Víctima del maltrato

 

Creo que apenas tenía 17 años cuando tuve mi primera experiencia de maltrato a una mujer. Maltrato machista. Entonces creo que no fui consciente de lo que era, ni de lo que realmente significaba. Por supuesto, por entonces  todavía no se había instaurado el 25 de Noviembre como el Día para la  eliminación de la violencia en contra de las mujeres. El maltrato machista tampoco “existía”: o se silenciaba o la noticia era muy escabrosa y aparecía en los periódicos como un asesinato más, al estilo de lo que durante años se hizo en El Caso.

Sólo supe que una compañera de trabajo había dejado a su novio. Una tarde cuando volvía a su casa en coche aparcó en su garaje y a la salida estaba su ex esperándola para darle una paliza. Y se la dio. Eso fue de lo que me enteré. Tuvo que ser ingresada en el hospital. Aquellos días andaba yo haciéndome unas pruebas en el hospital y me pareció de lo más normal pasar a visitarla. Cuando abrí la puerta, vi a una mujer con la cara amoratada y llena de heridas (las piernas estaban tapadas), un brazo escayolado, el suero y varios medicamentos entraban en sus venas… Tuve un shock. Pero lo que no he olvidado -y miren que han pasado años- es su cara al verme: ladeó la cabeza para no mirarme y se puso a llorar… posiblemente de  vergüenza. Sólo alcancé a decir su nombre, me di la vuelta y me marché llorando  de pena, de rabia y de impotencia. Sin embargo, a su alrededor todo se trató en susurros. No era un tema público. Nadie hablaba de violencia machista, ni siquiera de maltrato. Por supuesto nadie habló de denunciarlo. Es que el novio era muy “rarito y especial”. Lo que era realmente es un despreciable maltratador como todos aquellos que están detrás de los 4.858 casos de violencia machista que hubo en Euskadi en 2011, lo que significa 13 casos al día y un 13,4 por ciento más que en 2010. Hasta octubre, ya son 4.194 casos los contabilizados, 149 más que el año anterior.

Otros datos que ponen los pelos de punta: en Euskadi en el 2011 crecieron las violaciones un 42% más que el año anterior. El 30% de las mujeres víctimas de la violencia machista tienen menos de 30 años. Una de cada tres mujeres vascas soporta algunas formas de violencia machista de alta o baja intensidad, pero lo desconoce porque no es consciente de que la relación mal llamada amor esconde una situación de violencia de género. El número de menores de edad, de entre 14 y 17 años, enjuiciados por delitos relacionados con la violencia de género ascendió a 778 desde 2007, una cifra que representa un aumento del 23,7% entre 2007 y 2011…suma y sigue!

Ante esta evidente escalada de violencia contra las mujeres, no queda más que trabajar profunda y contundentemente en la prevención, concienciación y educación. Pero hay que ir más allá. Se presenta a las mujeres como víctimas que necesitan protección y asistencia, más que sujetos activos que luchan por sus derechos y por su independencia. Y esto tiene que cambiar. Las acciones suelen estar orientadas hacia el tratamiento de las consecuencias de la violencia, a través de la asistencia, cuando lo que se necesita es un cambio estructural de la sociedad heteropatriarcal a través de medidas educativas de carácter integral y de la reeducación de los maltratadores a partir de la primera señal de violencia. De otra forma, parece que encima son las mujeres las que tienen la responsabilidad de acabar con la violencia machista  a través de sus denuncias.

Sólo así se podrá poner fin a esta lacra, trabajando conjuntamente de organizaciones sociales y políticas, instituciones y gobiernos: poniendo las bases hacia esa necesaria transformación social, reconstruyendo la educación, superando los falsos mitos sobre la sexualidad y las relaciones, y rompiendo con el modelo de familia tradicional. No queda otra!