¿QUIÉN ES FERNANDO FERNÁNDEZ SAVATER EL REDACTOR DEL PANFLETO?

Viernes 7 de abril de 2017

Fernando SavaterEn su día conté como fui compañero de pupitre de Fernando Fernández Savater en Donostia. Y como hoy le he visto en todos los medios como el gran cerebro redactor de un infumable texto contra el acontecimiento del desarme de ETA, lo vuelvo a publicar para que se vea la doblez del personaje.

En este trabajo transcribo algunas de las perlas que escribió en EGIN cuando opinaba de la misma manera que HB y mucho más activamente que los del comunicado de ETA. Con ésto se ve la doblez del tipo y de como manipula la realidad a su gusto. Para él, todo esto es una peana en la que se sube para realzar su figura de cruzado que es lo que le interesa. Un tipo amoral y manipulador.

En definitiva un personaje deleznable.

Marzo de 1955. Un trasatlántico, el Marqués del Comillas atraca en el puerto de Santurce. Procedía del puerto de La Güaira (Venezuela). Dentro, entre los pasajeros, una madre y cuatro críos. Su marido, 18 años después de terminada la guerra, no podía viajar con ellos. Era un nacionalista vasco del PNV.

Durante la travesía, había prestado películas para que los chavales se distrajeran. El Gordo y el Flaco, Abbot y Costello, El Pájaro Loco. Pero no se dio cuenta que entre éstas se había colado una con la inauguración del Centro Vasco de Puerto La Cruz. En ella podía verse al Lehendakari Aguirre, así como ondear la ikurriña. Al ver estas escenas, el conde de Vallellano, presente en la sala, furioso, se puso de pie y pidió la suspensión de las proyecciones. Había sido ministro de Franco y alcalde de Madrid.

Al llegar a Santurce, la buena señora fue detenida, delante de sus hijos. El mayor era yo.

Ésa fue nuestra entrada gloriosa en Euzkadi y Donosti. Vivíamos en la calle Prim y me inscribieron en los Marianistas, en la cuesta de Aldapeta. El compañero de pupitre era hijo de un notario. Se llamaba, y llama, Fernando Fernández Savater.

Fui no sólo compañero de pupitre, sino amigo. Con pantalones cortos y la medalla de la Cruzada milagrosa, yo nunca pasé de aspirante, él llegó a Cruzado, comulgábamos los primeros viernes de cada mes para desayunar un pan tierno con chocolate en los comedores del colegio. Era el nacionalcatolicismo que a mí me cambió el nombre a Ignacio, y a mi hermana a Amada (Maitena), a mis hermanos a Juan (Jon) y Luis (Koldo).

Mi Aita, a través del embajador de Venezuela, logró dos cosas. Que me devolvieran el nombre y que cuando estudiara la asignatura Formación del Espíritu Nacional, yo saliera de clase.

Recuerdo la impresión que me causó el piso de Fernando en la Avenida donde su padre tenía las oficinas de la notaría. Cuando llegué a casa les dije que allí no había visto más que mostradores, aunque con Fernando, aficionado al teatro, representábamos ante sus padres y familiares pequeñas obritas de teatro, que él imaginaba. Digo bien, porque a imaginación y a fertilidad redaccional no había quién le ganara.

Recuerdo asimismo que siempre le comentaba que cuando hablaba se la pasaba dando vueltas sobre sí mismo. Me contestaba que él era así.

Podía contar muchas cosas de aquellos años en los que más o menos recibimos una educación parecida pero, como dice Javier Elzo, lo que importa es la familia y las amistades, no tanto el Colegio, aunque ahora a Fernando le haya dado por agredir a las Ikastolas. Y ya se ve. Yo siempre he andado en el PNV, y creo ser un tipo normal y en relación al rechazo de la violencia tanto o más que él.

Lo he visto poco y hablado menos. Hijo de Notario, abandonó pronto Donosti. Manuel Rivas nos hizo un cara a cara hace unos años en El País. Estaba más tratable y no tenía esa pose teatral antinacionalista, porque llegó incluso a reconocer que el PNV en el Gobierno vasco lo había hecho muy bien. Ahí está la hemeroteca.

Por eso no entiendo su actual agresividad y su ataque genérico al nacionalismo, de no ser porque su actual postura le es más eficaz a la hora de la interpretación de un papel. Y lo digo con datos.

Fernando Fernández Savater no ha dicho siempre lo que dice ahora. Todo lo contrario. ¿Sabía usted que Savater era un asiduo colaborador del periódico Egin?. ¿Sabía usted que escribía cosas como éstas?:

«…nunca dudé del derecho de los vascos al pleno reconocimiento de su lengua, sus costumbres, sus peculiaridades y su autodeterminación política plural y democrática. Sigo, desde luego, pensando exactamente lo mismo».

«…lo que no llega a aceptarse es que el nacionalismo vasco no es el capricho absurdo de unos pocos ni una autonomía de esas postizas que ahora gustan tanto a los nuevos jacobinos, sino una decisión irreversible y mayoritaria, con auténticas raíces y abonada por años de marginación y que nada sacará la democracia intentando cocear contra él explícita o disimuladamente…».

