Coitus Interruptus!

Sin duda uno de las mejores noticias de la constitución del nuevo Parlamento Vasco-Eusko Legebiltzarra es que esté compuesto por más mujeres que hombres. Es además, un hecho histórico (en el Parlamento de 2005 hubo una mujer más) por el que hay que felicitarse, y desde luego es un buen momento para reconocer que si estamos teniendo la suerte de vivirlo, no es por casualidad y que la lucha feminista y el movimiento de mujeres tiene mucho que ver en esta podríamos decir, victoria. Justo es reconocerlo, porque muchas mujeres antes que nosotras lucharon por la participación de las mujeres en política, baste como ejemplo que nuestro derecho al voto en Euskadi cumplirá el próximo 5 de noviembre 83 años, cuando las mujeres votaron por primera vez con motivo del referéndum del Estatuto Vasco, 14 días antes que en el resto del Estado.

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Largo recorrido desde entonces. Largo y doloroso porque además de la dificultad intrínseca de llegar a entrar en el ámbito público, coto privado por excelencia de los hombres, las mujeres que lo hicieron han sufrido el castigo de la invisibilización a lo largo de muchos, muchísimos años. Mujeres que tanto en la República como después de la Dictadura franquista (durante la misma apenas hubo mujeres en cargos públicos ya que uno de los pilares de la ideología del régimen era el rol de las mujeres en el ámbito doméstico) han sido políticas que poco a poco sembraron la simiente de lo que hoy estamos recogiendo. Así que las 41 mujeres que hoy forman parte de la XI Legislatura en el Parlamento Vasco, son un logro histórico en todos los sentidos. A mí desde luego me hace sentirme muy orgullosa. Son esos pequeños pasos, que a base de insistir e insistir (y sobre todo resistir), permiten grandes avances, aunque parezca una paradoja.

la revoluicon sera femnista o no será

Ahora lo importante, diría yo lo esencial, es que esa presencia femenina se convierta en la clave de la transformación de nuestra sociedad. Más allá de los números, más allá de las fotos, en definitiva, más allá del “postureo”, los partidos tienen que aprovechar este caudal político, esta savia nueva con inteligencia, porque es indudable que el nuevo ciclo político es feminista y tienen que realizarse propuestas que apunten hacia un cambio de modelo de sociedad en el que la integración de las mujeres en la totalidad de los ámbitos de la vida y su reconocimiento por parte de todas las personas, constituya el motor del cambio global.

Es preciso por tanto poner en marcha políticas feministas en la agenda política incorporando las acciones necesarias desde una perspectiva de género, es decir que analicen cómo afectan a la igualdad social, económica o política de las mujeres para así adoptar las medidas correctoras necesarias, llegando incluso a desestimarlas si contribuyeran a aumentar la desigualdad. Y esto pasa por la imprescindible desmasculinización de la política.

We dont need another hero

De lo contrario, no vaya a ser que todo esto se quede en una especie de «coitus interruptus» que no lleve a nada y que vuelva a arrinconar a las mujeres en asuntos que sólo tienen que ver con ellas y al final no se resuelva lo urgente e imprescindible. Las mujeres han de estar en todos los ámbitos de la política: en economía, hacienda, empleo, industria y energía. Debemos liderarlos, y eso también es trabajo nuestro. Se acabó el tiempo de ser consideradas ciudadanas de segunda y comienza el futuro escrito con nombre de mujer. Un futuro en el que por supuesto nos queremos vivas y empoderadas. Un futuro en definitiva, en el que sin duda, vamos a ser protagonistas.

Annie Peck: las mujeres en la cima!

«Mi siguiente pensamiento fue hacer un poco de exploración genuina, a la conquista de un pico virgen, para alcanzar una cierta altura, donde ningún hombre (enfatizado) hubiera estado antes.» Annie Peck

Annie Peck fue una erudita pionera, escritora, arqueóloga, aviadora, y alpinista que estableció records como escaladora en los siglos XIX y XX. Y también fue una feminista que llevó su lucha por el sufragio femenino hasta las más altas cumbres. Dedico este post a esta intrépida y poco conocida aventurera, además de nuestro espacio “No somos recién llegadas” de Radio Euskadi, dedicado a visibilizar mujeres a lo largo de la Historia.

Annie nació en 1850 en Rhode Island en EEUU un 19 de octubre, es curioso porque sólo un día antes nacía en Madrid Pablo Iglesias, el fundador del PSOE y de la UGT, muy de actualidad en estos momentos. Para no perder la perspectiva histórica: por entonces todavía no se había producido la Guerra de Secesión en Norteamérica,  que tuvo lugar entre 1861 y 1865, cuando nuestra protagonista de hoy era sólo una adolescente que recibió una educación esmerada en lenguas clásicas.

Quiso ir a la misma universidad que su padre y sus hermanos pero fue rechazada por ser mujer. Consiguió entrar en la de Michigan que acababa de abrir sus puertas a las mujeres. Más tarde, se trasladó a Europa donde fue la primera mujer que asistió a la Escuela Americana de Estudios Clásicos en Atenas.

Mujer realmente extraordinaria, fue justamente en Grecia donde descubre el montañismo, su verdadera pasión, viajar para escalar picos por todo el mundo. Era un deporte que además de ser muy nuevo por aquel entonces, apenas lo practicaban las mujeres. Para pagar sus expediciones Annie imparte conferencias sobre arqueología griega y montañismo…

Tremendamente inteligente, era políglota ya que hablaba varios idiomas y viajaba allí donde tenía posibilidades de montar una expedición conquistando algunos de los picos más altos de América  y Europa. De hecho, a la edad de 45 años conquistó el monte Matterhorn, en Suiza y se hizo famosa, pero desafortunadamente no por su pericia conquistando la cumbre, sino porque fue la primera mujer que lo hizo vestida con pantalones, es decir lo que entonces se calificaba como vestimenta de hombre, por lo que muchas mujeres en aquella época fueron denunciadas.

