ayuntamiento contento –ya le cuadraban las cuentas- y otros no tanto –se les acababan las vacaciones-.

Lo cuento como me lo han contado, y es posible que haya muchas “variantes” del tema. Si sabéis de alguna, me gustaría conocerla.

Mirándolo bien, ahora que el Gobierno Vasco anda buscando a los defraudadores de las ayudas, bien les podría servir el sistema. Lo digo solo por comentarlo.

Agur

La furgoneta fantasma….

Foto: elgranapagon.blogspot.com

Uno de los muchos productos que han desaparecido del mercado con el paso del tiempo o bien han cambiado de  nombre, ha sido el “blancoespaña”. Recuerdo el arduo trabajo que suponía andar con el pincelito pintando las juntas de los azulejos y esperar a que secase, para limpiar los restos del susodicho.

Esto viene a cuento de un comentario que me hizo mi amigo Jose el otro día al recordar a los charlatanes de La Casilla. Parece ser, que por esas épocas y coincidiendo los domingos con los vendedores, en dicha plaza aparecía una furgoneta con los cristales traseros y laterales pintados por dentro con “blancoespaña”, de forma que no se veía nada de lo que ocurría en su interior. El público expectante, se agolpaba formando corrillos, intentando adivinar quién iba a ser el “afortunado”. El artista, desde dentro de la furgoneta y a través de un agujero observaba a la gente, elegía a uno y comenzaba a pintarle la silueta en el cristal por dentro, el dedo iba dando forma a una cara, el asombro era general, y el juego consistía en adivinar de quién era ese rostro que poco a poco iba apareciendo. El pintor era bueno y la caricatura salía genial, de forma, que una vez descubierto, al “retratado” no le quedaba más remedio que pagar al pintor por la obra de arte entre el regocijo y admiración del resto de concurrencia.

Parece ser que esta operación la repetía con tres o cuatro personas más ya que esa era la cantidad de cristales pintados de blanco que le quedaban. Acabada la faena, el “genio” se marchaba con la furgoneta a otra parte, no sin antes haber vuelto a pintar por dentro los cristales con su “blancoespaña”.

Para que luego digan que la era “digital” es la de ahora, que sabrán estos “txotxolos”.

Agur