Otro trabajo titulado Euskadi como cuestión de Estado incluye estas perlas:

«Lo primero que hay que constatar es esto: el nacionalismo vasco, sentimiento surgido por obra y gracia de la represión (no olvidemos que ETA no es un fruto de la democracia, sino un regalito envenenado que nos dejó el franquismo), recibe un uso político en manos de determinados sectores, luego no podría ser contrarrestado más que por un uso político y no sentimental o arrebatado de la idea de España. Empeñarse en combatirlo a base de exasperar el nefasto patriotismo unitarista español sólo puede contribuir a mantenerlo y alentarlo. Es ridículo que el Partido Socialista acepte convertirse en exclusivo beneficio de sus adversarios políticos en una versión doméstica de los tercios de Flandes con base operativa en Euskadi, sea en nombre del respeto a la legalidad constitucional, sea por cualquier otra trampa saducea».

En otro artículo en El País en 1984, comentando las actuaciones del GAL, dijo:

«…me espantó que se dijera recientemente en Vizcaya por labios supuestamente socialistas que la gente que está harta de que todos los muertos sean del mismo lado. La gente que no se harta de que haya muertos, sino de que sean de un solo lado, no es gente, sino gentuza».

En otros artículos relacionados con la Constitución:

«…la Constitución insiste fastidiosa y hasta provocadoramente habida cuenta de los resentimientos creados en la intangibilidad de la unidad patria…».

«Pese al tiempo que lleva funcionando (…) nadie se cree del todo lo de que España es Una (que sea Grande y Libre siempre fueron impertinentes y piadosas aspiraciones). Pese a los esfuerzos por beatificarla como nada menos que «sagrada», lo cierto es que la unidad de España es más bien un fracaso histórico y todo lo más un reto político. Por decirlo de una vez: al menos dos importantes componentes del cocktail hispánico, en el País Vasco y Cataluña, nunca se han sentido auténticamente España, sino prisioneros de España, colonias de España o víctimas de España…».

No respeto en nada a Fernando Fernández Savater aunque es evidente que es muy valorable su agudeza e inteligencia, pero lo protagonizado en aquella campaña en el Kursaal, atacando como lo hizo al nacionalismo democrático, no sólo fue injusto, calumnioso y de no recibo, sino profundamente inquietante en quienes dicen apostar por la convivencia.

Su alusión a Gernika y a la guerra civil es comprensible en Paco Maruenda, Jimenez Lossantos, y Eduardo Inda. No en quien se cree el Sartre español. El Lehendakari habló de Gernika en el 64 Aniversario de su bombardeo. Por cierto, el PP hace dos años en el Congreso dijo que a Gernika la había bombardeado Franco.

Los dos estudiamos en los Marianistas y los dos tuvimos la misma educación aquellos años franquistas, salvo mi vacío formativo al no estudiar la Formación del Espíritu Nacional de Falange. ¿Tanto influyó esta circunstancia?. ¿Volverá a decir Fernando lo mismo que escribía en los años ochenta?. ¿Cree de verdad que su antiguo compañero de pupitre es un monaguillo de ETA?. ¿Prefiere Fernando que le jaleen embelesados sus antiguos adversarios y no le reconozcan sus compañeros de infancia?. ¿Le da tanto protagonismo a ETA para que sea esta organización terrorista la capaz de impedir una convivencia en el respeto?.

Desde luego escuchándolo en el Kursaal parece preferir la trinchera al pupitre. Ese papel le es muy rentable.

En el fondo no busca la paz, ni reivindica la libertad. Sigue como cuando era un crío dando vueltas sobre sí mismo, importándole un bledo su labor destructiva de una posible convivencia. Y es una pena, pero él sabe que la foto del Kursaal le sirve en ciertos ámbitos donde ahora ejerce de Sumo Sacerdote. Y eso es demasiado gratificante, como para perderlo buscando soluciones a los problemas.

Afortunadamente ETA se desarma, aunque Savater no lo haga. Dentro de poco se disolverá y el pobre Savater se quedará sin este trabajo de bufón de corte pues él jamás ha sido víctima del terrorismo, sino se ha aprovechado desgraciadamente de algunas víctimas del terrorismo. Patético.

 

2 comentarios en «¿QUIÉN ES FERNANDO FERNÁNDEZ SAVATER EL REDACTOR DEL PANFLETO?»

  1. Que útil Iñaki, es tener buena memoria y um mejor archivo para recurrir a la hemeroteca como recurso y desenmascarar a un personaje como Fernando Savater, supuesto paladín de la ética……. su ética
    gracias y con tu permiso lo colgaré en Facebook

  2. Más allá de aspectos formales y del resentimiento evidente desde el que está escrito el artículo, parece que se da a entender que Savater tiene ese pasado guardado en un armario: justo lo contrario, como puede comprobarse en este artículo: https://elpais.com/diario/2010/11/26/opinion/1290726011_850215.html

    Para algunos es motivo de orgullo pensar siempre lo mismo, incluso pensar lo que pensaron ancestrales antepasados. Las personas racionales piensan de manera diferente. Por eso no estamos ahora en el Paleolítico

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