Era el año 1895, año en el que nacía uno de las artes que más amamos y más satisfacciones nos ha dado: el cine. Dicen que las personas que asistieron a la primera proyección de los Lumiere, se asustaron cuando vieron un tren que parecía que se abalanzaba sobre ellos en la pantalla… ¿se imaginan qué emoción?

Hay que resaltar que Annie Peck fue una ferviente activista por el voto femenino a principios del siglo XX. Recordemos que el primer país en aprobarlo fue Nueva Zelanda en 1893. Pero en EEUU no se consiguió hasta 1920. En el Estado español en 1931. De hecho, cuando en 1911 Annie escaló el Monte Coropuna en Perú, con 61 años, colocó una bandera, en la parte superior del pico, en la que se leía «Voto para las Mujeres». En este país, Perú, no se conseguiría dicho derecho hasta 1955.

Poco antes había encabezado la expedición que le llevaría a la cima del Nevado de Huascarán en Perú, marcando el récord de ascensión femenina en el Hemisferio Occidental. La cara norte de esa montaña lleva su nombre. Todo ello en una época en la cual era realmente peligroso subir a las cumbres, ya que no existían los avances que podemos disfrutar hoy en día.

Pero a Annie le encantaban los desafíos. A finales de la década de los 20 no dudó en subirse a un avión en un viaje que sobrevoló Sudamérica, siendo uno de los viajes más largos de la época. Y fue así, viajando, cuando se sintió enferma. Esta impenitente viajera, estaba en pleno viaje alrededor del mundo cuando visitando Grecia se sintió mal y pidió volver a Nueva York. Poco después moría con 85 años… una vida intensa. Siempre dijo que el lugar de las mujeres estaba en la cima… Tomemos nota!

La auténtica Republicana!

Clara Campoamor sello

Clara Campoamor fue una política pionera del feminismo y defensora de los derechos de la mujer,  entre ellos, el derecho al voto por el que luchó hasta conseguirlo. También abogada, fue una de la mujeres que consiguió situarse entre los personajes más destacadas de la segunda y tercera década del siglo XX.  Hija en una familia humilde siempre quiso estudiar, pero empezó siendo modista a los 13 años y después de muchos trabajos para pagarse sus estudios, se licenció en Derecho a los 36, realizando la carrera en dos años lo que demuestra su brillantez intelectual. Comienzó entonces a ejercer como abogada, algo inusual en aquella época, siendo la primera mujer que actúó ante el Tribunal Supremo, lo que le dio una gran relevancia en su momento.

Republicana convencida, (puedes escuchar el espacio radiofónico «No somos recién llegadas que le hemos dedicado clickando aquí) proclamaba ella misma: República, República siempre, me parece la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos. Objetivamente considero a la República superior a cualquier otro régimen”.

Formó parte, siendo la única mujer, del Comité que redactó la Constitución de la II República. Los periódicos de la época dicen que el 14 de abril de 1931 celebró la llegada de la República desde el balcón del Círculo Republicano de San Sebastián, cuidad en la que pasó muchas temporadas y a la que se sentía muy unida. Fue elegida diputada por el Partido Radical siendo una de las primeras diputadas, junto con Victoria Kent, y precisamente fue con ella con quien protagonizó una de las polémicas históricas por su divergencia en la defensa del voto femenino.

Clara defendía a ultranza el derecho al voto de las mujeres como parte de los derechos fundamentales de las mismas. Victoria Kent, también feminista, negaba el derecho al voto a las mujeres porque argumentaba que todavía no estaban preparadas y que cuando votaran lo iban a hacer aconsejadas por sus maridos y por sus confesores, con lo que su voto iría a la derecha. Simplemente, una defendía los intereses de su partido y Campoamor el derecho de las mujeres por encima de todo. Hay que tener en cuenta que en aquellos debates por el derecho al voto de las mujeres que tuvieron lugar en el Congreso, no sólo la derecha, sino también la izquierda, se oponían con diferentes argumentaciones. Llegaron algunos diputados a pedir que se concediera el voto a las mujeres a partir de los 45 años!  Y argumentaban que las mujeres no podían participar en política porque “se produciría una crisis cada mes”!

Pero afortunadamente y con una diferencia de sólo 40 votos se aprobó el derecho al voto femenino. Aquel 1 de octubre de 1931, el 40 % de los diputados no asistieron a la votación. En 1933 la derecha ganó las elecciones y la izquierda en vez de hacer un ejercicio de autocrítica debido a su propia fragmentación, echó la culpa al voto femenino. Clara perdió su escaño. Poco después estalló la guerra civil y se exilió. Murió en Lausana de cáncer a los 84 años. Pasó casi la mitad de su vida en el exilio.

Hasta hace muy pocos años apenas existía alguna biografía editada sobre su figura. Dicen que el Instituto de la Mujer tenía una que la guardaba como oro en paño. Últimamente se está reivindicando su personalidad y visibilizando la vida de esta insigne y brillante política y abogada, siguiendo la estela de lo que ella también hizo durante su vida. Clara realizó una gran labor para que quedase constancia del paso de las mujeres por la historia y criticó que a cualquier hombre, por poco que hubiera hecho, se le perpetuaba en una estatua de bronce y que sin embargo, a ninguna mujer se la homenajeaba así. Ella ha llegado a tener su propio busto en bronce pero además, muchísimas asociaciones de mujeres, casas de cultura y centros cívicos llevan su nombre... estoy segura de que ella estaría más orgullosa de todo esto, pensando que esa es la verdadera estela que nos ha dejado!